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Coronavirus
¿Frenará el calor la transmisión y propagación del coronavirus? Los científicos no se ponen de acuerdo
Varias investigaciones apuntan a que un aumento de la temperatura reduce el número de contagios, otras destacan la existencia de una propagación de casos en países calurosos. Con todo, hay discrepancias en la comunidad científica sobre si el calor frenará la transmisión y propagación del coronavirus.
Algunos estudios sugieren que la temperatura ambiente podría afectar la transmisión y la supervivencia del coronavirus SARS-CoV-2. Esa es, al menos, la esperanza a la que se agarran algunos científicos y autoridades sanitarias. Sin embargo, otros trabajos apuntan a que el calor no sería una variable determinante en el progreso de la pandemia.
La esperanza de algunos investigadores en una posible reducción de la propagación de la covid-19 se sustenta, en parte, en el comportamiento de otro virus respiratorio, el de la gripe común, cuya transmisión se reduce significativamente con el aumento de la temperatura y la alta humedad. Es por lo que se conoce como un virus estacional, que se transmite mejor si el tiempo es frío y seco.
Para intentar arrojar algo de luz sobre qué saben realmente los científicos sobre la interacción entre el clima y la evolución del SARS-CoV-2, repasamos algunos trabajos publicados hasta ahora.
“No hay evidencia que respalde que los recuentos de casos de covid-19 podrían disminuir cuando el clima se hace más cálido”
Investigadores de la Universidad de Ciencia y Tecnología de China, en Hefei, han encontrado una “relación lineal positiva” entre la temperatura media y el número de casos de covid-19 “con un umbral de 3 °C”. Por encima de ese aumento de la temperatura, esa relación “se volvió plana”. Es decir, por encima de ese umbral de 3 °C no parece que el virus remita. “No hay evidencia que respalde que los recuentos de casos de covid-19 podrían disminuir cuando el clima se hace más cálido”, concluyen estos científicos.
Sus resultados son fruto del análisis de casos diarios confirmados de covid-19 —58.000 en total— y factores meteorológicos en 122 ciudades chinas entre el 23 de enero de 2020 y el 29 de febrero de 2020. Lo que encontraron fue que cuando la temperatura media fue inferior a 3° C, cada aumento de 1° C se asoció con un aumento del 4,861 % en el número diario de casos confirmados de coronavirus. Sin embargo, “cuando la temperatura media fue superior a 3 °C, su efecto negativo no fue estadísticamente significativo”, indican. Por lo tanto, “una temperatura más alta puede no limitar la transmisión de este nuevo coronavirus”, afirman.
Esta “relación no lineal entre la temperatura ambiente y los casos confirmados por covid-19” sugiere que el coronavirus “no puede desaparecer por sí mismo sin ninguna intervención de salud pública cuando el clima se vuelve más cálido”. Por lo tanto, “la población y los gobiernos no pueden esperar que las altas temperaturas erradicarán este nuevo virus”, advierten.
En otro estudio realizado con datos de nueve ciudades asiáticas se expone que los nuevos casos diarios confirmados de covid-19 estaban más correlacionados con la temperatura promedio que con la humedad relativa.
Este trabajo, liderado por el Departamento de Salud Pública y Medicina Preventiva de la Universidad de Jinan (China), analizó datos de las ciudades de Pekín, Shanghái, Wuhan, Cantón, Hong Kong, Seúl, Tokio, Kuala Lumpur y Singapur. Aunque se observó una correlación positiva entre la temperatura promedio y la humedad relativa con la evolución de casos en seis de las nueve urbes, y una relación entre la temperatura y el número de nuevos casos diagnosticados en cinco de ellas, “los resultados fueron inconsistentes en todas las ciudades y en el tiempo, lo que sugiere que los factores meteorológicos probablemente no influyan en gran medida en la epidemia de covid-19”, concluyen sus autores.
Hay otros factores más determinantes, entre los que destacan “la densidad poblacional”
Similares conclusiones aportan investigadores estadounidenses con datos por condados de aquel país: “El clima puede no desempeñar un papel central en la distribución viral actual en Estados Unidos”. Si bien encontraron un impacto levemente mayor del coronavirus en áreas más frías, lo que hace que “no se pueda descartar el clima como un impulsor parcial de la propagación del SARS-CoV-2 en Estados Unidos”, creen que hay otros factores más determinantes, entre los que destacan “la densidad poblacional”.
“Nuestros resultados sugieren que los casos de coronavirus SARS-CoV-2 a escala poblacional están altamente vinculados con las poblaciones humanas en Estados Unidos. Y que cualquier influencia del clima es actualmente difícil de aclarar”, exponen.
Otro estudio sobre la tasa de transmisión y supervivencia del coronavirus en Irán también defiende que la densidad de población es más determinante que las condiciones climáticas. Científicos de la Universidad de Shiraz afirman: “No hay ninguna razón científica para confirmar que el número de casos de covid-19 en climas más cálidos es menor que en climas suaves o fríos”.
