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El Parlament, tomado como nunca por cerca de mil periodistas venidos de todo el mundo. Las redes del palacio ni daban abasto. Empujones para tomar el mejor cuadro del diputado de turno. En una de esas, grita tras un toquecillo la cámara de Telemadrid: “Luego diréis de los nacionales y la Guardia Civil”, suelta. Caras incrédulas.
Periodistas en los pasillos. Periodistas en las escaleras. Periodistas hasta en la sopa. Si esto era una cosa interna española, que no interesaba allende, pues se nos fue de madre, la verdad.
El Parque de la Ciutadella, tomado por Mossos que cerraron los accesos, esta vez de forma efectiva. No como aquel 15J, cuando la famosa votación de los recortes. Visto entonces y visto ahora, se hace difícil no creer en la ratonera policial montada para desarticular el 15M de la que muchos hablaron.
“En vaya papelón nos tenemos que ver” soltaba Ciro, uno de aquellos ocho condenados, en las redes sociales. Y es que a las puertas de parque, en un extraño déjà vu pero a la inversa, decenas de miles de personas esperaban el ansiado anuncio. Presionando a los diputados para garantizar el voto. Y algunos, muchos, de los que aquel 2012 luchaban contra los recortes sociales y ayer estaban allí contra los recortes políticos. Asumiendo todas las contradicciones.
Pero en el Parlament, en ese patio de armas de lo que antes fue el cuartelillo militar de las tropas borbónicas, la sesión se atrasaba una hora. Nervios, dudas, rumores. Algunos dicen que el president negocia con mediadores. Tusk había metido presión pidiendo que no diera un paso que hiciera la negociación imposible. Pero no iba de eso, el retraso. A las CUP se les ha planteado un texto a última hora que, aseguran algunos, les parece infumable. Tensión. Se negocia. Al toque de campana. Los periodistas internacionales no entienden nada. ¿Se anuncia o no se anuncia?
El Parlament aplazaba su sesión, pero quien no quería quedarse sin hablar era el twitter de la Guardia Civil. “La patria es patrimonio de todos” rezaba el community manager picoleto. Ar!
Y, una hora tarde, empieza la sesión. Forcadell, con medio mundo mirándola, empieza la sesión condenando la violencia machista. Aplausos. Se hace el silencio de nuevo. Se corta la respiración. Como un flan. Puigdemont sube al estrado. Largo circunloquio para situar qué nos ha traído aquí. Que si el Estatut por aquí, que si el Constitucional por allá, que si fuimos buenos y mira qué paso, que si somos malos y mira cómo estamos.
Dice que tenemos que desescalar. Primeras caras de póquer. Y anuncia. Sí pero no. Se reconocen los resultados del 1 de octubre como legítimos. Catalunya tiene derecho a ser independiente. Se lo ha ganado, dice. Pero anuncia la suspensión de la declaración para abrir una negociación de igual a igual con el estado. Llama a la mediación internacional.
La independencia de Catalunya dura, concretamente, 8 segundos.
Incredulidad. Entre los propios independentistas, reunidos en Arco de Triunfo, que no entienden nada. Algunos gritan traidor, otros esperan a que les digan qué tienen que opinar, la mayoría no sabe esconder la decepción. Venían a una orgía y se vuelven a casa sin haberse sacado ni los calcetines. Si ellos no pillan nada ya ni te digo entre los periodistas extranjeros. “¿Pero esto qué quiere decir?”. Imposible resumir los hilarantes comentarios entre pasillos.
La pelota, en La Moncloa
Eslovenia wins. Independencia en suspensión a expensas de una negociación. La pelota está en el tejado de La Moncloa.
La declaración descoloca tanto a algunos emperrados en la suspensión –sí, pero de la autonomía– que se mantienen en sus trece sin siquiera vislumbrar lo que se les plantea. Arrimadas, haciendo el paripé con un pasaporte en la mano, la primera. Albiol, claro está, le sigue. Les hacen una finta y siguen sin ver la pelota.
Por ahí preguntan si llegará el Constitucional a ilegalizar la suspensión de la DUI y anunciar, entonces, la independencia de Catalunya. Todo podría ser.
Y es que, después de tanta historia, el único en reconocer la independencia catalana es, precisamente, España. Que eso de la suspensión no lo entiende. Que se lo expliquen. Inadmisible, dice. Y, alienado de todo, como siempre, sigue amenazando con lanzar un 155 de agárrate los machos. Hoy, parece ser, será el día decisivo para lanzar la ofensiva.
Le piden diálogo y vuelve a amenazar con los tanques.
En fin. spanish democracy style, me dicen.
Postureo del bueno
Es evidente la decepción de aquellos que querían acabar ayer bailando la conga con el anuncio de la república. Puigdemont fue el bajoneras de la fiesta. Y por eso llegó la CUP, con caras largas casi de funeral, y exigió que la suspensión no vaya más allá de un mes. Que la credibilidad del de Girona está bajo mínimos. Y su trabajo será precisamente ese a partir de hoy mismo. Y por eso se miró de reanimar todo con una puesta en escena firmando en directo una resolución en diferido. Como el que intenta reanimar la fiesta con el ultimo hit. Aunque suene a tema pastelón forzado. Y es que es una firma sin efectos jurídicos ya que ni se registró. Escenificación. Postureo del bueno, vaya.
