Opinión
Comunidades locales, conocimientos globales: los regadíos olvidados

Cuando frecuentemente hablamos de regantes, regadíos, acequias, agricultura… los asociamos con grandes infraestructuras, maquinaria, uso de fitosanitarios, etc. Más allá de las grandes superficies regables y de la agricultura intensiva, existe un microcosmos de comunidades locales que llevan toda la vida dedicados a gestionar el territorio y el agua: son las Comunidades de Regantes Históricas y Tradicionales.
Son Históricas porque existen mucho antes de que los grandes planes de regadío —y con ellos los grandes embalses y pantanos— llegaran a nuestro país. Una buena muestra de ello es el rico legado de Al-Ándalus en tierras de Sierra Nevada. Y son Tradicionales porque siguen hoy en día utilizando las mismas herramientas y técnicas que hace siglos.
Son Históricas porque existen mucho antes de que los grandes planes de regadío llegaran a nuestro país. Son Tradicionales porque siguen hoy en día utilizando las mismas herramientas y técnicas que hace siglos
Se trata de agricultores y ganaderos, preferentemente de montaña y con pequeñas explotaciones, que aplican y transfieren saberes populares del manejo del suelo y del agua de una manera eficiente y respetuosa con el medio ambiente.

En la comarca de La Vera, como tantas otras comarcas serranas, existe una extensa red de acequias históricas que, empleando como únicos materiales los existentes en el terreno, aprovechan las aguas de gargantas y arroyos para conducirlos a las distintas explotaciones, ya sea de frutales, huertos o prados para el ganado. Esta operación repetida una temporada tras otra reporta una serie de beneficios no siempre bien valorados:
Económicos: ya que los frutos y beneficios obtenidos en estas explotaciones suman un aporte extra para las economías domésticas, bien a través de la venta directa o en consumo en el hogar.
Sociales: la disponibilidad de estos recursos, que antaño eran el principal aporte económico de las familias, sigue significando una oportunidad para afianzar población y evitar el éxodo rural, toda vez que se apoye desde las administraciones a la agricultura/ganadería de montaña y se apueste por productos de calidad (como el pimentón de La Vera).
La disponibilidad de estos recursos que antaño eran el principal aporte económico de las familias, sigue significando una oportunidad para afianzar población y evitar el éxodo rural
Culturales: la gestión en comunidad del recurso Agua se lleva a cabo a través de instrumentos que conllevan un conocimiento social y cultural local. Asociados a estos agrosistemas hay todo un conjunto de elementos patrimoniales que corren serio riesgo de desaparecer. También existe todo un vocabulario o jerga propios.
Ambientales: como la ralentización del ciclo del agua, consiguiendo mantener durante más tiempo la disponibilidad del agua sobre el terreno, a través de la infiltración. Los pasillos verdes que suponen las acequias históricas, sirven de cortafuegos. Asociados a estas estructuras terrosas, existen unas comunidades tanto animales como vegetales que, de otro modo, no se darían. La evapotranspiración de plantas y prados ligados a estos sistemas regulan la temperatura y favorecen la formación de tormentas.
La evapotranspiración de plantas y prados ligados a estos sistemas regulan la temperatura y favorecen la formación de tormentas
Pero toda esta amalgama de conocimientos y elementos culturales lleva años sufriendo una regresión y pérdida, debido entre otros factores al despoblamiento de nuestros pueblos, al envejecimiento de la población local, que ve como no hay un relevo generacional, a la poca rentabilidad de estas tierras que no pueden competir con un mercado agresivo y con precios a la baja, y a unas administraciones (locales, regionales y nacionales) que no comprenden ni comparten la necesidad de apoyar a los regantes locales para favorecer un modelo de economía más social y sostenible.
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