Opinión
Quan isc a buscar l'alegria (carta de amor a València)

Muchas aprendimos a amar València a kilómetros de distancia gracias a una cultura musical y antifascista llena de luz y de sal, de ardor y de dulzaina, de voces que pusieron letra y sonido a nuestros malestares.
Fotogalería DANA Benetusser Catarroja Chiva - 9
Un ramo de flores cubierto de lodo a la entrada al pueblo de Benetússer. Álvaro Minguito

Cuando hay que buscar la alegría, muchas veces una va a encontrarla ahí, en el País Valenciano. No sé si es es por la inevitable atracción que tenemos las madrileñas a ejercer de especie invasora sus pueblos, sus playas, sus fiestas y hogueras; o si será por esa condena compartida que cargamos de ser ambos —a nuestro pesar y el de nuestros muertos— territorios tan brutalmente maltratados, convertidos en laboratorios de la peor política, en cuarteles generales de la derecha más mezquina y criminal. La vida, la que pasa entre la escuela y los parques, los viajes en metro y las mañanas sin asiento en el Cercanías, las visitas al centro de salud o las noches de hospital, todo es aquí entregado a la voracidad de los capitalistas más insaciables. Mercadona, Quirón, Fórmula 1, Bankia, vagones de la muerte, una mascletá a la orilla del Manzanares, árboles talados, ríos secos, ríos desbordados. Guillem, Carlos. Demasiados dolores que nos son comunes. Y hoy, en la resaca de la catástrofe, a lo largo de esos cuatrocientos kilómetros recorridos tantas veces en idas y vueltas, late un amor y un dolor profundo, una impotencia compartida desde la distancia, un qué hacer embarrado que estos días muchas nos preguntamos, entre perdidas y furiosas, que no sé bien cómo expresar. 

Hace pocos meses, Zoo, la banda valenciana que ha sido música de fondo de tanta y tanta gente buena, se despedía de los escenarios en una gira que también recaló en Madrid. Su adiós, —quizá también un síntoma de los tiempos, y de los ciclos— conjuró a muchas personas con una historia común en una despedida que tuvo también algo de sanador, de terapia colectiva: qué años más salvajes, más hermosos, más intensamente vividos. “Jo el que vull vendre és la victòria cara / Que vull mirar als ulls si un dia arriba l'hora / Que no puc ser feliç amb tanta merda ahí fora”.

Música
Música El grupo ZOO anuncia su despedida tres discos y diez años después
Con un nuevo vídeo y una gira de diez conciertos, la banda ZOO se despide tras una década de canciones en valencià.


Muchas aprendimos a amar Valencia a kilómetros de distancia gracias a una cultura musical y antifascista llena de luz y de sal, de ardor y de dulzaina, de voces que pusieron letra y sonido a nuestros malestares. Y no es fácil poner hacer de la rabia música y que sonara tan hermosa y tan llena de esperanza. Nos enseñaron memoria, melodía y genealogías contra el olvido, y las convirtieron en dispositivo para cantar a voz en grito, juntas, eufóricas a veces y así enunciar las cosas por construir. Nos politizamos con un hilo musical que, al escucharlo estos días, vuelve a ser casa, terreta, hogar, lugar seguro. “L'esperança als ulls /les banderes al vent / i les ganes de viure / de la meua gent!”. 

Mientras las televisiones y las redacciones se rebozaban en la desgracia, daban micrófono a los reaccionarios y cebaban a la audiencia con mensajes huecos de caridad vacía, ya había cientos de brazos y redes organizadas

Cantaban —cantan, porque hay relevo— sobre la hermosa cotidianidad de la militancia, -ser l' antimateria, la gent que somniem- sobre la historia de la tierra y quienes la pisaron —de los Batiste Ceba, de los tres de Pego, esa maestra represaliada de la escuela de Barx, o el ardor de aquella no tan lejana primavera valenciana—. Sobre enamorarse sobre una bici y con los pantalones mojados, sobre ser comanchería, barrio, apoyo mutuo. Aprendimos a recitar a Estellés, a ser tres voltes rebel, a todas las palabras nuevas que podían describir un cielo, el color de una huerta, el sonido del mar. “Bullirà la mar / Com cassola al forn / El temps s'acaba / S'acaba”. Cuánta razón tenía aquella canción.

No sé si este torpe ejercicio —que no pretende ser nostalgia estéril y pureta, sino reconocimiento y gratitud— servirá de mucho entre tanto lodo, tanto dolor, tanta ira. Pero si sirviera, que sea para dar las gracias a ese País Valenciano que nos está volviendo a enseñar cómo se levanta y se sostiene tras el peor de los envites. Mientras las televisiones y las redacciones —sobre todo, las de Madrid— se rebozaban en la desgracia, daban micrófono a los reaccionarios y cebaban a la audiencia con mensajes huecos de caridad vacía y teledirigida, ya había cientos de brazos y redes organizadas.

