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Gestación subrogada
Un duelo al nacer: la gestación subrogada impacta en la salud mental de madre y bebé
En El hijo culebra (InLimbo Ediciones, 2020), Ángela Álvarez Sáez escribe: “Estoy a punto de convertirme en madre sin hijo. No te cantaré. No te daré alimento. Serás sin mí. Yo no seré”. El poema, que se engloba en la parte titulada Una noche en la culebra (Diario), pone voz a los vientres de alquiler a través de la experiencia de una mujer sin nombre. Su vacío queda plasmado en los versos finales: “Tengo los tobillos hinchados. Vino el médico por la mañana. Me han dado el alta. No tengo cuerpo al que regresar. Mamá no ha venido”.
Estos días se habla mucho del caso de Ana Obregón, cuyas imágenes recogidas por la revista ¡Hola! saliendo de una clínica estadounidense en silla de ruedas con una bebé fruto de un vientre de alquiler han dado pie a conversaciones, debates, artículos, columnas y horas de radio y televisión. Y no solo. Si bien los vientres de alquiler están prohibidos desde 2006 en España —aunque la inscripción en el registro de los bebés nacidos por esta práctica fuera de nuestro país sí está permitida desde 2010—, el asunto ha vuelto a moverse como una culebra entre los partidos políticos, con el cambio sorprendente del PP, históricamente contrario, hacia la posibilidad de regular los vientres de alquiler desde el altruismo.
El PSOE y Podemos continúan en una postura de rechazo rotundo hacia esta práctica, con o sin dinero mediante. De hecho, la ministra Irene Montero ha recordado que ese tipo de prácticas son una “forma de violencia contra las mujeres” que se sostiene en la necesidad económica de las mujeres que se prestan.
Un cúmulo de pérdidas
Ibone Olza, psiquiatra y directora del Instituto Europeo de Salud Mental Perinatal, lleva más de una década denunciando esta práctica, no solo desde una postura ética y feminista por considerarla rotundamente “una forma de explotación del cuerpo de la mujer,” sino también desde el impacto de los vientres de alquiler en la salud mental de madres y bebés. En el caso del bebé, este debe enfrentarse, según la psiquiatra, a un cúmulo de pérdidas: falta de vínculo con la madre en el embarazo, mayor riesgo de prematuridad, ausencia de lactancia materna o vivir el duelo por la madre nada más nacer. “Para un bebé gestado en un vientre de alquiler es como si su madre muriera en el parto”, señala.
Diversos estudios, como los llevados a cabo por el proyecto británico ALSPAC, que ha hecho un seguimiento durante más de 30 años a un grupo de embarazadas y sus bebés en Reino Unido, han demostrado hasta qué punto lo que vivimos en el útero condiciona la salud. El estrés de la madre durante el embarazo, por ejemplo, está asociado con depresión en los hijos en la adolescencia. Una investigación de 2017 liderada por Irene Woo concluía que los bebés nacidos de vientres de alquiler tienen un aumento de los resultados perinatales adversos, incluidos nacimientos prematuros, bajo peso al nacer, hipertensión, diabetes gestacional materna y placenta previa, en comparación con los bebés concebidos espontáneamente y llevados por la misma mujer.
Susanna Carmona Cañabate, neurocientífica: “La madre que gesta un bebé como vientre de alquiler puede intentar desvincularse, pero esto es negar algo que ha dejado una huella en nuestro cuerpo”
“La madre que gesta un bebé como vientre de alquiler puede intentar desvincularse, intentar pensar que no pasa nada, pero esto es negar algo que ha dejado una huella en nuestro cuerpo aunque nos empeñemos en no verlo”, cuenta Susanna Carmona Cañabate, neurocientífica que lidera el equipo de Neuromaternal del Instituto de Investigación Sanitaria Gregorio Marañón, que lleva años investigando los cambios en el cerebro de las madres. Cambios profundos, similares a los que se producen durante la adolescencia, y que se sospecha que se mantienen toda la vida. “Se suele ver el instinto maternal como ‘saber lo que tienes que hacer’ cuando nace el bebé”, observa.
Sin embargo, en neurobiología el instinto maternal va más allá y se explica como una serie de motivaciones que se despiertan de forma instintiva, animal. Esto ocurre porque hay una serie de cambios que se dan durante el embarazo en unos circuitos muy primarios —y que se observan tanto en una ratita como en un humano— que convierten al bebé en una motivación, en un refuerzo muy positivo, en un estímulo, que va a guiar la conducta de la madre. ¿Qué pasa cuando quitamos ese estímulo-bebé? “Pues lo que ocurre sería comparable a retirarle la droga a una persona adicta”, explica la neurocientífica.
Ibone Olza, psiquiatra: “Los estudios científicos favorables a la gestación subrogada minimizan y ocultan el impacto de la subrogación para la salud mental de madres y bebés”
La psiquiatra Ibone Olza recuerda que “los estudios científicos favorables a la gestación subrogada minimizan y ocultan el impacto de la subrogación para la salud mental de madres y bebés a corto, medio y largo plazo”. En este sentido, Susanna Carmona ha observado que en Estados Unidos hay un interés muy grande por estudiar a la madre compradora, pero hay muy pocos estudios en torno a la madre gestante. “Se justifica la necesidad de explorar todos los tipos de maternidad, y sin embargo a la madre que gesta se la saca muy rápido del mapa. ¿Qué pasa con esa madre que no tiene bebé después del parto? ¿Y qué pasa con esa madre los años posteriores al parto, a largo plazo? Todo tu sistema inmune se modifica, tu riesgo a patologías cambia, todo tu sistema cardiovascular ha cambiado, se han producido cambios a nivel hormonal y cerebral... Todo esto está obviado”, señala.
