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Industria alimentaria
Consumo defiende el etiquetado de alimentos Nutri-Score y abre la puerta a la regulación de la publicidad infantil tras su implantación
Los alimentos sanos —los frescos— no llevarán etiqueta nutri-score. La llevarán voluntariamente los productos procesados en cualquiera de sus grados, pero sin tener en cuenta cuán procesados han sido. El Ministerio de Consumo defiende que un etiquetado es mejor que ningún etiquetado y que gracias a esta herramienta podrán regular la publicidad infantil tras su implantación, que prevén a la largo del año.
Consumo ofreció en la mañana de ayer un encuentro de periodistas para aclarar dudas sobre este sistema de etiquetado frontal elegido por España para ir amoldándose a la propuesta europea, que de momento es voluntaria y que en 2022 la Comisión Europea debatirá su obligatoriedad.
Nutri-Score es un algoritmo: valora matemáticamente los ingredientes de un producto y expresa gráficamente el resultado en un semáforo que va de verde oscuro (y la letra A) a rojo (letra E) teniendo en cuenta la cantidad de grasas, sal, azúcar, calorías, fibra, proteínas y el contenido de frutas y verduras. El sentido común no tiene cabida en el algoritmo, por lo que el aceite de oliva virgen extra del que se usa un chorrito recibe una D, mientras que los refrescos “sin azúcar” que se consumen en tragos largos obtienen una B.
Desde Consumo consideran que este etiquetado es válido para comparar productos de una misma categoría —cereales con cereales, galletas con galletas, etc.—, pero no para elegir nuestra dieta. Esperan que, de algún modo, esas comparaciones entre la competencia lleve a las empresas de la industria alimentaria a mejorar sus recetas para obtener una mejor puntuación.
Nutri-Score es un algoritmo: valora matemáticamente los ingredientes de un producto y expresa gráficamente el resultado en un semáforo, sin tener en cuenta su procesamiento ni trazabilidad
Infancia
La pobreza, la publicidad y el azúcar alimentan la obesidad infantil
En el país de la dieta mediterránea, cuatro de cada diez niños de entre seis y nueve años presentan sobrepeso u obesidad infantil, según los últimos datos publicados por el Ministerio de Consumo en el informe Aladino. Una tasa demoledora que se ceba en las familias con menos rentas.
La solución que ofreció el ministro de Consumo, Alberto Garzón, al aceite es rehacer el algoritmo o que quede fuera del etiquetado, como el jamón curado, ya que de momento es voluntario.
Insistió asimismo en que este etiquetado “sintetiza información útil, aunque no aborda el grado de procesamiento de los productos ni la trazabilidad, aún así, su implantación supone un gran avance, que tiene que ir seguido de otras medidas complementarias”. A este respecto destacó la importancia de tener una herramienta como esta en la que basar una futura regulación de la publicidad infantil, que ahora se autorregula.
Garzón indicó que el etiquetado Nutri-Score “debe aprobarse este año, ya que es un acuerdo de Gobierno y somos leales a los acuerdos”.
Desde octubre de 2019, Portugal reguló la publicidad dirigida a público infantil en su plan de lucha contra la obesidad infantil. Previamente gravó el azúcar y consiguió reducir siete puntos la tasa de sobrepeso (31%) y dos la de obesidad infantil (12%). La OMS alabó sus políticas.
“Nutri-Score sale de Francia, impulsado por grandes multinacionales y es un coladero de productos procesados y ultraprocesados. Si le metes vitaminas, fibra o fruta a la receta, cuela y al algoritmo mejora la calificación de cereales azucarados, lácteos, zumos y refrescos”, sostienen desde Justicia Alimentaria
Fans y detractores
Este etiquetado ya funciona en países como Francia y Alemania. Tiene fans y detractores. El Ministerio recuerda que asociaciones de consumo y entidades como la Sociedad Científica Española de Dietética y Nutrición están a favor y que el estudio Modelling the impact of different front-of-package nutrition labels on mortality from non-communicable chronic disease recalca que el etiquetado frontal ayuda a reducir la mortalidad de enfermedades crónicas asociadas a la obesidad. Marcas como Danone, Nestlé y Carretilla y los supermercados Eroski, Caprabo, Carrefour, Alcampo, Lidl y Aldi han mostrado su conformidad con el etiquetado.
Entre sus detractores se encuentra previsiblemente parte de la industria alimentaria y nutricionistas, que consideran este etiquetado insuficiente. Asimismo, Javier Guzman, de la organización Justicia Alimentaria, se muestra también crítico con Nutri-Score. “El etiquetado que se ha mostrado más eficaz son los hexágonos utilizados en Chile, México, Ecuador, Finlandia e Israel. Nutri-Score parte de Francia, impulsado por grandes multinacionales y es un coladero de productos procesados y ultraprocesados. Si le metes vitaminas, fibra o fruta a la receta, cuela y al algoritmo mejora la calificación de cereales azucarados, lácteos, zumos y refrescos”, alerta.
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Green, green-washing! Puro marketing para que todo siga igual. Esto se parece a las antiguas radio-fórmulas, tipo, la lista de los 40 principales, quién más pagaba, llegaba al número uno.