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Elecciones
La disputa por el último escaño en cada provincia decidirá el color del próximo Gobierno
Sin duda alguna, el leitmotiv del 23J está siendo el fenómeno del ‘voto útil’ o ‘voto estratégico’. Una forma de decidir el voto en función del eventual resultado de las elecciones —que, en este caso, es el que marcan las encuestas— para tratar de corregirlo o, al menos, evitar la victoria de uno u otro partido. Lo estamos viendo constantemente: cuando Feijóo apela a que el único voto “para echar a Sánchez” es el del PP o cuando desde Sumar se apela al ‘voto decisivo’ para hacerse con la tercera posición en muchas provincias y, con ello, arrebatarle algunos escaños al PP y a Vox.
Por si fuera poco, la creciente polarización entre el bloque de la derecha —PP y Vox— y sus ansias de “echar a Sánchez” y el bloque de la izquierda —PSOE y Sumar— y su apuesta por revalidar el Gobierno de coalición progresista se está transmitiendo a un electorado que está ávido de información para saber en qué provincias hay escaños en juego este 23J y, por lo tanto, decidir a quién votar.
El contexto ha llevado a los principales periódicos de nuestro país a publicar diariamente sus tracking como una forma de generar una tendencia a favor de uno u otro bloque
Este contexto ha llevado a los principales periódicos de nuestro país a publicar diariamente sus tracking como una forma de generar una tendencia a favor de uno u otro bloque y, además, de alertar de lo efímero de las mayorías, como es el caso del ABC y GAD3, El Mundo con SigmaDos o El País y 40dB. Algo que, hasta ahora, no había tenido lugar o, al menos, no de manera tan explícita. Una muestra de que estas elecciones están generando un profundo interés entre el electorado, más aún ahora que nos adentramos en la campaña electoral.
Ahora bien, el debate en torno a la importancia del ‘voto útil’ no es nuevo, sino que ya se venía produciendo durante los últimos meses, aunque de forma velada. En este sentido, la discusión en torno a la barrera del 15% de los votos, la mal llamada Ley D’Hondt, la circunscripción provincial o la importancia de las provincias medianas de cara a la disputa por la tercera posición entre Vox y Sumar son solo expresiones de una misma cuestión. Que, de cara al 23J, el electorado decidirá su voto en términos de Gobierno o de bloque ideológico y, por lo tanto, se sumergirá de lleno en el fenómeno del ‘voto útil’.
Dicho de otra manera, quien vote por el PSOE o Sumar lo hará sabiendo que se entenderán como lo hicieron el PSOE y UP hace cuatro años, al igual que quien vote por el PP o Vox lo hará a sabiendas de que, al igual que ha ocurrido después del 28M, no dudarán en entenderse para hacerse con el Gobierno.
En este sentido, y a menos de dos semanas para el 23J, las encuestas —y los tracking— coinciden en señalar lo ajustado de la situación política de cara al 23J. Mientras que algunas encuestadoras, como GAD3, señalan que la suma del PP y Vox se encuentra en torno a los 180 diputados, otras, como 40dB, apuntan que el PP y Vox se encuentran en torno a los 170 diputados. Con la mayoría absoluta en el Congreso de los Diputados situada en los 176 escaños, lo único que podemos concluir a menos de dos semanas para el 23J es que todo está en el aire.
Sumar y Vox, que las encuestas sitúan en torno al 13% o 14% de los votos, llevan semanas envueltas en una batalla por la tercera posición que será la que decida quién se hace con este último escaño en un importante número de provincias
Ahora bien, ¿de qué dependerá que se materialice uno u otro escenario? De la disputa por el último escaño, que está presente en una amplia mayoría de provincias y que, a su vez, es especialmente relevante en lo que respecta a Sumar y Vox.
Estas formaciones, que las encuestas sitúan en torno al 13% o 14% de los votos, llevan varias semanas envueltas en una batalla por la tercera posición que, a su vez, será la que decida quién se hace con este último escaño en un importante número de provincias. Los de Yolanda Díaz llevan mostrando un ligero crecimiento desde hace ya varias semanas, especialmente tras la caída que provocó la airada negociación con Podemos hace un mes, mientras que los de Santiago Abascal se encuentran estancados en torno a ese 13% o 14% de los votos, al haber cortado el PP de Feijóo todas sus posibilidades de crecimiento.
En algunas provincias, según una reestimación propia a partir de los datos del último barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), el último escaño podría estar muy cerca para Sumar o, por el contrario, ya lo habrían alcanzado, arrebatándoselo, en la mayoría de los casos, al PP o a Vox.
Esto es así en algunas provincias como Huelva, donde Unidas Podemos ya se quedó a unos pocos votos de obtener representación en 2019, y donde Sumar, si logra ampliar sus fronteras ideológicas e ir más allá de lo que hizo Unidas Podemos hace cuatro años, podría lograrlo. En cambio, si no es así y, de nuevo, Sumar se queda a las puertas, lo más probable es que este escaño fuera Vox o, en su defecto, para el PP, que se alzará con la victoria en la mayor parte de la geografía en España.
Ocurre lo mismo en muchas más provincias, especialmente en las medianas —las que reparten entre 6 y 10 escaños—, donde la disputa entre Sumar y Vox será encarnizada y un margen de 500 o 1.000 votos puede decidir un escaño y, con ello, la mayoría.
