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Crisis climática
El cambio climático multiplicará por tres la exposición de los niños y niñas a las inundaciones para 2050
Unicef España calcula que la dana que azotó el País Valencià afectó a 163.000 menores, la población de niños y adolescentes que viven en los municipios afectados por las inundaciones. La agencia de la ONU para la Infancia advierte que este riesgo, el de sufrir una tromba de agua por la crecida de los ríos que arrase con viviendas y escuelas, se triplicará en todo el mundo para 2050, con riesgo de quintuplicarse si la acción climática se estanca.
Los niños y niñas más vulnerables, aquellos que para ese entonces vivan en entornos socioeconómicos más bajos con poco acceso a recursos básicos, serán los más expuestos. No obstante, alerta Unicef en su informe El Estado Mundial de la Infancia 2024, publicado esta semana con motivo del Día Mundial de la Infancia, ningún país escapará a los riesgos ambientales que afectarán a los derechos de los más pequeños.
“Lamentablemente, no se trata de un problema que sólo se presentará en el futuro: estimamos que en los últimos años, el equivalente a unos 20.000 niños al día en todo el mundo han sido desplazados por inundaciones y tormentas exacerbadas por el cambio climático”, describe Catherine Russell, directora ejecutiva, en el prefacio del documento.
“Los niños se enfrentan a un entorno más impredecible y peligroso que los niños de cualquier generación anterior”, señalan desde Unicef
Unicef alerta que tres “megatendencias” transformarán el mundo en las próximas décadas: los cambios demográficos, la crisis climática y las tecnologías de vanguardia. Sobre la problemática medioambiental, el informe habla de una “triple crisis planetaria” —cambio climático, pérdida de biodiversidad y contaminación/desechos— que está llevando al planeta y a la humanidad a “un punto crítico”.
En este contexto, “los niños se enfrentan a un entorno más impredecible y peligroso que los niños de cualquier generación anterior”. Unicef explica que “antes de respirar por primera vez, los niños sufren el impacto de su entorno”. “Sus cerebros, pulmones y sistemas inmunológicos en desarrollo son especialmente susceptibles a la contaminación, las enfermedades y los fenómenos meteorológicos extremos. A medida que crecen, todos los ámbitos de la vida de los niños –desde la educación hasta la nutrición, desde la seguridad hasta la salud mental– están determinados por el clima y el medio ambiente”, aclara la agencia.
Por tal motivo, la magnitud y el alcance de la crisis climática son “alarmantes” para esta población. Según las estadísticas de la ONU, aproximadamente mil millones de niños –casi la mitad de los niños del mundo– viven en países que enfrentan un alto riesgo de desastres climáticos y ambientales. Otro dato que empeorará: la contaminación del aire ya es el segundo factor de riesgo de muerte en niños menores de 5 años.
La cifra de niños y niñas expuestos a olas de calor extremas será ocho veces mayor; 1,7 para los incendios forestales; y 1,3 para la exposición a sequías extremas.
“Las olas de calor, los incendios forestales, las sequías, las tormentas tropicales y la pérdida de biodiversidad plantean amenazas adicionales. Como resultado, pocos niños en el mundo viven libres de los crecientes riesgos climáticos y ambientales”, detalla el informe.
Los peligros climáticos
Unicef traza un paralelismo entre los peligros climáticos para la infancia entre la primera década del siglo XXI y el 2050. En la actual trayectoria de aumento de las temperaturas, se calcula que la cifra de niños y niñas expuestos a olas de calor extremas será ocho veces mayor; 1,7 para los incendios forestales; y 1,3 para la exposición a sequías extremas.
En caso de un “desarrollo retrasado”, con un calentamiento global más acelerado de lo esperado, la exposición a las olas de calor extremas sería de 13,5 veces; 2,5 para los incendios forestales; y 2,1 para las sequías.
A juicio de esta organización, con 66 años de historia en la lucha por garantizar los derechos de la infancia, la crisis planetaria “amenaza la salud y el bienestar de los niños en múltiples niveles”. Expone, por ejemplo, a un riesgo mayor de contraer enfermedades: el aumento de las temperaturas medias está provocando un incremento de las poblaciones de mosquitos y la malaria, el dengue, el zika y el virus del Nilo Occidental se propagan por nuevas regiones.