El ser humano es bueno, gente, que no os engañen” han dicho, siempre sabios, los Estopa. Llamadles movimientos sociales, asambleas, ateneos, colectivo, partido, sindicato de clase, vecinas, pueblo que salva pueblo, da igual, como queráis. Las que siempre estuvieron ahí. La gente buena. Las personas y las redes que nunca fallan. Llevan décadas militando y han demostrado que son lo que queda cuando las instituciones se abandonan, los buitres te rodean, y la urgencia te supera. Las que, cuando el barro se seque, se haga polvo, y se les despegue de las uñas y las suelas de las botas, cuando ya no abran los telediarios,y vuelva la luz, cuando quieran que todo se amanse, seguirán ahí, organizadas, militando, pico y pala. Ni influencers, ni “creadores de contenido”, ni fascistas ni lecciones de institucionalidad, ni más pena ni piedad despolitizada, ni ricos ni filántropos ni heroicidades de ocasión. Ni “sálvese quien pueda”, ni leyes de la jungla: organización colectiva. Es lo único que puede salvarnos. 

El sábado, en esa movilización de cientos de miles de personas, Valencia lo volvió a hacer. Y Alicante. Y Castellón. Pusieron el cuerpo pese al cansancio y el dolor para señalar a los responsables. Desde este pastoso y marrón presente que quiso sepultarles y que están sacándose de encima a paladas, se revelan también los enemigos de la vida, de nuestras vidas: el negacionismo climático criminal, el trabajo asalariado que te obliga a ahogarte antes que llegar a tu casa, la política aritmética, fría, calculadora y cínica que desprecia su sufrimiento mientras se escupe las culpas, los reyes con pies de barro, la importancia de saber cómo se llama ese que vive a tu lado y puede salvarte la vida.

A ese pueblo —que nadie, nunca, nos robe ese nombre, ni esa enunciación, la de ser pueblo—, ese del que nos hablan esas canciones, esos libros, esas poesías, esos amigos que llevan días y días volviendo a casa exhaustos de bregar con el barro y con el abandono, con agujetas, con frustración, con incertidumbre. A ese pueblo, todo el amor, toda la rabia, toda la organización, todo el coraje, toda la fuerza. Estas líneas no pretenden mucho más que eso, que abrazaros desde lejos. Siempre seréis ese lugar en el que encontrarnos para ir a buscar la alegría.

València
Dana Decenas de miles de personas desbordan València para pedir la dimisión de Carlos Mazón
130.000 personas, según la estimación de la Delegación del gobierno. han salido a la calle para exigirle a Mazón su dimisión y la depuración de responsabilidades por la gestión de la catástrofe de la dana.


Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Arte contemporáneo
Opinión Una grieta híbrida entre la masificación festivalera
VV.AA.
Injerto es ante todo un experimento. No es novedoso, ni pionero, es, al contrario, es un proyecto en curso que anda buscando devolver las prácticas culturales al territorio y situarlas.
Opinión
Opinión Ser palestino es difícil. Pequeño ensayo contra la indiferencia
La resiliencia, sin embargo, no es un cumplido: es el elogio de quien ha decidido no intervenir. Hay una comodidad cobarde en llamar resiliente a quien en realidad resiste.
blaspermon
13/11/2024 22:47

Gràcies, Irene. preciós article, com tú mateix-

0
0
Garibaldi
13/11/2024 9:49

¡Xè quin articul més bo! ¡¡¡Boníssim!! Gracies Irene, vosté si que sap!

0
0
Educación
Estudio Así impacta el ciberacoso en la salud mental en adolescentes
Puede perpetrarse de forma anónima o mediante cuentas falsas, ocurrir fuera del horario escolar, llegar a una audiencia más amplia y permanecer almacenado en los oscuros recovecos de la red.
Alicante
Alicante Los 25 años del Hércules C.F. en manos del constructor Enrique Ortiz
El club alicantino ha perdido parte de su identidad y su historia desde que está en manos del empresario vinculado a numerosos casos de corrupción.
Fronteras
Migraciones La patria efímera del metro
Cada día, el metro de Madrid ofrece un espacio para buscarse la vida a cientos de personas que recorren sus vagones vendiendo caramelos y pañuelos, o haciendo música entre los pasajeros.
Medios de comunicación
Kike García “El Mundo Today ha preferido el espíritu fanzinero al empresarial”
Kike García es cofundador y cara reconocible de ‘El Mundo Today’, diario satírico que cada día afronta el reto de superar en disparates a la actualidad.
La vida y ya
La vida y ya Un ciervo de carboncillo
Su dibujo había quedado fuera del concurso. Le dio rabia no haber sido capaz de entregarlo a tiempo.
Poesía
Gabriel Aresti La poesía como un martillo, instrucciones de uso
Se cumplen 50 años desde que el poeta que creía en la poesía como el arte de dar martillazos dejó de darlos en vida. 2025, en honor a Gabriel Aresti, debe ser y es, de hecho, el Año Martillo.
Galicia
Crowdfunding O Salto Galiza abre un crowdfunding para empapelar a Altri
Queremos investigar a los responsables políticos y empresariales del que podría ser el mayor atentado ambiental de la historia reciente de Galicia.
Asturias
Educación pública Educación en pie de guerra: crónica de la huelga que ha sacudido el final de curso en Asturias
Recursos insuficientes, sobrecarga docente y reformas sin inversión han desatado una de las mayores huelgas educativas en Asturias, con implicaciones que van más allá del curso escolar.
Antimilitarismo
Rearme La sociedad española rompe con el tabú del gasto militar… o no
La cantidad de eufemismos utilizados por los gobiernos para vender las bondades del aumento en el gasto militar es un buen termómetro para sospechar que el debate no está tan decidido como pareciera.

