Incendios
¡Alerta! La tierra se quema
Son numerosas las noticias que nos van llegando año tras año de incendios producidos tanto en el Estado Español como en el resto del mundo, la mayoría de ellos producidos por la mano humana. El Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE) estima que en agosto de este año se quemaron 2,5 millones de hectáreas en el Amazonas. En África, otro tanto del mismo.

Por su parte, a nivel estatal, de acuerdo con el último avance estadístico publicado por el Ministerio de Agricultura, pesca y Alimentación, desde el comienzo del año y hasta el 1 de septiembre se han registrado 9.115 incendios en el Estado Español, en los que han resultado afectadas 72.668,63 hectáreas (ha) de superficie forestal. Podemos citar ejemplos como, los recientes incendios producidos en la Isla de Gran Canaria uno de los cuáles ha llegado a quemar más de 10.000 hectáreas, en Andalucía también ha habido numerosos incendios a lo largo del verano, en Almería, Málaga, Sevilla, y no podemos olvidar el desastre producido en 2017 en el Parque Nacional de Doñana, donde ardieron más de 8.000 hectáreas.
Entendemos por incendio forestal aquellos que afecten a superficies que tengan la consideración de montes o terrenos forestales de conformidad con la legislación forestal, incluyéndose los enclaves forestales localizados en terrenos agrícolas cualquiera que fuere su extensión, con la sola excepción de los árboles aislados. En aquéllos casos en los que el incendio forestal afecta a más de 500 hectáreas, podemos hablar de “gran incendio”, y ya van registrados en lo que va de año en nuestro país 13 grandes incendios.
Los datos son claros, los incendios forestales constituyen un grave problema ecológico, social y económico, y en la mayoría de los casos son fruto de la actividad humana. Además, en el Estado Español existen ciertas claves que la hacen especialmente vulnerable a los incendios:
- Éxodo y abandono rural: Una de las claves a tener en cuenta ha sido el masivo despoblamiento de las zonas rurales. La falta de empleo y las malas políticas de desarrollo rural, han hecho que mucha gente decida irse a núcleos urbanos más grandes, lo que lleva al inevitable envejecimiento de la población en áreas de montaña y de interior. Esto conlleva un progresivo abandono de las zonas de cultivo. Con ello muchas de nosotras y nosotros, nos hemos convertido en una sociedad urbanita, que no entiende el mundo rural ni su dinámica, utilizándolo únicamente como zona recreativa, donde antes teníamos una sociedad rural arraigada en el territorio, que lo conocía, entendía y gestionaba.
- Cambio en las prácticas agrarias: Los usos tradicionales de la tierra ya no son productivos para nuestro actual sistema capitalista, se necesita mayor productividad y modernización de los medios agrarios, lo que ha dado lugar a un cambio drástico en la vegetación. Un ejemplo de ello es el cese del pastoreo, que ha hecho que las masas forestales aumenten, lo que requiere una mayor gestión y planificación forestal.
- Gestión forestal: Existe una falta de rentabilidad de los aprovechamientos forestales y no hay una puesta en común de la Política Forestal Europea, con respecto a riesgos y prevenciones, así como la situación actual del cambio climático. Muchos territorios, en la década de los sesenta fueron repoblados con especies de crecimiento rápido, como es el caso de ciertas variedades de pino autóctono, que crecen con facilidad y velocidad. De dichas repoblaciones se sirvieron económicamente algunas zonas rurales ya que le podían sacar cierta rentabilidad. Sin embargo, la pérdida de esta rentabilidad a dado lugar al abandono de muchas de estas repoblaciones, lo que ha dado lugar a zonas en las que impera la ausencia de planificación y gestión forestal, beneficiando la aparición de incendios.
- Cambio climático: Debido al calentamiento global las temperaturas son cada vez más cálidas y hay más períodos de sequía. Este hecho facilita e intensifica la propagación de los incendios, y debido a que los períodos estacionales con temperaturas altas son más largos, la propagación de los incendios ya no es exclusivo de los meses de julio y agosto.
- Interfaz urbano forestal: La gestión urbanística no tiene en cuenta el riesgo de incendio forestal, por esto, podemos encontrar numerosas viviendas en zonas de alto riesgo. Muchas de estas viviendas, así como de quienes las habitan no están preparados para prevenir y mitigar los impactos de los incendios forestales.
Las circunstancias del territorio, añadido al hecho de que no se conocen las motivaciones de más de la mitad de los siniestros, aunque la actividad humana sea la principal causa de los mismos, hacen que el futuro de nuestros bosques y parajes naturales cada vez sea más incierto.
En cuanto a la situación en Andalucía, tampoco es mas favorable. A nivel normativo,en materia de prevención y lucha contra incendios, el 29 de junio de 1999, se aprobó la Ley de prevención y lucha contra los incendios forestales. En su artículo primero señala claramente que, “La presente Ley tiene por objeto defender los montes o terrenos forestales frente a los incendios y proteger a las personas y a los bienes por ellos afectados, promoviendo la adopción de una política activa de prevención, la actuación coordinada de todas las Administraciones en materia de prevención y lucha contra los incendios forestales y la restauración de los terrenos incendiados, así como el entorno y medio natural afectado”.
Sin embargo, el porcentaje de incendios forestales con carácter intencionado muestra un progresivo aumento en los últimos quince años en Andalucía. Es importante señalar, llegados a este punto,el protagonismo que cobran todas las personas encargadas de las labores de prevención y extinción de incendios, a pesar de la carencia de personal en muchas situaciones. Esta falta de personal, la adjudica el sindicato CGT, mayoritario en la Agencia Pública de Medio Ambiente y Agua, que gestiona el INFOCA, al relevo en el Gobierno.
Prueba de ello es que, en muchos lugares de Andalucía, la campaña de incendios se inicia el 1 de junio, y no ha sido hasta el 15 de julio de 2019, cuando se ha aprobado la Resolución de la Dirección de Gerencia de la Agencia de Medio Ambiente y Agua de Andalucía, por la que se convoca el proceso selectivo de ingreso en el dispositivo operativo de prevención y extinción de incendios forestales de la Comunidad Autónoma de Andalucía, para los puestos incluidos en las Ofertas de Empleo Público de 2017 y 2018.
La sección sindical de CGT, Amaya, en Jaén, ya ha denunciado, que desde hace una década se están perdiendo medios humanos y físicos debido a una reducción sistemática de efectivos para la lucha contra incendios, que este año se ha agravado con la no incorporación a su debido tiempo,del personal para cubrir las bajas que se producen por diversos motivos en el plan INFOCA.
Precisamente señalan que, “desde el mes de enero deben de habilitarse tanto los concursos de traslado de promoción así como la bolsa de trabajo, que este año puede haberse retrasado entre otros motivos por las elecciones del mes de abril, lo que ha propiciado en el mes de julio no estén todas las vacantes existentes cubiertas, lo cual repercute en el operativo de incendios.”
Desde hace varias décadas, cada vez con más frecuencia, los incendios extremos están desafiando las capacidades de extinción de todo el mundo. Frente a este escenario ¿las administraciones están impulsando políticas efectivas contra incendios? ¿se están destinando inversiones a evitar desastres en el futuro? Por nuestra parte, como sociedad, quizás nos toca tomar conciencia del riesgo y actuar en consecuencia.
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