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Opinión
A la huelga general feminista, compañera
El próximo 30 de noviembre, justo en un mes, el movimiento feminista de Euskal Herria llama a una huelga general feminista, una jornada de reivindicaciones por un sistema público de cuidados, secundada por los sindicatos vascos y apoyada por movimientos sociales como el movimiento de pensionistas. Una huelga para la que los hombres están convocados, porque el derecho a los cuidados –atravesados por el género, la raza, la clase social y el origen– es para todas las personas y evidencian los privilegios de quienes que no cuidan.
Pero ¿de qué va esta huelga? Esta huelga va de los cuidados, de sacarlos a la calle para poner nuestras vidas en el centro. La huelga del 30 de noviembre va de señalar a los responsables de cargarse y privatizar nuestros servicios públicos mientras se adueñan de nuestro discurso. Un PNV y un PSE-EE responsables de hacer negocio con los cuidados, vendiendo los servicios públicos a empresas privadas para sacar beneficios millonarios. Esta es su idea de los cuidados en el centro, esta es su prioridad, este es el oasis vasco.
Esta huelga va de mi abuela, que dejó de trabajar en el año 61 para cuidar a sus siete hijos y ahora tiene una pensión de 500 euros.
Esta huelga va de mi abuela, que dejó de trabajar en el año 61 para cuidar a sus siete hijos y ahora tiene una pensión de 500 euros. Va de la ayuda ridícula que recibe con 85 años por cuidar a su marido dependiente, mi abuelo, que tiene 92, dando por hecho –como bien manda el modelo heteropatriarcal de familia– que seremos la red y la familia quienes asumamos ese cuidado.
La huelga va de las trabajadoras de hogar, que tal y como indican las organizaciones son mujeres en un 80% (El 96,88% de los casos atendidos en la Asociación de Trabajadoras de Hogar en Bizkaia fueron mujeres). Va de las trabajadoras de hogar internas, quienes según los colectivos como las Trabajadoras No Domesticadas son, entre el 93% y 99%, mujeres migrantes. Mujeres que trabajan en absoluta explotación, sin descansos, con salarios indignos, atravesadas por una Ley de Extranjería que provoca que haya ciudadanas de primera y de segunda.
Laboral
Laboral Casi dos terceras partes de las personas que este año han secundado una huelga son mujeres
La huelga va de las diferencias salariales y de las pensiones entre mujeres y hombres. Ahí están los datos: el 47% de las mujeres pensionistas recibe una pensión por debajo de los 1.000 euros, y del total de pensionistas que cobran por debajo del SMI, el 66,7% son mujeres. El sistema de pensiones actual reproduce la brecha de género y, no está aportando ni pretende hacerlo, medidas para saldar esa deuda patriarcal histórica con las mujeres.
Esta huelga va de ti, compañera, que no llegas, que no das más de sí, que te pasas la vida corriendo de un lado a otro sin horas para conciliar. Porque lo haces todo.
Esta huelga va de parar, de no trabajar, de reivindicar, pero también de observar cómo hemos llegado hasta aquí y qué haremos después. Por todo esto, convocamos a una huelga general contra el sistema capitalista, patriarcal, colonial y racista.
La propuesta de la huelga no es una ocurrencia atropellada, de última hora o de “algunas feministas”, como el PNV pretende hacer creer. Es un proceso articulado desde la pandemia.
La propuesta de la huelga no es una ocurrencia atropellada, de última hora o de “algunas feministas”, como el PNV pretende hacer creer. Esta propuesta se articula en todo un proceso iniciado por la Plataforma Denon Bizitzak Erdigunean (Las vidas de todas en el centro), cuando al inicio de la pandemia una convocatoria por redes sociales reunió a decenas de mujeres feministas para reflexionar sobre los cuidados y la necesidad urgente de ponerlos en la agenda política. Es crucial que hagamos memoria: en aquellos momentos los cuidados adquirieron toda la relevancia, las redes comunitarias (redes de cuidados, redes vecinales, cajas de resistencia) demostraron una capacidad organizativa enorme que fue, en el mejor de los casos, absolutamente ninguneada por las instituciones.
Euskal Herria
Euskal Herria Cómo se organiza una huelga feminista general
Desde entonces y hasta ahora, las mujeres y organizaciones que han formado parte de la plataforma Denon Bizitzak Erdigunean han realizado un trabajo ingente. Se han elaborado informes, se han realizado jornadas, asambleas, se han barajado diferentes propuestas, y la huelga ha ido adquiriendo relevancia hasta convertirse en una convocatoria de huelga feminista general para reivindicar un sistema público de cuidados.
La huelga debe situarse, por tanto, en este contexto, y apela también a la apropiación del discurso feminista en general, y del de cuidados en particular, por parte de las instituciones y del Gobierno Vasco para proponer, como comentaba al comienzo, precisamente todo lo contrario: el vaciamiento y la mercantilización del derecho al cuidado de la mano del capital, de los fondos buitre, de las empresas vampiro, en definitiva, mercadeando con los cuidados para el lucro de las élites.
Demandamos un sistema público de cuidados porque el cuidado es el pilar sobre el que todas las personas podemos desarrollar una vida digna.
Demandamos un sistema público de cuidados porque el cuidado es el pilar sobre el que todas las personas podemos desarrollar una vida digna. Y lo hacemos en un momento en el que los gobiernos se han adueñado de nuestro lenguaje y colocan el término “cuidado” y el concepto “vidas en el centro” en cada jornada, discurso o programa electoral.
