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Diccionario de la Posverdad
Ética de la comunicación
Juan Antonio Nicolás explicaba recientemente en esta misma sección cómo la progresiva normalización de la distorsión de la información está generando “cierta desconfianza en los medios de difusión ante la incapacidad de distinguir información verdadera de la que no lo es”. Efectivamente, los estudios empíricos apuntan a una creciente desconfianza de la población hacia la profesión periodística, suponiendo ello una fuente de preocupación dada su relevancia crucial en el conjunto del sistema democrático.
El periodismo es concebido como un pilar fundamental tanto en la formación de opinión pública crítica como en el ejercicio de contrapoder. Cuando se generaliza la percepción de que estas funciones no se acometen (o que quedan distorsionadas) la desconfianza crece. No es extraño, por tanto, que se reivindique, ante ello, el papel y la relevancia de la ética y más concretamente de la ética de la comunicación. Pero ¿de qué hablamos cuando nos referimos a este tipo de éticas?
La ética de la comunicación
Contrariamente a lo que quizás se pueda pensar intuitivamente, la ética no es solamente una disciplina filosófica encargada de la reflexión abstracta sobre problemas sociales. Tal y como explican autores como Enrique Bonete Perales o Javier Darío Restrepo, estamos ante una disciplina que aúna tanto un carácter teórico como práctico.
El periodismo es concebido como un pilar fundamental tanto en la formación de opinión pública crítica como en el ejercicio de contrapoder
La ética de la comunicación desempeña un papel práctico esencial en la tarea de definir, conjuntamente con los propios profesionales, cuáles deben ser los principios generales que deberían definir la práctica profesional. Esto exige, por ejemplo, que el profesional no solo disponga de buenas habilidades y capacidades técnicas, sino que también esté comprometido y desarrolle su profesión de acuerdo con los ideales de la profesión. Es decir, que aporte contexto a las noticias, que no manipule o distorsione la información, que no escatime esfuerzos a la hora de contrastar la información, por mencionar algunos ejemplos.
Códigos deontológicos
Cabe recordar que los propios medios de comunicación han ido generalizando en los últimos tiempos herramientas como los códigos deontológicos donde se postula, por ejemplo, la relevancia de respetar la integridad profesional y la honestidad a la hora de reportar una noticia. También se defiende en estos documentos la necesidad de velar por valores periodísticos como la verdad o la independencia.
Los códigos deontológicos defienden la necesidad de velar por valores periodísticos como la verdad o la independencia
La puesta en práctica y la generalización de estos compromisos parecen hoy (en la era de la normalización de la posverdad) una tarea urgente si se pretende fomentar la confianza en el periodismo. Dos periodistas con grandes trayectorias, como son Bill Kovach y Tom Rosenstiel, remarcaban en el libro Los elementos del periodismo (2012), que la salud de esta profesión dependía precisamente del compromiso de los profesionales y de la calidad tanto técnica como ética de su trabajo. ¿Qué diferencias existen si no entre alguien que simplemente postea en medios digitales y un periodista?