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Honduras
“Hay que desvelar la corrupción con nombre y apellido, como hizo Berta Cáceres”
Un equipo internacional trata de conseguir los fondos para hacer un documental sobre Berta Cáceres, la activista hondureña asesinada en marzo de 2016 por su oposición a un proyecto hidroeléctrico. Katia Lara, la directora del documental Berta soy yo explica el sentido de esta apuesta audiovisual y política.
El 1 de marzo de 2016, Katia Lara estaba con Berta Cáceres. La activista hondureña dibujaba en un cuaderno un mapa del río Gualcarque e iba marcando las amenazas para el río y para los indígenas lenca que habitan sus riberas para que la directora de cine entendiera la dimensión de lo que enfrentaban. Juntas, construían un documental sobre la lucha del Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (COPINH) y del pueblo Lenca contra la empresa Desarrollos Energéticos S.A. (DESA), de la poderosa familia Atala.
El día siguiente, el 2 de marzo, a las 23:40 Berta Cáceres y el activista mexicano Gustavo Castro (Otros Mundos Chiapas) descansaban en la casa de la lideresa del COPINH después de haber apurado conversa y cigarrillo. En ese momento, entraron tres sicarios a la casa que hirieron a Castro, al que creyeron muerto, y asesinaron a Berta de tres tiros en el abdomen.
El crimen conmocionó al mundo y develó la oscura alianza entre la élite económica, el poder político y el poder militar que han hecho de Honduras el país más peligroso del mundo para los activistas ambientales. De hecho, en los últimos seis años han sido asesinados 126 activistas.
Pero el tiempo pasa, la justicia diluye el caso, DESA sigue adelante con su hidroeléctrica Agua Zarca en el río Gualcarque y los activistas indígenas y campesinos hondureños siguen siendo asesinados. El último, Silvio Zapata, un ambientalista garífuna que fue asesinado en su casa el pasado 14 de octubre.
Por todo ello, Katia Lara no ha podido cerrar el cuaderno en el que Berta marcó las coordenadas de la resistencia. “Con cada palabra que Berta escribió me comprometo a llevar adelante esta historia. Mataron a mi hermana en lucha, mataron al personaje del documental en el que estaba trabajando. El asesinato de la compañera Berta Cáceres me planta en el compromiso ineludible de producir un filme que contribuya, desde la misma propuesta de producción, al esclarecimiento del caso”.
Lara ya produjo de urgencia un mediometraje titulado Berta Vive tras el asesinato. Ahora, acompañada de un equipo internacional y de todo el coraje que dispone, ha lanzado una campaña de crowdfunding para sacar adelante Berta Soy Yo. “Tenemos un material de archivo invaluable y un equipo humano comprometido. Berta Soy Yo será el eco prolongado del llamado urgente que lanzó Berta Cáceres al recibir el premio Goldman: ‘Despertemos humanidad, ya no hay tiempo’”. Entrevistamos a Katia Lara en plena campaña de recaudación de unos fondos que en Honduras ha sido imposible encontrar porque “no es una película de corte comercial y tiene como base fundamental la investigación, y las organizaciones entran en un doble discurso: lloran a Berta, pero no se comprometen”.
¿Qué tan profunda y abierta es la herida que dejó en Honduras el asesinato de Berta Cáceres?Irreparable, es una herida abierta y profunda. Asesinaron a una defensora de Derechos Humanos que recientemente había sido reconocida con el Premio Ambiental Goldman (2015). ¿Qué más puede pasar en este país? Quedan más expuestas las luchas, y no me refiero solamente a los pueblos indígenas y negros. La única forma de recuperarnos es luchar contra la impunidad con que se están estableciendo estos negocios extractivos transnacionales, develar la corrupción, denunciar con nombre y apellido, como lo hizo Berta Cáceres.
Si pensamos que Berta simboliza a miles de defensoras y defensores de los territorios, ¿quién es 'Berta Cáceres' ahora en Honduras?
Para la gran mayoría el significado de Berta se reduce al de ambientalista, alguien preocupada por los bienes de la naturaleza. Sin ánimo de restar importancia a este trabajo, debemos reconocer que Berta era más que eso. Por eso la mataron.
Los medios masivos han logrado ocultar el trabajo que Berta hacía por los derechos humanos, por la defensa de los derechos de los pueblos originarios, en contra del capital transnacional, denunciando el proyecto privatizador neoliberal más reciente de este gobierno, que inició después del golpe de Estado, con las leyes emitidas durante el gobierno de Porfirio Lobo [2010-2014], la Ley General de Aguas, por ejemplo, la de promoción de la alianza público privada…
Los pocos avances de la justicia en el caso de Berta Cáceres apuntan a que la orden del asesinato salió de la oficina del gerente de DESAYa en 2013, Berta Cáceres sabía contra quién luchaba. No era DESA o un solo enemigo. En una entrevista que Katia Lara le hacía a la lideresa ese año cuando decretaron prisión preventiva de Cáceres, ella explicaba: “Yo sabía que lo que ellos buscaban era criminalizar al Copinh, presentarlo como una organización violenta, armada, y por supuesto, bajo un montaje del Ejército que no está aislado de todas estas acusaciones de la empresa y de toda una estrategia de sembrar terror al Pueblo Lenca. Entonces yo (…) como coordinadora del Copinh no solo me indigno, me revelo ante eso, no lo acepto, lo rechazo porque se que todo ese mecanismo está bajo un plan perverso de atacar y acabar con los movimientos territoriales que enfrentamos directamente a los grandes capitales y que hemos demostrado en concreto que sí es posible expulsar la invasión transnacional, así como hace 500 años. Entonces eso para los sectores de poder es peligroso, es subversivo”.