La mayoría de los independentistas esperaban la épica. Quizás Casado, recordando a Companys, le hizo un favor a Puigdemont y le hizo pensárselo dos veces. Quién sabe. Héroes tenemos muchos. Pero todos acabaron en cunetas, cárceles u otros martirios varios. Una DUI hubiera podido ser un suicidio gastando la última bala.
Pero más allá de la lógica decepción de aquellos que llevaban ansiando con ese momento tanto tiempo, el gesto táctico tiene su qué. Un error del procesismo es no haber asumido que las mayorías son frágiles, los resultados electorales todavía no suficientemente concluyentes y que los puentes se deben construir y no dilapidar. El otro error, en este sentido, fue señalar a los comunes como enemigos por su no posicionamiento claro en cuanto al tema cuando, de hecho, su espectro político era el único en donde ensanchar la base y tejer alianzas. Sin ese espectro no habría funcionado el 1 de octubre. Está clarísimo. Y, en definitiva, no se pude ignorar en una cosa así a quien ha ganado en Catalunya dos elecciones al Congreso de Madrid. Guste o no guste.
Puigdemont parece así haberlo leído por fin. Y con ese stop and go con llamada al dialogo hace un guiño a Colau, Domènech y todos los comunes. De hecho esa fue la imagen tras la sesión. El president acercándose a la bancada de CSQP para saludar a Fachín, Rabell y Coscubiela. Las reacciones de estos, pero también de los principales líderes de Podemos, demuestran el acierto del gesto. De la columna del 78 ya es otro tema.
Todo esto no parará la ofensiva de Madrid. Está claro. Sedientos de 155, este parece que caerá aunque mañana Puigdemont declare la Macarena patrona de Catalunya, vuelvan los toros a esta tierra y convoque elecciones vestido con la roja. Es por eso que Catalunya debía autoafirmarse y exigir negociar de igual a igual sin lastrar todo apoyo social ante la tormenta que se avecina. Y, de paso, con medio mundo enfocando sus objetivos en Catalunya, Rajoy tendrá que vender muy bien una respuesta como la que prepara a un hombre que ha dicho que quiere negociar.
Sin anuncio de ser, no habría negociación. Y sin parada no habría legitimidad suficiente. Una fórmula malabarista que, como avisamos, no gustó a la mayoría pero contentó los frágiles equilibrios internos. La calle seguirá siendo el pulsómetro y motor de todo esto.
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A pesar de todo, seguimos teniéndolo claro. Siempre estaremos por la lucha de clases, nunca con la lucha entre trabajadorxs por unos motivos patrióticos que sólo benefician a los gobernantes deseosos de tapar sus tufos y continuar con sus privilegios.
CNT CATALUÑA - Por la lucha de clases, contra la lucha patriótica
...Somos testigos de que en su pretensión de “hacer país” la derecha burguesa de siempre y la llamada izquierda catalanista –incluso la que dice ser “antisistema”–, se están dando la mano para construir un nuevo Estado, el catalán, dándole a su vez la espalda a quienes prefieren seguir en el que ya existe, el español. Siguiendo con dicho comunicado, se recalcaba que la argumentación nacionalista es “pobre y obcecada: en último término sueñan con establecer otro Estado, con su ejército, su policía y sus gerifaltes, pero con bandera y nombre distinto.” A estas alturas, cabe preguntarse, ¿dónde ha quedado la lucha de clases sino envuelta en trapos patrioteros?
Conviene aclarar que el hecho de que como anarcosindicalistas nos opongamos a cualquier nuevo Estado no supone, tal y como malintencionadamente se nos suele atribuir, que defendamos el ya existente. A quienes utilizan esa falacia habría que recordarles que durante la proclamación de la República Catalana de 1934 fue la militancia de CNT la que tuvo que recoger las armas que los patriotas catalanistas tiraban cuando el ejército entró en Barcelona sin apenas dificultad. ¡Y qué bien nos vinieron después para asaltar los cuarteles y hacer temblar a unos y otros demostrando la viabilidad de la autogestión y del comunismo libertario! Lamentablemente, ese ejemplo revolucionario fue aplacado por una Generalitat que veía con horror cómo lxs trabajadorxs controlaban la producción y por unos comunistas a quienes se les dejó hacer cuanto quisieron, por su papel contrarrevolucionario como “partido del orden” y a cambio de que la República consiguiera el apoyo soviético....
En CNT Catalunya, a pesar de todo, seguimos teniéndolo claro. Siempre estaremos por la lucha de clases, nunca con la lucha entre trabajadorxs por unos motivos patrióticos que sólo benefician a los gobernantes deseosos de tapar sus tufos y continuar con sus privilegios.
Salud y revolución social
CNT Catalunya Octubre 2017
Un análisis muy certero el tuyo. Has leído este complicado ajedrez de maravilla. Ensanchar la base, agrupar fuerzas. Sobre todo ahora, con los focos mediáticos internacionales encima.
Muy bien expuesto. Sobretodo el análisis que haces de la necesidad de contar con los "los comunes" y el error táctico que supuso menospreciar su apoyo tiempo atrás. Estamos ante un hipotético y futuro tripartito de izquierdas, ERC+En Comú+CUP ??