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Movilidad
Un curso de revuelta escolar
Este curso escolar raro, con turnos para entrada y salida, sin poder pisar los pasillos de los centros escolares, sin poder disfrutar de sus patios con nuestras hijas e hijos, ha tenido algo diferente e inesperado para muchos coles, la celebración de la Revuelta Escolar.
La Revuelta Escolar es una iniciativa que se puso en marcha en Barcelona en diciembre de 2020 y desde entonces no ha parado de crecer. Consiste en reivindicar entornos escolares más saludables, sin coches ysin contaminación, a través del corte del tráfico cada dos semanas. Ahora que termina el curso hemos querido saber qué ha supuesto para los centros escolares y sus familias la celebración de este acto y qué semillas ha dejado sobre las que seguir trabajando en cursos venideros.
Se calcula que el 14% de las muertes de menores en accidentes de tráfico ocurren en la entrada al cole y un 23% a la salida. También se sabe que la práctica totalidad de la población española, el 88%, respiramos un aire que no cumple con los estándares establecidos por la OMS, que esta contaminación atmosférica provoca muchas muertes prematuras al año y que afecta especialmente a las franjas más vulnerables de población, entre las que se encuentran los niños y las niñas. Y además, sabemos que el camino al cole es mucho más que un trayecto para ir de un sitio a otro. Expertas en la materia, como Marta Román, explican la importancia de devolver la autonomía a las niñas y niños en la ciudad (¡un estudio de 2010 arrojaba la cifra de que el 70% del alumnado de educación primaria no van nunca solos al cole!). El ejercicio tan simple de poder ir andando al colegio solos, solas, sin tráfico, tiene repercusiones positivas a diferentes niveles y además nos devuelve de gratis una ciudad más vivible para todas independientemente de nuestra edad.
Con este panorama, normal que muchos coles, desde sus AFAs (asociaciones de familias) lleven años trabajando, con mayor o menor éxito, en temas de movilidad y accesos a los centros escolares. El acierto de la Revuelta ha sido imprimirle un toque reinvidicativo y festivo a estas demandas históricas de muchos colegios, a la par que ha hecho de las niñas y los niños las verdaderas protagonistas, ocupando con sus juegos, sus tizas y sus cánticos, la calzada. A ritmo de”El patio de mi casa”, en la escuela infantil La Jara, en el barrio madrileño de Usera, las niñas más mayores cantaban con plena consciencia: “Queremos ya el tráfico cortar y este ayuntamiento nos tiene que ayudar. Patineeeete, el carriiiito, ay que gusto sin el pito, a cantar y a jugar en la revuelta escolar”.
Ana Iturriaga, mamá del colegio Méjico en el distrito de Ciudad Lineal (Madrid) lo tiene claro, “la revuelta nos ha impulsado, nos ha dado energía, nos ha levantado el ánimo y además ha permitido que hagamos red con otros centros. Muchas familias han tomado consciencia de la importancia de este tema. No solo de la entrada al cole, también de la movilidad en general y de la contaminación, hasta el punto de que fuimos en grupo desde el cole a manifestarnos al centro de la ciudad por Madrid Central”. Algo similar me cuenta Verónica Martínez, mamá del Miguel de Unamuno de Arganzuela (Madrid): “la revuelta ha supuesto ese espacio de encuentro físico de las familias haciendo algo por el cole que había desaparecido con la pandemia. Nos servía de espacio de diálogo, para hablar de otras cosas, para incorporar a familias nuevas, para hacer red...”.
Que ha servido para hacer red se nota en cuanto entras al grupo de Telegram donde se coordinan las revueltas. El ambiente bulle de propuestas y de intercambio de informaciones para acceder a proyectos o para hacer solicitudes a las administraciones públicas. Esta vía se ha intensificado al calor del empuje de la revuelta aunque la mayoría de los coles ya venían trabajando con sus juntas de distrito o sus ayuntamientos. En Barcelona, la iniciativa ha conseguido acelerar los planes de pacificación del tráfico en las escuelas que tenía previsto el Ayuntamiento. En Madrid se han conseguido acuerdos en varias Juntas de Distrito acerca del corte diario del tráfico en algunas entradas a centros escolares, elevación de pasos de cebra o cambio de paradas de autobús; aunque de momento los colegios no tienen información de cómo ni cuándo se van a materializar esos acuerdos. También se ha intensificado un grupo de trabajo a nivel municipal que ha culminado con la aprobación en el pleno del Plan de áreas de protección de la salud de la infancia. Las familias ahora siguen activas para conseguir que el plan pase del papel a la realidad cuanto antes.
Además, la revuelta escolar ha permitido la colaboración entre centros cercanos que comparten calles de acceso. En ocasiones, como resalta Mamen Lomas del colegio Fernando El Católico en Madrid, la coordinación se ha dado entre colegios de muy diferente índole, públicos, concertados, religiosos… “Todas las familias queremos un entorno más saludable para nuestra hijas e hijos y al final la oposición por parte de algún padre o madre al corte del tráfico para la revuelta, de darse, ha sido muy puntual”. En este barrio de Madrid, ya planean para el curso que viene organizar un pasacalles que recorra los cinco coles que han hecho red gracias a la revuelta.
En Zaragoza han participado tres colegios este curso. Isabel Baguena, de la asociación Ágora socioambiental, que participa junto a colegios y otros colectivos en la organización de la Revuelta, nos cuenta que la experiencia ha sido muy positiva para los tres centros, sus familias y sus peques. Fruto de esta coordinación acaban de animarse a presentarse a la convocatoria del proyecto europeo STARS sobre desplazamientos sostenibles a la escuela.
Los cánticos, los talleres de pancartas infantiles y los juegos en la calzada han dado su fruto en forma de cientos de ideas para el curso que viene: préstamos de bicicletas, pedibuses, bicibuses, pasacalles, solicitudes al ayuntamiento, grupos de trabajo...y no menos importante siempre y más en los tiempos que corren, han permitido crear comunidad. Como dice Francesco Tonucci, podríamos hacer muchas cosas si escuchásemos a los niños.