Los pocos avances de la justicia en el caso de Berta Cáceres apuntan a que la orden del asesinato salió de la oficina del gerente de DESA, ex agente de la inteligencia militar hondureña y ahora, cuando la Organización de Estados Americanos, a través de la Misión de Apoco contra la Corrupción y la Impunidad en Honduras ha señalado la responsabilidad de la empresa y de altos cargos del Gobierno, el Consejo Hondureño de la Empresa Privada (Cohep) ha arremetido contra los observadores internacionales por despreciar al sector empresarial. Habrá que ver qué dice el Cohep ante el informe de 87 páginas hecho público este 31 de octubre por el grupo Asesor Internacional de Personas Expertas (GAIPE). Este equipo independiente constata, tras investigar 40.000 páginas de correos, registros telefónicos, chats o GPS, “la existencia de una red criminal, compuesta por directivos y empleados de la empresa DESA, agentes estatales y sicarios con niveles de responsabilidad en el asesinato de Berta Cáceres”. También señala las irregularidades en la investigación y la complicidad de las agencias internacionales financiadoras de DESA, que ignoraron las denuncias sobre la actitud de la empresa hacia las comunidades para seguir apoyando el megaproyecto.
¿El caso de Berta ha podido invisibilizar algo otros asesinatos o amenazas a lideresas y líderes?
No lo creo. Antes del asesinato de Berta, poca gente fuera de Honduras (además de las organizaciones relacionadas con el tema) conocía al Copinh, ahora a través de sus redes sociales, se publican noticias sobre otras luchas en Honduras y el mundo. Laura y Bertha, las hijas de Berta, acaban de estar en Brasil, han viajado mucho estableciendo redes. Bertha Zúniga se acaba de pronunciar en la ONU y ella alza la voz por otros asesinatos de líderes y lideresas.
En todo caso, no es el crimen de Berta el que ha invisibilizado otras luchas, es el aparato mediático, en el que trabajan individuos que se venden, sin importarles que su complicidad, esa sí, invisibilice otros asesinatos. El silencio de los medios y la sociedad sí que solapa la corrupción y provoca más muerte.
¿Cuánto pesa el tema de género aquí? Es decir... ¿Las defensoras son más vulnerables que los hombres? ¿Están más estigmatizadas?
Las mujeres son más vulnerables en todos los ámbitos, pero definitivamente a Berta no la matan por ser mujer.
¿Para qué sirve hacer memoria sobre Berta y sobre la lucha en el río Gualcarque?
Para denunciar a las empresas y corporaciones que invierten en nuestros países sin apegarse a los requerimientos de estudio ambiental y consulta previa libre e informada en las comunidades; para explicar la dimensión latinoamericana y mundial del desplazamiento de los pueblos originarios con un fin mercantil, para construir mega proyectos de producción de energía, hoteleros, agroindustriales, etcétera; para contarle a la gente que ese “desarrollo” no es para las comunidades es para los negocios de las empresas.
Y una película… ¿para qué?
Para evitar más muertes.
¿Por qué comenzaste a trabajar con Berta?
Después del golpe de Estado de 2009, el movimiento espontáneo de la resistencia contra el golpe provocó un despertar de las luchas sociales y los liderazgos. El Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras, coordinado por Berta Cáceres y la Organización Fraternal Negra Hondureña (OFRANEH), son los dos movimientos más fuertes y sanos y quería estar cerca de ellos.
El 26 de noviembre hay elecciones en el país. ¿Qué le espera a Honduras y a los movimientos sociales?
Nos queda seguir evidenciando que, igual que en España, no hay democracia. No se puede fortalecer la democracia sin tocar los interese de la monarquía, y los intereses, incluso de sectores “progresistas"
La película Berta soy yo, que será financiada de forma colectiva, permitirá conocer la lucha de Berta Cáceres y el curso de la gestión judicial por el esclarecimiento de un caso plagado de inconsistencias: una autopsia dudosa, un montaje mediático que intentó mostrar un asesinato pasional, un secretismo “que raya en el irrespeto a la familia y ha obstaculizado el trabajo de los abogados”, el expediente del caso “hurtado” del vehículo de una Magistrada, ninguna línea de investigación abierta en relación a las denuncias de amenazas recibidas por Berta Cáceres de parte de la empresa DESA; ocho acusados en prisión, entre ellos militares y trabajadores de la empresa que aún no han sido reconocidos por el único testigo del crimen. El cine documental al servicio de la memoria y de la defensa de los territorios.