“Atareadas en hacer feminismo, las mujeres feministas no se han preocupado demasiado en definirlo”. Victoria Sau en su libro Diccionario Ideológico feminista.
El feminismo surge formalmente a finales del siglo XVIII como movimiento social y político donde las mujeres empiezan a tomar conciencia como colectivo maltratado, oprimido por una sociedad de hombres. Bajo las reglas del patriarcado que las domina, empiezan a empoderarse buscando la liberación de su sexo con los cambios necesarios para doblegar su condición.
En la actualidad, creo que necesitamos de un análisis más concreto de lo que supone y es el feminismo, de los pasos a delante, de las trampas que nosotras mismas nos imponemos, de las contradicciones, de los repartos de “carnet” de feminista, de su instrumentalización y prejuicios. Conseguir hablar de un “feminismo revolucionario”.
Con este artículo no pretendo ser demasiado crítica con nosotras, sino, humildemente, plantear que debemos ir más allá y abrir el debate. El feminismo tiene que intentar romper las barreras a las que nos hemos acostumbrado, cuestionando todas sus particularidades. ¿Debemos actuar como colectivo y conseguir trascender o buscar la liberación individual? Simone de Beauvoir, acertada desde mi punto de vista, decía que “el feminismo es una forma de vivir individualmente y de luchar colectivamente”.
Un feminismo activo y rupturista debe plantear objetivos de clase
Desde principios de siglo asistimos a un avance espectacular del movimiento feminista, tras manifestaciones multitudinarias como la del 7N en el 2015, el movimiento “Me Too”, “Galicia en Negro” o el diálogo de cientos de mujeres y la colaboración de numerosos colectivos feministas de todo el Estado para la organización de la huelga estatal y manifestación de este 8 de marzo. Recordar que: “Si nosotras paramos, ¡se para el mundo!”. Desde luego tenemos que estar orgullosas del trabajo que estamos llevando a cabo y hacer memoria de los logros de las compañeras en el pasado. Pero, ¿ha llegado el momento de buscar otro tipo de formatos para visibilizarnos? ¿Qué recorrido tienen estas acciones?
Este auge de las reivindicaciones feministas y su exposición en las calles ha sido despreciado con su banalización, en muchas ocasiones, tachándolo de moda. Lo positivo es que de esta forma el feminismo se acerca a mujeres y también a hombres que, por culpa del adoctrinamiento de la sociedad, no se rebelaban por falta de conocimiento y conciencia con el movimiento. Por otra parte, existe el peligro de que la argumentación se convierta en que somos feministas porque está de moda, de esta manera puede que no llegue el mensaje real. Nos están matando, esto es serio. Sin olvidarnos de todas las formas que puede adoptar la violencia de género a la que las mujeres nos tenemos que enfrentar diariamente: violencia física, violencia psicológica, violencia económica, violencia patrimonial, violencia social y violencia vicaria.
Este “feminismo revolucionario” al que quiero llegar debe cuestionar todos los aspectos de la tradición feminista que el sistema incorporó por la presión cara los medios de comunicación o por mero paternalismo. Así, algunas victorias pueden parecer conquistas como el “Pacto de Estado” aprobado este 2017 del cual a día de hoy, como sabéis, no se ha llevado a cabo ninguna de sus medidas. Es una forma de instrumentalizar el feminismo, ¿qué representante institucional va a decir claramente, no quiero mejorar vuestras vidas?
Pero aun así, nos encontramos en un país donde la desigualdad salarial entre sexos está a la orden del día. Podríamos adentrarnos en la relación del patriarcado con el capital, para hacerle frente a uno directamente tienes que acabar con el otro, son dos cabezas del mismo monstruo.
Necesitamos de un análisis más concreto de lo que supone y es el feminismo
Un feminismo activo y rupturista debe plantear objetivos de clase, valorarlo desde todas sus perspectivas siendo conscientes de las diferentes clases sociales. Al respecto, Aleksandra Kollontai explicaba que "las feministas burguesas están luchando para conseguir derechos políticos; también aquí nuestros caminos se separan: para las mujeres burguesas, los derechos políticos son simplemente un medio para conseguir sus objetivos más cómodamente y más seguramente en este mundo basado en la explotación de los trabajadores. Para las mujeres obreras, los derechos políticos son un paso en el camino empedrado y difícil que lleva al deseado reino del trabajo".
En conclusión, desde la preocupación por el estancamiento de las acciones feministas, si realmente no conseguimos salir de este marco, que nos han y nos hemos impuesto, puede que la igualdad siga siendo una utopía. Sin autocrítica colectiva no hay evolución. Con sororidad tenemos que aspirar al cien por cien, trasladar el feminismo a todos los pilares de los que está constituido el sistema y cambiarlo, con la ayuda de la educación y la transversalidad. No es un trabajo fácil pero cada vez somos más, nos estamos organizando y no tenemos miedo.
Continuemos con la lucha, ¡rebélate!
Texto: Sara Outeiral
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