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Huelga feminista
Kristín Ástgeirsdóttir: “Es crucial que las mujeres muestren fortaleza y que exijan cambios”
El Women’s Day Off del 24 de octubre de 1975 en Islandia paralizó el país con la participación del 90% de las mujeres en una huelga.
El 24 de octubre de 1975, Kristín Ástgeirsdóttir salió a la calle junto al 90% de las mujeres de Islandia. El Women’s Day Off, el día sin mujeres, fue como “tirar la piedra a un estanque”. Integrante del colectivo Red Stockings entre 1976 y 1981, una de las fundadoras del partido Women’s List y diputada entre 1991 y 1999, fue nombrada directora del Centro de Igualdad de Género en 2007, cargo que ha ejercido hasta 2017. Esta historiadora explica qué fue y para qué sirvió la huelga de mujeres de Islandia.
Fuiste una de las miles de mujeres que participaron en el Women’s Day Off, en 1975. ¿Cuáles eran tus motivaciones entonces?
Por aquel entonces yo era estudiante en la Universidad de Islandia y había empezado a estudiar Historia en 1970. Naciones Unidas declara 1975 como el Año de la Mujer y, además, en los años anteriores el movimiento Red Stockings, un movimiento radical de mujeres, había sido muy activo en Islandia, como también lo habían sido otras organizaciones de mujeres.
Entre 1970 y 1975 hubo grandes debates sobre casi cualquier cosa relacionada con la situación de las mujeres. Así que, cuando llegó ese año, las mujeres estaban decididas a utilizarlo muy bien. Y al comenzar el año, surgió la idea. Se debatió por todo el país, y en junio, en un gran encuentro, se decidió llamarlo Women’s Day Off. No “huelga”, sino “día sin mujeres”. Por motivos legales y políticos, porque las mujeres de derechas no querían llamarlo huelga.
Lo secundaron entre un 80% y un 90% de las mujeres. ¿Cómo se consigue esa participación?
Creo que la respuesta es que Islandia es una comunidad pequeña y siempre ha sido fácil llegar a la gente. Y también existía la conciencia de que las mujeres deberían mostrar su trabajo, lo que podrían hacer.
¿Qué pasa cuando paran las mujeres?
Hubo fábricas que tuvieron que cerrar. Las mujeres salían de los bancos, oficinas de correos, tiendas. Las escuelas no funcionaban sin mujeres, y los padres tenían que llevar a los niños al trabajo. Una anécdota es que los perritos calientes se agotaron, porque los hombres tuvieron que cocinar y buscaron soluciones fáciles. Luego se repitió en 1985, 2005 y 2015. No fue lo mismo, pero la participación fue buena.
¿Cómo es el día después de un paro así?
Una mujer lo describió como “tirar una piedra en un estanque”: tienes olas que van en todas direcciones. Fue un despertar de la conciencia de las mujeres. En las siguientes décadas comenzamos a ver el progreso de muchas maneras. Han sucedido muchas cosas y está claro que 1975 fue un gran momento en la historia del movimiento de mujeres.
Islandia se ha convertido en el primer país en aprobar una ley que sanciona la desigualdad salarial. ¿Cómo está eso relacionado con el 24 de octubre de 1975?
El llamado estándar de igualdad salarial ha estado en debate desde 2008. Pese a los esfuerzos durante años para cerrar la brecha salarial de género, nada o muy poco sucedía. Entonces uno de los partidos políticos propuso que acabar con la brecha salarial fuera una obligación. ¿Dónde comenzó eso? ¿Con el movimiento Red Stokings? ¿Con el Women’s Day Off? ¿Con la elección de una presidenta? ¿Con el partido Women’s List?
Se dice que Islandia es uno de los mejores lugares para ser mujer. ¿Estarías de acuerdo?
Depende. Todavía hay muchas cosas que hacer; por ejemplo, hemos tenido una gran discusión sobre MeToo [cientos de políticas hicieron públicos casos de acoso en noviembre de 2017]. Porque la violencia contra las mujeres no es menor que en otros países. Cuando miras al mercado laboral, ves que son los hombres los que encabezan los negocios y son ellos quienes manejan el sistema financiero. Pero, sí, tenemos privilegios... que no son privilegios, sino mejoras por las que hemos luchado los últimos 40 años.
¿Es la violencia contra las mujeres un problema en el paraíso feminista?
Oh, sí. No me sorprendió cuando salió a la luz el acoso sexual. Sabemos que casi todas las mujeres experimentan algo así. Pero lo que sí me sorprende es el índice de violación, que es terrible.
Este 8 de marzo hay convocada una huelga de mujeres internacional. ¿Vale la pena?
Es crucial que las mujeres muestren fortaleza, pero también que se pongan de pie y exijan cambios, y que definan qué es lo que queremos.