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Personas refugiadas
Lo que nos jugamos en Lesbos
El rearme de la extrema derecha en Lesbos y las islas griegas no es solo una amenaza para la vida de miles de personas, es la fuerza de choque que permite que los verdaderos responsables se limpien las manos. El Gobierno español y el resto de gobiernos de Europa deben actuar ya. Basta de mirar para otro lado.
En Lesbos se juega una partida en la que los derechos humanos son lo único menos importante que las necesidades y deseos de los refugiados. El Gobierno griego suspendió unilateralmente la Convención de Ginebra el pasado 1 de marzo. Suspendió el derecho de asilo con el respaldo de la UE —tanto de la Comisión, como del Consejo y del Parlamento—. Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, “agradeció” (sic) a Grecia ser el "escudo europeo” (sic).
Desde entonces hemos visto cómo guardacostas griegos disparaban fuego real contra refugiados indefensos en el mar, organizaciones de juristas pro derechos humanos han documentado deportaciones colectivas prohibidas por la legislación internacional, el New York Times descubrió que Grecia estaba usando cárceles secretas para migrantes indocumentados cerca de la frontera con Turquía y el gobierno heleno ha usado la pandemia de covid-19 como excusa para restringir la movilidad y los derechos de los refugiados.
Grecia impuso una severa cuarentena en marzo, como la mayoría de los países europeos. En mayo el estado de alarma se fue levantando paulatinamente en todo el país, excepto en los campos de refugiados de las islas. Cuando se quemó Moria, sus habitantes estaban encerrados allí desde marzo. Para ir a la ciudad se les exigía un permiso gubernamental que en la práctica era imposible de conseguir. Hemos explicado en mil y un reportajes las horribles condiciones de vida que había en Moria; no me detendré a explicarlas de nuevo. Solo quiero recalcar que el acceso a la higiene era imposible en un campo donde el hacinamiento y la masificación obligaban a hacer cola para todo.
Lesbos fue conocida en todo el mundo como la isla de la solidaridad. Sus habitantes fueron candidatos al Nobel de la paz. Ahora, el porcentaje de población local favorable a los refugiados es cada vez más pequeño
La primera ola de covid-19 en Grecia pasó, afortunadamente, con muy poca incidencia. La segunda no. La segunda está provocando contagios en todo el país y, a diferencia de la primera, llegó a Moria. El día antes del incendio las autoridades habían detectado 35 positivos en el campo de refugiados y poco más de un centenar más en el resto de la isla.
Las autoridades no quisieron evacuar de Moria a las 35 personas que dieron positivo. El miedo y la paranoia se disparó entre los refugiados, conscientes de la imposibilidad de mantener distancia social o siquiera lavarse las manos. La dirección del campo dijo que construiría cabañas para mantener aisladas a esas personas en el propio campo. La indignación por ello, sumada a la frustración acumulada durante meses o años se hizo insostenible. Una vez más desembocó en peleas masivas por la noche. Así es como comenzó el fuego.
Fronteras
Un incendio devasta el campamento de refugiados de Moria
Más de diez mil personas han sido evacuadas del campamento de Moria, que ha quedado destruido por el fuego.
Tras el incendio, decenas de miles de personas están a la intemperie. Las autoridades no han localizado a nueve de las 35 las personas positivas. La policía bloquea el acceso a Mytilini, la capital de la isla. Les ha obligado a acampar en el arcén de la carretera, el aparcamiento de un supermercado o una gasolinera. Los casos de covid se están disparando pero no hay acceso a PCR. Varios voluntarios que tratan de atender la emergencia, que sí han podido hacerse pruebas, han dado positivo.
Los intereses en juego
El Gobierno quiere lanzar un mensaje de firmeza. Sabe que a su electorado no le importan los más mínimo los derechos humanos de los refugiados y cualquier preocupación al respecto será interpretado como una cesión. Lesbos fue conocida en todo el mundo como la isla de la solidaridad. Sus habitantes fueron candidatos al Nobel de la paz. Pero ahora, el porcentaje de población local favorable a los refugiados es cada vez más pequeño. Los dueños de la gasolinera y el Lidl han cerrado el agua corriente y los baños. La mayoría de los comercios cercanos se niega a venderles comida o agua.