“Ccuando miremos atrás y midamos nuestro éxito o fracaso relativo a la hora de alcanzar el mejor escenario posible para los niños, esperamos poder decir que nuestras acciones fueron guiadas y respaldadas por la mejor evidencia científica”
La salud mental es otro tema de preocupación para Unicef. A edades tempranas, la exposición a fenómenos meteorológicos extremos —los “shocks climáticos”— puede ser “extremadamente traumática”. “Lo que es peor, los niños a menudo carecen de autonomía en estas situaciones, lo que aumenta el trauma potencial”, señala el informe.
La educación, se agrega, tampoco está exenta a los riesgos ambientales. Desde 2022, más de 400 millones de estudiantes en todo el mundo han sufrido el cierre de escuelas debido a fenómenos meteorológicos extremos: “Desde el calor extremo en la India, Pakistán y Sudán del Sur hasta los incendios forestales en los Estados Unidos de América; desde los ciclones en Malawi hasta las inundaciones en Filipinas; la crisis climática está socavando el derecho de los niños a la educación”.
En los países de bajos ingresos, el cambio climático afecta de manera más severa a la educación, con un promedio de 18 días escolares perdidos al año, en comparación con apenas 2,4 días en las naciones más ricas.
Para el Banco Mundial, los impactos educativos del cambio climático son una “bomba de tiempo económica”. Una de las claves para desactivar esta bomba es redoblar los esfuerzos en materia de educación, más concretamente en educación climática, pide Unicef.
Según señala el informe, “la educación es el predictor más sólido de la concienciación sobre el cambio climático. Un año adicional de educación aumenta la concienciación climática en un 9%. Y más allá de la concienciación, la educación impulsa a las personas a tomar medidas sobre el cambio climático, incluso adoptando un consumo responsable”.
“Las proyecciones del informe evidencian que las decisiones que los dirigentes mundiales tomen —o dejen de tomar— en el presente configurarán el mundo que heredarán los niños y las niñas mañana“, dice Russell
El diagnóstico es que, por el momento, la “educación climática” es deficitaria. Según una encuesta propia, el 85% de los jóvenes de 15 a 24 años que el año pasado fueron encuestados en 55 países dijeron haber oído hablar del cambio climático, pero solo el 50% de ellos eligió la definición correcta del concepto.
Los desplazamientos forzosos de los hogares también se incrementarán en un planeta en ebullición. Ya sea de corta o prolongada duración, puede “exacerbar los peligros” descritos anteriormente y sacar a luz otros, como la explotación, la trata de niños y el abuso. Además, la escasez de agua y de tierras cultivables agudizarán los conflictos y las tensiones en zonas que ya sufren inestabilidad social y política.
La necesidad de actuar
En el marco de la COP29, donde está en juego el financiamiento climático a los países en desarrollo, en los que viven los niños y niñas más expuestos a los riesgos climáticos y ambientales, Unicef exige “esfuerzos inmediatos, sostenidos, renovados y sinceros para reducir las emisiones” y para disminuir los daños y las perturbaciones de los menores y sus familias.
“Para implementar estos cambios, los Gobiernos y la comunidad mundial deben adoptar medidas decisivas, poniendo la salud y el bienestar de los niños en el centro de las políticas climáticas”, pide Russell.
Dana
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En su opinión, “las proyecciones del informe evidencian que las decisiones que los dirigentes mundiales tomen —o dejen de tomar— en el presente configurarán el mundo que heredarán los niños y las niñas mañana". “Crear un futuro mejor para 2050 requiere algo más que imaginación: requiere acción. Corren peligro varias décadas de progresos”, advierte la máxima autoridad del organismo.
En concreto, Unicef hace un llamamiento a “inversiones en infraestructuras resilientes al clima para escuelas, hogares, sistemas de atención de la salud, apoyos sociales, tecnología verde, educación climática y reformas de políticas para eliminar gradualmente los combustibles fósiles”.
“En 2050 —concluye el informe—, cuando miremos atrás y midamos nuestro éxito o fracaso relativo a la hora de alcanzar el mejor escenario posible para los niños, esperamos poder decir que nuestras acciones fueron guiadas y respaldadas por la mejor evidencia científica”.