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Memoria histórica
De espacios de represión a lugares de memoria
De Auschwitz al Museo de la Libertad de Lisboa: cinco ejemplos para una resignificación democrática del Valle de los Caídos.
El 29 de noviembre de 2011 la Comisión de Expertos para el Futuro del Valle de los Caídos entregaba al ministerio de la presidencia sus conclusiones. En ella los especialistas convocados por el último gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero llamaban la atención sobre el creciente deterioro del conjunto monumental, recomendaban al Estado la exhumación de los restos del dictador y apostaban, siguiendo la máxima de “explicar, no destruir”, por conservar todo los edificios, pero desde la perspectiva de una resignificación democrática e integral del monumento. Ya en 2004 Iniciativa per Catalunya había sido pionera en la defensa de la resignificación del Valle, a través de una propuesta presentada por el senador Jaume Bosch para que este dejase de ser un “instrumento de apología del franquismo” y se convirtiera en un “monumento de denuncia del golpe de Estado de julio de 1936 y de la posterior dictadura”.
¿Qué hacemos con el valle?
“Sacar a Franco es un primer paso fundamental para que el Valle deje de ser un lugar dedicado a mayor gloria del dictador”, considera la catedrática de historia contemporánea de la Universidad Autónoma de Barcelona, Carme Molinero, que participó en 2011 en aquella comisión de experto. En opinión de Molinero las siguientes actuaciones deberían ir encaminadas a esa resignificación pendiente a través de la puesta en marcha de un centro de interpretación “que explique el cuándo, el por qué y el para qué” del monumento franquista, así como la construcción de un memorial dedicado a las víctimas de la Guerra Civil, “empezando por los más de 33.000 republicanos enterrados allí”.Aunque también haya habido algunos historiadores como el recién fallecido Santos Juliá, que han abogado por dejar caer el mausoleo franquista, la opinión mayoritaria entre los historiadores y expertos en memoria es la reconversión democrática del monumento a Franco. “Lo último que hay que hacer con el Valle de los Caídos es dinamitarlo” afirma el historiador Francisco Erice, autor del libro Guerras de la memoria y fantasmas del pasado: “Desmontar la cruz del Valle, como se ha llegado a proponer, significa prescindir de un elemento fundamental para explicarlo”. Igualmente, Jose Antonio Pérez, profesor de historia contemporánea de la Universidad del País Vasco, apuesta por la construcción en el Valle de los Caídos de un centro de interpretación de la represión franquista: “Tenemos medios y expertos para hacerlo bien”.
Los ejemplos internacionales
A pesar de que la Guerra Civil quizá sea el momento más emblemático y conocido a nivel internacional de nuestra historia contemporánea, tanto la contienda como la dictadura franquista siguen sin contar con un gran museo nacional similar a los que existen en otras partes de Europa y del mundo para recordar y explicar a las nuevas generaciones periodos históricos similares. La historiadora Elena Escribano, de la Universidad de Murcia, señala que “España presenta uno de los tratamientos más deficitarios de nuestro tiempo en materia de memoria”.En contraste con la controversia que aún existe en la sociedad española sobre el futuro del Valle de los Caídos, un monumento único por sus dimensiones en todo el planeta, otros espacios de represión han ido siendo progresivamente reconvertidos en todo el mundo en lugares de memoria para el recuerdo de las víctimas de las dictaduras, así como el enaltecimiento de los movimientos democráticos, de liberación y memorialísticos. En algunos casos estos espacios han surgido de la iniciativa social, en otros han sido directamente obra de las instituciones. El relato de lo que aquí se cuenta no es en ningún caso neutro, sino el resultado de las llamadas batallas por la memoria, siempre íntimamente relacionadas con las batallas políticas del presente.
Polonia
Museo Estatal Auschwitz-Birkenau
Fundado en 1947 por el gobierno polaco, la iniciativa de conservar el campo de exterminio nazi como lugar de memoria partió de supervivientes del holocausato que comenzaron a organizarse de forma autónoma para cuidar el espacio y evitar su destrucción. 50.000 personas asistieron a la inauguración de la primera exposición que se hizo en sus instalaciones para dar a conocer al público los horrores del nazismo. En 1979 la Unesco declaraba patrimonio de la humanidad sus 191 hectáreas de superficie. En 2018 fue visitado 2,15 millones de personas. La proliferación de los selfies y las fotos de mal gusto ha llevado a que el museo pida respeto y abstenerse de imágenes frívolas a los visitantes.