Entre la población local el sentimiento más común ahora es el hastío. Están hartos de que haya tantos refugiados en su isla. Un porcentaje cada vez mayor de la población autóctona considera que un número tan alto de refugiados supone saturar los servicios públicos y el transporte de la isla, así como deteriora la imagen de la misma. Las ideas explícitamente racistas, que hasta hace poco eran minoritarias, crecen cada vez más en el caldo de cultivo del hastío.
Los fachas griegos ven a los refugiados como peones musulmanes que envía el neo-sultán Erdogan para conquistar Grecia
Desde hace años, los ataques racistas contra refugiados y ONG no dejan de multiplicarse. Los puntos de inflexión fueron los progromos de 2018 y la oleada de ataques de febrero de 2020. Durante la pandemia se redujeron los ataques debido al confinamiento, aunque nunca cesaron del todo. Ahora los grupos organizados antirefugiados ven en el incendio la ocasión que esperaban para culminar su estrategia de expulsar a los solicitantes de asilo.
Al día siguiente del gran incendio, grupos de vecinos cortaron con camiones todos los accesos a Moria. Quieren que sea imposible limpiar los terrenos y habilitar el campo de nuevo. Su estrategia pasa por empeorar aún más las condiciones de vida de los refugiados hasta que se mueran o sean trasladados. Hay casi 4.000 niños y niñas en esta situación.
Desde la desaparición de Amanecer Dorado, en Lesbos no hay una organización de extrema derecha, en el sentido formal. Se trata más bien de un amalgama que explica el antifascista Kapios Tadopoulos —identidad en redes de un activista que por motivos de seguridad prefiere mantener el anonimato—: “Especialmente en cuentas locales de Facebook, se dio una espacio a los xenófobos y racistas que constituyen una gran parte de la población de derechas de la isla. A ellos se unieron los miembros de Amanecer Dorado que, de alguna manera, se han quedado poco a poco huérfanos del liderazgo del partido. Ahora todos han formado un único grupo en la isla. Ya no se distingue quién lleva la esvástica y quién es de derechas. Son casi todos un solo cuerpo, se han unido”.
Los ataques de la extrema derecha son instrumentalizados por las autoridades locales, el gobierno griego y las instituciones europeas para incumplir sistemáticamente las obligaciones impuestas por el derecho internacional humanitario
El fuego ideológico que aviva la extrema derecha en las islas griegas es el conflicto con Turquía. Un conflicto territorial, histórico, con implicaciones religiosas alimentado por los nacionalismos de ambas orillas que requeriría de mucho más espacio que lo que permite este artículo. Los fachas griegos ven a los refugiados como peones musulmanes que envía el neo-sultán Erdogan para conquistar Grecia. Una gran parte del Gobierno griego está ideológicamente alineada con esta posición y la otra parte, más cínica, sabe que, aunque eso es una burda mentira, le reporta votos.
El rearme de la extrema derecha en Lesbos y las demás islas de Grecia no es solo una amenaza para la vida de miles de personas. Los ataques de la extrema derecha son instrumentalizados por las autoridades locales, el gobierno griego y las instituciones europeas para incumplir sistemáticamente las obligaciones impuestas por el derecho internacional humanitario. Los fachas son la fuerza de choque que permite que los verdaderos responsables se limpien las manos.
Frente a ello, no basta con no estar de acuerdo con los fachas. No basta con sentir compasión. No es momento de expresar solidaridad. El Gobierno español y el resto de gobiernos de Europa deben actuar ya. Basta de mirar para otro lado; reubicación inmediata y sin condiciones de todos los solicitantes de asilo de Lesbos.
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Estan completamente locos??? "reubicación inmediata y sin condiciones de todos los solicitantes"??? Es la idea mas estupida posible! Alli hay muchos hombres de la ISIS y ahora quieren que llegan todos a Europa din documentos sin problemas y hacen atentados y crimen donde quieran?? Hay que controlar bien el motivo porque llega cada persona y quien es exactamente! Mejor que se quedan en su continente.
Nuestro gobierno, el más de izquierdas de la historia de la democracia, no lo permitirá. Además el vice presidente es muy amigo de Tsipraa, a ver si escribe un twit y frena esto.
Ojalá tengas razón y ojalá este gobierno que tenemos fuera más de izquierda.