La memoria es importante, la convocatoria de la huelga general feminista nunca habría sido posible si no viniéramos de lejos, de las huelgas feministas de 2018 y 2019, como hito fundamental en la historia del feminismo internacional. Una clave importante de análisis de las huelgas nos lo da Verónica Gago en el libro La Potencia Feminista o el deseo de cambiarlo todo.
La autora destaca cinco características de las huelgas feministas que son de gran ayuda para analizarlas que además nos permiten situarlas en nuestro propio contexto.
1) la propia historia del feminismo hasta llegar a las huelgas no ocurre de un día para otro, venimos de lejos. Venimos de años de resistencia feminista alimentando los rescoldos y luchando contra un sistema patriarcal que nos toleraba de mala gana;
2) la potencia feminista, el capital político de los feminismos es inmenso porque se nutre de todos los movimientos sociales. Las feministas llevamos siglos peleando en diferentes espacios. En Euskal Herria históricamente hemos dirigido de forma estratégica nuestras militancias y participación política, no ha sido cuestión de azar ni de preferencias personales; las mujeres que pusieron en marcha las primeras secretarias de la mujer, hoy secretarias feministas de los sindicatos, las Mujeres Contra la Guerra, las lesbianas feministas organizadas, las trabajadoras de hogar, entre otras;
3) la masividad desde la radicalidad, la ocupación de la calle sin precedentes con discursos anticapitalistas, antirracistas, contra la violencia…
4) el internacionalismo, las propuestas de huelga feminista vienen del Sur, del feminismo popular, y en ellas se trabaja en profundidad las cuestiones esenciales que afectan a las personas a las que ataca el patriarcado;
y 5) la capacidad de aterrizar, pensar globalmente y actuar en lo local, con ejemplos como “Un violador en tu camino” de Las Tesis.
Siguiendo con el ejercicio de memoria, tampoco hubiera sido posible llegar a esta huelga sin el trabajo que se está haciendo desde los sindicatos para plantear huelgas en los sectores feminizados (comercio, residencias, ayuda domiciliaria, comedores, limpieza, etc.).
Opinión
Discriminación Trabajadoras de hogar y cuidados: ¿hay algún límite a la indignidad?
La memoria es importante, para rebatir cuando el PNV nos diga que esto es una ocurrencia de algunas feministas –las malas feministas– y para poner en valor nuestros logros. Hemos mantenido la llama de la lucha en los momentos difíciles y protagonizado grandes movilizaciones en el pasado reciente. En Euskal Herria, en concreto, las V Jornadas feministas de 2019 reunieron a 3.000 mujeres. Las movilizaciones contra la repenalización del aborto y contra la sentencia de la manada fueron, al igual que en el resto del Estado, grandes éxitos del feminismo. El “Nik sinesten dizut” (Yo sí te creo) o “el miedo va a cambiar de bando”. Esta convocatoria es ante todo un indicador de la potencia del feminismo vasco. La potencia feminista ha logrado un nivel de conciencia que rompe el orden social, lo que nos permite soñar con cambios reales, cambios en cómo concebimos nuestros derechos, los que el feminismo defiende desde hace siglos. Esta huelga es un grito de resistencia y de confrontación.
Las feministas pensamos que una huelga general feminista por un sistema público de cuidados es una gran oportunidad para hablar todo lo que significa, incluye, abarca y necesita el cuidado de la vida y de las personas, para señalar a quienes obstaculizan reiteradamente que esto se haga realidad, y desvelar quienes no van nunca a poner medios para conseguir el bienestar de las mayorías sociales, porque sencillamente no forma parte de su programa. Porque lo que forma parte de su programa, es precisamente lo contrario, la privatización y la mercantilización de lo público.
Es el momento: hay cambiar el modelo de cuidados. En la actualidad los cuidados no se reconocen, se malreparten; los trabajos de cuidado ofrecen condiciones laborales precarias a las cuidadoras y las cuidadoras ofrecemos, como consecuencia de todo esto, una mala atención. Es necesario democratizar las tareas de cuidado, es decir, que el cuidado sea público y para todas las personas. Esto será lo único que garantizará que el acceso a los cuidados sea justo y universal, y no para quien pueda pagarlos.
Salimos a la huelga para pedir que se derogue la Ley de Extranjería, para exigir mejoras en las condiciones de trabajo de las trabajadoras de cuidados. Salimos a interpelar a los hombres: ¡Salid con nosotras!
Salimos a la huelga, por tanto, a reivindicar el lugar de los cuidados, su reconocimiento, que se tomen en serio. Salimos a exigir que se garantice que sean universales y dignos, a pedir alto y claro un sistema público de cuidados, a exigir a quienes gobiernan que dejen de privatizarlo todo.
Salimos a la huelga para pedir que se derogue la Ley de Extranjería, para exigir mejoras en las condiciones de trabajo de las trabajadoras de cuidados. Salimos a interpelar a los hombres: ¡Salid con nosotras!, que los cuidados también son cosa vuestra. Salimos a pelear por las pensiones, a pelear por la reducción de la jornada laboral, por ampliar los permisos de cuidados, por terminar con la división machista y racista del trabajo.
Salimos a la huelga por mujeres como mi abuela, por mi madre, por ti, por mí, compañera. Por las que vendrán. Gora borroka feminista.