Chile
Villa Grimaldi
A pesar de lo escasamente rupturista de la transición en este país del cono sur, realizada bajo la férrea vigilancia de Pinochet y del pinochetismo, también Chile cuenta hoy con importantes espacios de memoria democrática. Villa Grimaldi, en Peñoalén, en el área metropolitana de Santiago, sería a este respecto un espacio pionero. El antiguo centro de detención y tortura fue salvado en los años 90 de su demolición por una gran movilización social que obligó a intervenir al gobierno del moderado Patricio Aylwin. Expropiado en 1994 por el Estado chileno, en 1997 se inauguró como Parque por la Paz Villa Grimaldi. En 2004 fue declarado Monumento Nacional. Su gestión está en manos de la Corporación Parque por la Paz Villa Grimaldi, una entidad sin ánimo de lucro que se financia a través de socios, donaciones y subvenciones de instituciones públicas y privadas.
Hungría
La casa del terror fascista y comunista
Se trata de un espacio tan popular, 70.000 visitantes semanales, como controvertido, ya que el discurso de la institución no es ajeno a las filias y las fobias del relato nacionalista y ultraderechista del presidente Viktor Orban, impulsor del museo durante su primer mandato, y al que incluso se le dedica una sala, en la que es presentado como un personaje clave en la transición del país centroeuropeo a la democracia y el capitalismo. La llamada Casa del Terror se encuentra ubicada en Budapest, en la que fuera antigua sede tanto de la policía política del régimen filonazi, como posteriormente del régimen comunista. En el sótano del edificio se pueden visitar las celdas en las que eran recluidos y torturados los presos antifascistas. El museo pretende ser un homenaje a las víctimas del nazismo y del comunismo, y recorre la convulsa historia húngara del siglo XX, desde el auge del fascismo al poder hasta el derrumbe del sistema comunista, deteniéndose en episodios tan cruciales y traumáticos como la revolución húngara de 1956, aplastada por la URSS y sus aliados.
Argentina
La sombra de la ESMA es alargada
5.000 personas fueron secuestradas y torturadas entre 1976 y 1983 en la Escuela de Mecánica Armada de Buenos Aires, el principal centro de detención ilegal de la dictadura argentina. Declarado Monumento Histórico Nacional en 2008, en 2015 fue inaugurado en sus instalaciones el Museo Sitio de Memoria ESMA, uno de los grandes hitos de la política de memoria de los Kirchner. En la actualidad el museo repasa la historia de la dictadura argentina y la lucha de los movimientos por los derechos humanos y la recuperación de la memoria de los desaparecidos. Además la antigua ESMA es hoy la sede de las instituciones públicas y organizaciones no gubernamentales dedicadas a la defensa de los derechos humanos, así como del Archivo Nacional de la Memoria. Tanto las Madres de Plaza de Mayo, línea fundadora, como la Asociación Madres Plaza de Mayo, gestionan sus respectivos centros culturales en el interior del antiguo centro de detención, tortura y exterminio.Portugal
De prisión política a Museo de la Resistencia y la Libertad
El 25 de abril de 2015, coincidiendo con el 41 aniversario de la Revolución de los Claveles, abría sus puertas en la antigua cárcel política de Lisboa el Museo do Aljube, Resistencia e Liberdade. El museo, gratuito, está consagrado no sólo a explicar en qué consistió la dictadura portuguesa, la más prolongada de las nacidas en la Europa de entreguerras, sino también a mostrar la historia de la resistencia y de la lucha por la recuperación de las libertades democráticas en nuestro país vecino. La prensa clandestina, el papel de las organizaciones políticas ilegales en el movimiento democrático, la represión a los opositores o la lucha contra el colonialismo, son algunos de los temas que se analizan en las cuatro plantas del museo lisboeta, que cuenta además con un archivo para investigadores, exposiciones temporales, visitas guiadas de centros educativos y un programa para la formación del profesorado llamado “História, Memória e Verdade – memórias de luta e resistência na construção de uma cidadania ativa”.
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Yo nunca iría a ver un museo en un lugar donde la gente haya sufrido, ni Auswithch, ni la Esma, ni ningún otro. Creo que el sufrimiento de la gente permanece en esos lugares. Mejor tirarlo todo abajo y crear un paraje natural donde la naturaleza limpiara las malas vibraciones. Y la Historia que la enseñen en el colegio y en los libros. No hay que magnificar el mal con un museo.
Respeto tu opinión; sin embargo, para muchas de las víctimas de los distintos conflictos de sus territorios un museo o casa de la memoria, se convierten en espacios de resignificación para transformar su historia de violencia, se dignifican y reúnen memorias para que su voz y su dolor no quede en el olvido. Cordial saludo desde Colombia.