Parto y exterogestación
En un artículo publicado en la revista Dilamata en 2018, Olza explica que el efecto en la salud del tipo de parto y nacimiento está ampliamente demostrado. Las mujeres que participan de una gestación subrogada tienen más posibilidades de vivir un parto instrumentalizado, de enfrentarse a una cesárea y sufren violencia obstétrica. De hecho, separar al recién nacido de su madre sin que haya una razón médica de peso se considera, según la experta, violencia obstétrica. Y es que el bebé de un vientre de alquiler se convierte en un producto que debe llegar bien al comprador. “Sabemos que se programan los partos y muchos por cesárea innecesaria. No tenemos datos sobre cómo están esas madres después, suponemos que habrá depresiones y psicosis posparto igualmente, y tampoco se habla de qué pasa cuando muere el bebé antes de o durante el parto”, explica Olza.
Todos los organismos internacionales recomiendan no separar al recién nacido de su madre debido al estrés por separación, que además es neurotóxico —cuando el bebé es separado libera altas dosis de cortisol que pueden dañar su sistema nervioso—. Para la dupla madre-bebé, los primeros momentos tras el parto son vitales para la salud física y emocional de ambos. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda desde hace décadas el piel con piel con la madre —recientemente incluso en el caso de prematuros— como una forma de iniciar los vínculos fuera del útero, así como conseguir alimento, calor y tranquilidad tras el esfuerzo del nacimiento. “Un bebé no sabe lo que son los genes pero sí quién es su madre: la que le ha gestado. Y espera encontrarse con ella”, señala Olza. Y no solo en el momento de nacer, cuidar la exterogestación es clave. Darcia Narvaez, psicóloga y profesora emérita de la Universidad de Notre Dame, explica en un artículo en Psychology today que los bebés necesitan cuidados parecidos a los que tienen dentro del útero durante 18 meses después de su nacimiento.
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“El bebé está acostumbrado al olor y al sabor que conoce del útero de la madre (a través del contacto con el líquido amniótico), por lo que espera encontrar ese olor y sabor al nacer. La exterogestación se refiere a los componentes del nido evolucionado de forma que el bebé siga desarrollándose: presencia física casi las 24 horas del día, los siete días de la semana, capacidad de respuesta a señales tempranas de incomodidad o necesidad... Así debe ser durante los primeros casi dos años de vida, siempre siguiendo las señales del niño”, explica Narvaez a El Salto a través del correo electrónico.
Derechos humanos
Silvia Federici contaba en una entrevista de Sarah Babiker en este medio que desde una visión neoliberal, la vida parece haberse convertido en un producto más a comercializar: “Intenta hacerse pasar por autonomía, por capacidad de control sobre nuestro cuerpo, la capacidad de vender nuestro cuerpo, no solamente nuestro cuerpo, de vender nuestro hijo o hija. Soy totalmente contraria a la maternidad subrogada, es una venta de niñas y de niños, se está legitimando en base a esta presunta búsqueda de autonomía. Pero no solo, ¿quién defiende los derechos de estos niños?”, sostenía.
No solo se produce una separación de la diada madre-bebé, con las implicaciones que tiene —elimina la posibilidad de apego inmediato, establecer vínculos tempranos, recibir lactancia materna o disponer del cuerpo materno para la exterogestación, entre otros— los bebés también se enfrentan a la posibilidad de ser devueltos por no alcanzar los estándares de calidad que los contratantes demandan, quedando así en un limbo familiar.
Unicef alerta de que los niños y niñas nacidos por gestación subrogada corren el riesgo de sufrir múltiples violaciones de derechos humanos, en particular, su derecho a la identidad
Unicef se ha posicionado contra los vientres de alquiler desde la defensa de la Convención sobre los Derechos del Niño de Naciones Unidas, que en su artículo 35 insta a “impedir el secuestro, la venta o la trata de niños para cualquier fin o en cualquier forma”. Ya en febrero de 2022 recordaban en un documento que los niños y niñas nacidos por gestación subrogada corren el riesgo de sufrir múltiples violaciones de derechos humanos, en particular su derecho a la identidad, incluidos el nombre, la nacionalidad, las relaciones familiares y el acceso a sus orígenes; el derecho al disfrute del más alto nivel posible de salud; y el derecho a no ser vendidos.
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Es un negocio, pese a que el código penal español prohíbe incluso la subrogación en el extranjero en su artículo 221, como explica Nuria González aquí a partir del minuto 20:30.
Link:
https://dlvradio.es/en-lescola-con-nuria-155
Excusas darán miles pero la gestación subrogada es una inmoralidad y quien recurre a ella es inmoral.
Todas las portadas que quieran pero la bajeza moral de la señora está bien clara.