Sus resultados sugieren que “la temperatura ambiente y el tamaño poblacional tienen una baja y alta sensibilidad, respectivamente” en la transmisión del virus, al menos en este país.
En base a sus resultados, consideran que “las ciudades o provincias con una población de más de 1,7 millones de habitantes deben aplicar inspecciones más estrictas y controles más precisos” para frenar la propagación del coronavirus.
Un ejemplo de que climas más cálidos podrían no ser un muro al virus es Indonesia, país con una temperatura media anual que oscila, por áreas, entre los 23 y 28 ºC. Allí, se contabilizaban más de 8.200 casos oficiales de infectados el 24 de abril (probablemente sean muchos más, debido al bajo número de tests que se realizan).
Investigadores de aquel país han asociado las oscilaciones en la temperatura en la capital, Yakarta, con la incidencia del coronavirus. Sin embargo, creen —como los científicos anteriormente citados— que la densidad poblacional (la ciudad tiene 9,6 millones de habitantes) y la alta movilidad de personas son más determinantes.
En todo caso, en su estudio destacan que encontraron una correlación entre la covid-19 con la temperatura promedio más baja, de 26,1 °C, y la más alta, de 28 °C. Sin embargo, “la temperatura mínima, la temperatura máxima, la humedad y la lluvia no se correlacionaron significativamente con la covid-19”, matizan.
Más contundentes son científicos de la Universidad de Fudan, en Shanghái, que rechazan cualquier posibilidad de que el aumento de la temperatura vaya a ser determinante en la evolución del coronavirus.
Según sus análisis, “la tasa de incidencia acumulada y R0 [tasa de reproducción] de covid-19 no tienen asociaciones significativas con la temperatura ambiente, lo que sugiere que esta no tiene un impacto significativo en la capacidad de transmisión del SARS-CoV-2”.
Para apoyar su afirmación, subrayan que no observaron una transmisibilidad reducida en ciudades del sur de China como Sanya, Haikou o Danzhou, con una temperatura diaria promedio de más de 20 ℃ —y temperaturas máximas por encima de 30 ℃—, “lo que sugiere la solidez de nuestros hallazgos”, defienden.
Investigadores adscritos al Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés), analizaron los patrones en el clima local de las regiones afectadas por el virus SARS-CoV-2 hasta el 22 de marzo de 2020, fecha hasta la que el 83% de las pruebas de diagnóstico se habían realizado en países no tropicales por encima del paralelo 30º Norte y el 90% de los casos se habían registrado en esos mismos países dentro de un rango de temperatura de 3 a 17ºC. En varios países entre los paralelos 30N y 30S, como Australia, Emiratos Árabes Unidos, Qatar, Singapur, Bahréin, Qatar y Taiwán, donde se habían registrado casos de covid-19, la cantidad de casos positivos per cápita ha sido menor en comparación con varios países europeos y Estados Unidos, lo que ha hecho pensar a algunos científicos que el clima puede influir en la propagación del nuevo coronavirus; eso sí, con precaución, ya que los datos disponibles de muchos países tropicales seguramente “estén sesgados” por el bajo número de pruebas diagnósticas que se han hecho.
Estos investigadores del MIT, sin embargo, son pesimistas: “Los datos actuales, aunque limitados, sugieren que es extremadamente improbable que la propagación del SARS-CoV-2 se desacelere en Estados Unidos o Europa por factores ambientales, porque ya se ha informado de un gran número de casos en el rango de humedad absoluta y temperatura experimentado por estas regiones durante la mayor parte del año”.
ES PRONTO PARA DETERMINAR UNA RESOLUCIÓN
Sigue siendo muy pronto para llegar a conclusiones fiables. Entre las incógnitas por resolver está la de si la temperatura y la humedad absoluta son o no determinantes ambas. Podría ser que la temperatura o la humedad absoluta sean más importantes una que la otra, o que ambas sean igual o nada importantes en la transmisión del virus.
Otro trabajo sobre datos de 30 provincias chinas relaciona estas dos variables con la transmisión y propagación de la covid-19. Al parecer, la interacción entre temperatura y humedad relativa sí podría afectar a la evolución del virus. Aunque los datos abarcan hasta el 11 de febrero, lo que encontraron estos investigadores fue, principalmente para la provincia de Hubei —origen de la pandemia— que “cada aumento de 1°C en la temperatura media condujo a una disminución en los casos diarios confirmados entre un 36% y un 57% cuando la humedad relativa estaba en el rango del 67% a 85,5%”. Y “cada aumento del 1% en la humedad relativa condujo a una disminución en los casos diarios confirmados del 11% al 22% cuando la temperatura media estaba en el rango de 5,04°C a 8,2°C”. “Sin embargo”, aclaran, “estas asociaciones no fueron consistentes en toda la China continental”.
“Un clima con baja temperatura, rango de temperatura diurna suave y baja humedad probablemente favorezca su transmisión”
Más científicos defienden que “la transmisión de covid-19 puede verse afectada por factores meteorológicos” y que “un clima con baja temperatura, rango de temperatura diurna suave y baja humedad probablemente favorezca su transmisión”. Así lo afirma un grupo de investigadores chinos que ha explorado las asociaciones entre nuevos recuentos de casos de la enfermedad y los factores meteorológicos en 30 ciudades capitales de provincia de China, controlando la variable de la migración.
