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Armas nucleares
Lecciones de Lesoto
Artículo publicado originalmente en Beyond Nuclear International.
Lo que un pequeño país africano puede enseñar al mundo y a Gales
Marzo, 1985. El embajador de Lesoto, y el personal de la Alta Comisión, en Londres, vestidos con trajes nacionales, mantas basoto y sombreros tradicionales, ascendía los escalones de la Oficina de Gales en el Parque Cathays.
Estaban allí para una ceremonia que celebraba el nexo especial entre ambos países. Conforme llegaron al vestíbulo les recibió un coro de Ysgol y Wern seguido de una bienvenida en lengua sesoto del obispo Graham Chadwick. La escena, llena de color, vibraba al ritmo de las canciones africanas.
Los funcionarios, que habían abandonado sus oficinas para saludar a sus invitados desde los balcones, comenzaron a aplaudir, multiplicándose el recibimiento por los pasillos. La Oficina de Gales no había visto nunca nada igual.
Casi cuarenta años después, miles de personal médico y educativo, niños, políticos y organizaciones culturales de ambos países se han nutrido de este nexo. Por parte de ambas partes siempre se ha buscado una relación de iguales cimentada en el entendimiento y la amistad de los pueblos.
Por más que esto haya costado, las aspiraciones de igualdad se mantienen y sirven como testimonio de esto las experiencias que han disfrutado tanto las personas basoto como las galesas. En 2014 se firmó un memorándum de entendimiento entre los gobiernos de ambas naciones, reafirmando la importancia de esta relación.
Lesoto fue un protectorado supervisado por Westminster desde 1868 hasta que obtuvo la independencia total en 1966. El viaje político de por medio no fue suave. Golpes militares, reales, infructuosos o rumoreados han sido muy frecuentes, así como las coaliciones incómodas. Pero Lesoto ha dado pasos decididos de los que Gales puede aprender.
Historia
En 2017, la ONU adoptó el Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares (TPAN). Lesoto participó en las negociaciones, a favor de su adopción. Lo firmó en septiembre de 2019, ratificándolo en junio de 2020.
Desde entonces, ha promovido la adhesión universal al tratado. Fue co-esponsor de la resolución de la Asamblea General de 2019 que solicitó a todos los países que firmaran, ratiticaran y accedieran al tratado “lo antes posible”.
Este histórico acuerdo, que prohíbe por completo las peores armas de destrucción masiva y establece un marco para su eliminación, se convirtió en ley al ratificarlo 50 países. Pese a ser un país pequeño, Lesoto ha liderado estos esfuerzos y ya en 1996 tomó parte en el Tratado de Pelindaba, que estableció a África como un continente libre de armas nucleares.
Este histórico acuerdo, que prohíbe por completo las peores armas de destrucción masiva y establece un marco para su eliminación, se convirtió en ley al ratificarlo 50 países.
Por desgracia, el gobierno britanico se ha negado a participar en el acuerdo y continúa sin firmarlo. Aunque Lesoto sufra de pobreza y tensiones internas, es un país rico en creatividad y proyectos innovadores, como refleja la filmografía de Iara Lee.
Muy al contrario, el Parlamento britanico votó en 2016 a favor de construir cuatro nuevo submarinos en su nuevo sistema de armas nucleares que debe suceder al actual, Trident. Así, Reino Unido posee cuatro submarinos nucleares, cada uno con capacidad de hasta ocho misiles. A su vez, estos pueden portar hasta cinco cabezas nucleares, todas aproximadamente ocho veces más destructivas que la bomba que cayó sobre Hiroshima en 1945. ¿Es esta la sociedad post-Covid que queremos o necesitamos? Y todo por valor de 31 mil millones de libras esterlinas, el doble del presupuesto anual para toda Gales en el año 2020/21. ¿Es esta una prioridad en vista de nuestros limitados recursos? ¿En qué lado de la historia quiere figurar Gales?
DestinaciónComo estado soberano y miembro de las Naciones Unidas, Lesoto, con una población de poco más de dos millones de personas, posee mayor influencia que Gales, pese a que esta cuente con una población mayor.
La Campaña Internacional para Abolir las Armas Nucleares (conocida como ICAN por sus siglas en inglés) recibió el Premio Nobel de la Paz de 2017. Lo recibió “por su trabajo y llamar la atención acerca de las catastróficas consecuencias humanitarias de cualquier uso de armas nucleares y por sus esfuerzos pioneros por conseguir la prohibición de dichas armas por medio de un tratado”. Toda organización no gubernamental puede convertirse en socia de ICAN.
¿Han considerado las ONGs galesas participar en esta misión?
Más de 100 ciudades en todo el mundo han expresado su oposición a sus gobiernos y apoyado el Tratado. ¿Han valorado las ciudades galesas sumarse a estos esfuerzos?
¿Cuándo se unirá el Parlamento Galés a esta lucha y presionará al Britanico para que dé un giro de 180 grados a su postura y rechace el desarrollo de armas de destrucción aún más masiva?
Los programas de armas nucleares acaparan decenas de miles de millones de euros cada año que podríamos destinar a la sanidad, educación, construcción de infraestructura o fondos para lidiar con desastres naturales. El preámbulo del TPAN expresa preocupación ante “el gasto de recursos humanos y económicos” en dichos programas. Al ratificar este tratado, Lesoto ha ayudado a reforzar las voces internacionales contra el uso y posesión de las armas nucleares en ningún lugar del mundo. Lesoto nos marca el camino, damos la bienvenida a quienes se nos sumen.
Traducción de Raúl Sánchez Saura.