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Extremadura
La hora del barquero
Imagina que recibes de pronto una carta
en el remite del sobre tan solo El Barquero
Antonio Martínez Ares.
Si Extremadura fuese una fiesta, sería una religión que vive de los años gloriosos de un tiempo pasado que nadie sabe si fue mejor, pero que todo el mundo certifica como tal. Hoy, en la historia de esta tierra que late y jadea, pero que parece agonizar en sus pulsiones más inmediatas, hay que hacer un alto en el camino y remarcar de color rojo una serie de fechas inolvidables para todos, pero sobre todo, la que rescata la memoria de quien hizo memoria por todos y cada uno de los extremeños y extemeñas: Víctor Chamorro.
Hay que hacer un alto en el camino y remarcar de color rojo una serie de fechas inolvidables para todos, pero sobre todo, la que rescata la memoria de quien hizo memoria por todos y cada uno de los extremeños y extemeñas: Víctor Chamorro
Hablar de Víctor Chamorro es hablar, ineludiblemente, del 25 de marzo, pues es él quien saca a la palestra la gesta ocurrida en nuestra tierra en 1936, loada por las naciones extranjeras, que fue ocultada en nuestro país, previa venganza militar y política. Es gracias a Chamorro el hecho de que hoy hablemos de reivindicar ese día como el único posible para construir la memoria colectiva de nuestra región y de nuestra historia reciente. Pero también, hablar de Víctor Chamorro es hablar de literatura con mayúsculas, de divulgación cultural, histórica y regional.
Extremadura
Víctor Chamorro y la identidad comunitaria extremeña
Como novelista pudo tocar las mieles del éxito, pero se las arrebataron en el último momento por sus desavenencias con la élite editorial del país, quienes consiguieron relegarlo al ostracismo cultural, al silencio impuesto por el que paga —manda— aunque no consiguieron que no publicara o que no se le reconociera por gran parte del sector, eso sí, sottovoce. Los extremeños y extremeñas que hemos tenido la suerte de leerlo, de hablar con él o de difundirlo, sabemos que hablamos de un constructor de historias desde la historia, de una especie de Galdós moderno que ve en el paisanaje y paisaje extremeños una posibilidad única y fundamental de contarle al mundo qué ocurrió, qué supone nacer, ser y vivir en esta tierra ajada por los poderes de la historia.
Una especie de Galdós moderno que ve en el paisanaje y paisaje extremeños una posibilidad única y fundamental de contarle al mundo qué ocurrió, qué supone nacer, ser y vivir en esta tierra ajada por los poderes de la historia
Pero nosotros, los pocos o muchos que lo hayamos leído, debemos ser quienes pongamos en valor su obra para que las generaciones venideras sepan disfrutar, entender y asimilar al cronista extremeño más importante del siglo XX, a la figura cultural esencial para entender nuestro devenir histórico y, sobre todo, para que prenda en ellos y ellas la chispa adecuada, la justicia —en su sentido más real— perfecta. Nosotras, nosotros y todos los allegados debemos arropar esa iniciativa y darle el lugar que se merece en la historia tanto a él como a su obra.
Memoria histórica
Víctor Chamorro, la yunta del compromiso
Escribía Antonio Martínez Ares y cantaba Pasión Vega: “haciendo barcos de papel los años se fueron volando/ y aunque ya todo naufragó/ aún sigo siendo el capitán de mi barco”. La nostalgia de las palabras y de los años que se fueron, la tarea pequeña pero ineludible y resonante como el yunque es el lait-motiv de tu ejemplo. Sobreponerse a la adversidad, burlarla y, a veces, vencerla. Ese es el guante que intentaremos recoger.
Gracias, Víctor, por lo aprendido, por lo entregado, por lo sentido. Gracias por tu disponibilidad plena para colaborar siempre con mis alumnos. Gracias por tu ejemplo, por tu obra, la literaria y la vital. Gracias, en definitiva, por haberme enseñado e insuflado una forma nueva de entender y sentir Extremadura.
Gracias por tu ejemplo, por tu obra, la literaria y la vital. Gracias, en definitiva, por haberme enseñado e insuflado una forma nueva de entender y sentir Extremadura
Tu huella está marcada, tu camino, que se hace andando, está trazado y eso es más de lo que muchas personas pueden decir o hacer. Muchas gracias. No muere quien vive en la palabra y en la memoria.