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Así pues, si los de Santiago Abascal logran resistir, reduciendo a la mínima expresión las fugas hacia el PP y canalizando el descontento generado por su errática política de pactos tras el 28M, con su máxima expresión en lo sucedido en Extremadura, un gran número de escaños serán para ellos, situándose por encima de los 40 escaños y asegurando la mayoría absoluta que lleve al PP de Feijóo a La Moncloa.
En cambio, si la caída de Vox que pronostican algunas encuestas se materializa y, por el contrario, Sumar consigue convencer a una gran parte de los indecisos que tras el fiasco del 28M y la tensa negociación con Podemos se alejaron de la formación de Yolanda Díaz, la tercera posición podría ser para ellos y, por lo tanto, un importante número de escaños irían a parar al bloque de la izquierda, superando el resultado de Unidas Podemos y Más País en 2019 (38) y logrando que la suma del PP y Vox no llegue a la mayoría absoluta.
Quién sabe si nos enfrentaremos a una situación como la vivida hace siete años y si esto podría volver a llevar a España a las urnas en otoño ante la imposibilidad de investir a un presidente del Gobierno
En consecuencia, podría abrirse un nuevo escenario político tras el 23J donde el PP, debido a sus lazos con Vox en la mayoría de comunidades autónomas donde se han hecho con el Gobierno, no logre convencer a formaciones como el PNV o Coalición Canaria para que les entreguen los votos necesarios para desalojar a Sánchez del Gobierno. En cambio, la presencia de Junts y la CUP, cuyos votos afirmativos —que no su abstención— serían necesarios para mantener a Sánchez y a Díaz una legislatura más en La Moncloa, así como la beligerancia durante estos últimos meses de ERC y EH Bildu, podría propiciar un bloqueo institucional que recuerda al de 2016, cuando Sánchez dejó su escaño por ‘abstención técnica’ que su partido se propuso dar a Rajoy para solucionar el bloqueo.
Quién sabe si el 2023 nos enfrentaremos a una situación como la vivida hace siete años y, más aún, si esto podría volver a llevar a España a las urnas en otoño ante la imposibilidad de investir a un presidente del Gobierno. Lo que está claro es que esto se decidirá en los detalles; en un puñado de votos que serán determinantes, a su vez, para decidir quién se lleva un puñado de escaños y, con ello, de qué color será la próxima legislatura.
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Había pensado en no votar porque su capacidad transformadora es mínima. Y entonces me vino a la mente el discurso de Nasser en 1958 sobre el Hiyab (https://www.youtube.com/watch?v=hFbmb43ACGY). No queda más remedio que ir a votar, aunque el ánimo sea bajo. Y luego, desde luego, trabajar en la calle por los derechos.
Solicité mi voto por correo desde que se abrió el plazo y hoy me ha llegado el sobre al fin, ¡ya lo daba por perdido! Mañana cojo un barco para llegar a otra isla y luego un avión para viajar al extranjero, así que tendré que hacer malabarismos para poder acudir a la oficina de correos bien temprano. No tengo claro que me de tiempo.
Es de vergüenza que contemos con un sistema tan ineficiente.
Es inaudito que a estas alturas año 2023, nos estemos jugando unos mínimos democráticos. Es claro que sobrevivimos en una democracia de mala calidad pero lo que viene es aún peor. Por otro lado, en esta ocasión muchos iremos a votar sin ilusión pero hay que ir pese a todo.
"...lo único que podemos concluir a menos de dos semanas para el 23J es que todo está en el aire." Un aire por cierto, bastante contaminado de ruido, hartazgo y particulas de indiferencia. La mejor encuesta la de 23J sobre las 22:00h. Buen dia y buena suerte!
Llamadme loco, pero..., ¿no es completamente criminal que en unas votaciones "esté en juego la democracia, las libertadas fundamentales, los derechos civiles, etc., etc., etc."?
Imaginaos que se convoca una disputa en una Comunidad de Propietarios; pongamos por caso que sean 20 viviendas o propietarios con derecho a voto (todos pueden votar pues no hay morosos); y pongamos por caso que hay dos facciones o grupos; uno de ellos que se autodenominan demócratas, etc. y otro que se autodenominan patriotas o salvapatrias o no sé qué. Éstos últimos (los salvapatrias) dicen que si se hacen con la presidencia de la Comunidad de Propietarios empezarán a imponer medidas (por el bien de la "patria"-Comunidad) tales como: toque de queda (salvo ciertas excepciones justificadas como salir o volver del trabajo), detención preventiva de sospechosos de "algo" en un cuarto habilitado en la Comunidad, disponer de poder entrar en los domicilios y otras medidas similares que se nos vayan ocurriendo.
¿Verdad que nadie en su sano juicio permitiría ni siquiera la opción de que estos salvapatrias de andar por casa (Comunidad de Propietarios) pudieran ni siquiera hablar del tema?
¿Por qué, entonces, se permite que "esté en juego la democracia, la vida, los derechos y libertades fundamentales, etc., etc., etc."?: ¿es que hemos perdido el oremus o es que somos oligofrénicos profundos de baba?
La batalla está bastante dura y un puñado de escaños decidirán todo esto. Para eso, lo único que vale son los mítines y debates en los que demostremos que somos un partido transformador y socialista, sin medias tintas ni buenos gestos hacia el capital.
El socialismo se construye mucho más abajo, y esa tarea está todavía pendiente.