Últimas

Hazlo Posible
Hazlo posible Un año de investigaciones en El Salto: más impacto y visitas que nunca
En el último año El Salto ha publicado decenas de trabajos de investigación, con más impacto y visitas que nunca: desde la exclusiva de los festivales de KKR a la foto manipulada de Mazón, pasando por los agentes infiltrados en colectivos sociales.
Palestina
Genocidio Más de 100 gazatíes asesinados cuando iban a recoger alimentos de la ONG apoyada por Israel
La Fundación Humanitaria de Gaza comenzó a operar en la Franja el 27 de mayo y desde ese día los bombardeos del ejército sionista han acabado con la vida de 115 palestinos y palestinas que iban a por víveres.
Análisis
Estados Unidos Musk, Trump y las líneas de fractura en el trumpismo
Detrás de la bronca entre Trump y Musk se encuentra la realidad de que el primero tiene el arma por la empuñadura y el segundo la puerta de salida de EEUU abierta de par en par. La motosierra de los anarco-capitalistas se gripa.
València
València La Generalitat usa la ley de transparencia para denegar el acceso a las imágenes de Mazón llegando al Cecopi
Compromís ha presentado un recurso al TSJCV en el que exige a la Generalitat que revele si conserva las grabaciones de los accesos a L'Eliana que se niega a facilitar.
Cantabria
Piquetes y barricadas La huelga del metal sacude Cantabria con 22.000 trabajadores convocados y un 90% de seguimiento
Piden recuperar el poder adquisitivo y se enfrentan a una patronal que lanza discursos incendiarios en medios. Un huelguista ha sido detenido en lo que el PCPE califica de acto “represivo”.
Partidos políticos
Partidos políticos Los satélites de Sumar activan la “operación Bustinduy”
El ministro de Derechos Sociales es el elegido por muchos dentro de la coalición electoral para sustituir a Yolanda Díaz, a quien dan por amortizada. Ya cuenta con apoyo simbólico de Mas Madrid, IU y los ‘comuns’.
Más noticias
Economía social y solidaria
Economía Social 30 años de REAS: un camino de lucha social y política por la sostenibilidad de la vida frente al capital
La Red de Economía Alternativa y Solidaria ha llegado a gestionar 1.300 millones de euros anuales bajo los criterios de la economía social y solidaria. Uno de sus fundadores y dos jóvenes activistas ponen voz a los logros y aspiraciones de la red.
Argentina
Argentina Diez años de Ni Una Menos, el movimiento que desbordó el feminismo para hacerlo enorme
El 3 de junio de 2015 se produjo la primera convocaría de Ni Una Menos en Argentina. El llamamiento contra la violencia machista traspasó el nicho feminista y la respuesta fue masiva. Hoy, se enfrenta a las políticas reaccionarias de Milei.

Recomendadas

Pensamiento
Pensamiento Jason W. Moore: “La crisis climática es una lucha de clases”
El autor de 'La gran implosión' y 'El Capitalismo en la trama de la vida' critica “el ecologismo de los ricos” y propone una vuelta a la centralidad del trabajo como solución a la actual crisis climática.
Economía social y solidaria
Economía social La Pantera Rossa, 15 años pintando el mundo de su color en Zaragoza
El Centro Social Librería La Pantera Rossa de Zaragoza enfrenta deudas históricas con una campaña colectiva que busca mantener viva la cultura independiente y el activismo social.
Racismo
Racismo Gitanas a Escena: “Nuestra Lisístrata Montoya lucha contra el racismo”
Coco Reyes (directora y actriz) y Susana Muñoz (actriz) invitan a acudir al Teatro Bellas Artes de Madrid a ver su apropiación del mito feminista de la Grecia clásica escenificado por ocho mujeres gitanas.
Palestina
Shahd Abusalama “La Shoah se ha convertido en un arma ideológica de la que se ha abusado”
Afincada en Barcelona, la familia Abusalama, de origen gazatí, lidia con el horror diario pegada a un móvil, mientras espera noticias de los familiares que aún quedan en el enclave palestino.