“Aunque las medidas de control de salud pública desempeñan un papel importante en el control de pandemias como la covid-19, nuestros resultados indican un papel independiente de las condiciones climáticas en la transmisión”, explican los científicos chinos, que se muestran “optimistas” con sus predicciones de que el virus remitirá en la estación cálida.
Frente a este optimismo, científicos españoles se muestran más cautos. Según un estudio publicado por investigadores de la Oficina de Estadística del Ayuntamiento de Valencia y del Centro de Investigación Traslacional San Alberto Magno (CITSAM) de la Universidad Católica de Valencia, “no hay evidencia de una relación entre los casos de covid-19 y la temperatura” en España.
En España, consideraron factores no meteorológicos como la densidad de población, la población por edad, el número de viajeros y el número de empresas.
Estos autores realizaron un análisis espacio-temporal para explorar el efecto de la temperatura diaria (media, mínima y máxima) en el número acumulado de casos de covid-19 en las provincias de la España peninsular, con temperaturas medias que oscilaron entre 5 y 18ºC. También consideraron factores no meteorológicos como la densidad de población, la población por edad, el número de viajeros y el número de empresas.
“No se ha encontrado evidencia que sugiera una reducción en los casos de covid-19 a temperaturas medias, mínimas y máximas más cálidas. Sin embargo, estos resultados deben interpretarse con cautela dada la incertidumbre existente sobre los datos de covid-19, y no deben extrapolarse a rangos de temperatura distintos de los analizados aquí para el período de evolución temprana”, clarifican.
Tajante es también otro grupo de científicos que alerta de los peligros de relajar medidas de control y prevención de la enfermedad en base a la hipótesis de que el aumento de la temperatura en las estaciones más cálidas frenará al SARS-CoV-2.
“Esta hipótesis ha llevado a algunos países europeos a idear políticas iniciales que se basan en la disminución de las tasas de transmisión durante los meses de verano, y a la creencia de que los países africanos enfrentarán epidemias más pequeñas que los europeos. Sin embargo, no existe una base de evidencia sólida para tales afirmaciones; el SARS-CoV-2 podría simplemente haber llegado más tarde a países más cálidos”, advierten estos investigadores, del Consejo de Investigación Médica de Gambia en la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres.
Para justificar su argumentación, exponen: “Aunque los primeros casos confirmados de covid-19 ocurrieron más tarde en África occidental que en Europa, una vez que estos primeros casos se confirmaron en África occidental, la expansión en el número de covid-19 confirmados ha sido rápida. De particular preocupación son Burkina Faso y Senegal [de clima tropical], que experimentaron un fuerte aumento en el número de casos poco después de que se confirmaran los casos iniciales en estos países.
Los casos en ambos países podrían evolucionar de manera similar a lo observado en los europeos con las epidemias más expansivas (es decir, Italia y España, donde el SARS-CoV-2 se propagó rápidamente después de que se detectase el caso número cinco). Senegal también confirmó sus primeros tres casos de transmisión comunitaria el 21 de marzo, lo que sugiere más casos en este país que los 119 confirmados el 27 de marzo”.
La hipótesis que manejan estos científicos es que “la epidemia ha comenzado más tarde en África occidental que en otras regiones del mundo debido al tráfico aéreo internacional limitado, en lugar de las condiciones climáticas”.
“Las comparaciones tempranas entre el número de casos confirmados en los países europeos más afectados y los países de África occidental con casos confirmados de covid-19 no respaldan la hipótesis de que el virus se propague más lentamente en países con climas más cálidos. En el caso de África occidental, una aceleración rápida en el número de casos podría abrumar rápidamente a los sistemas de salud ya vulnerables. Por lo tanto, es urgente actuar rápidamente para controlar una mayor propagación del virus y mejorar las capacidades de respuesta de los países afectados en África occidental”, concluyen.
La novedad de este coronavirus, la multiplicidad de variables que interactúan y afectan a su transmisión y propagación, y la temprana fase en la que aún nos encontramos, sin haber superado al menos un año que permita valorar si se trata o no de un virus estacional y cómo puede evolucionar en función de variables climatológicas, mantiene a la comunidad científica —y al mundo— en una duda agonizante.
Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés) han reconocido que “todavía no se sabe si el clima y la temperatura inciden en la propagación de la covid-19”. En este sentido, aclaran: “Algunos otros virus, como los que causan el resfriado común o la influenza (gripe), se propagan más en los meses de clima frío, pero eso no significa que sea imposible enfermarse a causa de estos virus durante otros meses. Hay mucho más que aprender acerca de la transmisibilidad, gravedad y otras características asociadas a la covid-19, y las investigaciones están en curso”.
Ante la incertidumbre de cómo se comportará el coronavirus SARS-CoV-2 en verano, parece que confiar nuestro destino al calor es bastante temerario.