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Coronavirus
Las diferencias entre las pruebas de detección del coronavirus, ¿cuál y para qué?
A día de hoy contamos con diversos tipos de test de diagnóstico del SARS-CoV-2, aunque no siempre está claro en qué consisten o cuándo usarlos. Aquí vamos a aclarar cuáles son y qué utilidad, ventajas e inconvenientes tienen cada uno.
Licenciada en Biología, especialista en Genética y Doctora por la Facultad de Veterinaria de la UCM.
Ocho largos meses han pasado desde que la OMS declarara oficialmente la pandemia de covid-19. Desde entonces el diagnóstico de la infección por SARS-CoV-2 se ha convertido en una obsesión para las autoridades políticas y sanitarias y, desde luego, para la población en general. Gracias a la intensa investigación científica, a día de hoy contamos con diversos tipos de test de diagnóstico, aunque no siempre está claro en qué consisten o cuándo usarlos. Aquí vamos a aclarar cuáles son las pruebas de detección del SARS-CoV-2 de que disponemos hasta el momento, y qué utilidad, ventajas e inconvenientes tienen cada uno.
En primer lugar es importante aclarar que el coronavirus se aloja en las vías respiratorias y, por tanto, esa es la región donde es posible encontrarlo e identificarlo. El SARS-CoV-2 se compone básicamente de una hebra de material genético (ARN) contenido en una cápside de proteínas —una estructura proteica formada por una serie de monómeros llamados capsómeros—; cualquiera de estos elementos puede ser detectado por los métodos desarrollados a día de hoy.
El test de PCR (o más propiamente, test de RT-PCR)
La PCR (Polimerase Chain Reaction, o Reacción en Cadena de la Polimerasa) es una técnica para detectar, mediante su amplificación, la presencia de un determinado material genético. Para que esta reacción sea completamente específica del SARS-CoV-2 se selecciona una pequeña parte de las 30000 letras o nucleótidos (A,T,C,G) que componen su ARN: una secuencia de 200-300 elegida cuidadosamente exclusiva de este virus. De esa forma, si conseguimos señal es porque amplificamos el material genético de este coronavirus en particular, y no ningún otro.
Para realizar este tipo de test se debe tomar una muestra de la región nasofaríngea del sujeto a diagnosticar, típicamente con un largo bastoncillo que se introduce por la nariz, o en el fondo de la garganta, donde sabemos que es posible encontrar virus. Se puede tomar también la muestra de un aspirado traqueal o esputo, aunque esto no es frecuente.
La PCR es una prueba tan sensible que permite detectar los casos asintomáticos, en los que la carga viral es baja. Su principal desventaja es que es relativamente lenta y cara
Es una prueba tan sensible que permite detectar los casos asintomáticos, en los que la carga viral (la cantidad de virus en el tejido infectado) es baja. También sirve para detectar pequeñas cantidades de virus presentes en los objetos.
Su principal desventaja es que es relativamente lenta y cara. Dados los requerimientos técnicos necesarios para llevarla a cabo sólo puede realizarse en un laboratorio a manos de personal cualificado, en un procedimiento que difícilmente baja de 3-4 horas, cuyo resultado en la práctica se obtiene en unas 24-48 horas y que, desafortunadamente, en ocasiones lleva más de una semana.
El test de antígenos
Un antígeno es cualquier sustancia, comúnmente de naturaleza proteica, que es ajena al organismo en el que se encuentra. Al detectarse como extraña, el sistema inmune responde a su presencia como a una amenaza. En el caso del coronavirus, el antígeno será cualquier proteína, o fragmento de proteína, procedente de la envuelta del SARS-CoV-2, que se localice en los tejidos infectados: las vías respiratorias.
El test de antígenos tiene una especificidad equivalente a la de la PCR, más del 99%; pero su capacidad para detectar casos asintomáticos es menor
La prueba de antígenos debe, por tanto, realizarse también sobre un extracto nasofaríngeo u orofaríngeo, que son los lugares más accesibles donde encontrar virus activo. La forma de procesar la muestra es sencilla y rápida, se realiza in situ y el resultado se obtiene en unos 15 minutos; además el coste es relativamente bajo. Su especificidad es equivalente a la de la PCR, más del 99%; es decir, detectan exclusivamente la presencia de SARS-CoV-2, y no de ningún otro virus.
Estos son los test rápidos aprobados por Sanidad hacia finales de septiembre para su uso como herramienta rápida de diagnóstico y en cribados masivos; son test que ya se utilizan para estos fines en varias comunidades autónomas, particularmente Madrid y Andalucía.
Aunque se ha demostrado que tienen gran capacidad para detectar el virus, estos test tienen también sus limitaciones: su capacidad para detectar positivos coincide con el período en que la carga viral es máxima, desde un par de días antes de la aparición de síntomas hasta unos cinco días después. Es decir, su ventana de detección es relativamente estrecha comparando con la PCR.
Por tanto, su capacidad para detectar casos asintomáticos es menor y la proporción de falsos negativos que produce es ligeramente más alta incluso en individuos con síntomas. El análisis tanto de la OMS como del ISCIII concluyó que su sensibilidad (capacidad real de detectar a los infectados) era del 93%, sustancialmente por debajo de la PCR. Por todo ello, algunos especialistas, e incluso la OMS, consideran que no es la herramienta adecuada para la realización de cribados masivos en la población asintomática, aunque coinciden en que facilita y agiliza el diagnóstico de determinados sujetos en determinados contextos.
Otros expertos, sin embargo, consideran que esta va a ser una herramienta clave en el control poblacional de la enfermedad. A la larga veremos que quizá ambos tienen su parte de razón. Lo que no puede negarse es que su desarrollo es una buena noticia y que serán de gran utilidad para la lucha contra la Covid-19.
Los test de anticuerpos: test serológicos y test de saliva
La presencia de agentes extraños en el organismo, los antígenos (mencionados anteriormente), genera una respuesta inmune que se traduce en la producción de anticuerpos contra ellos y su descarga en el torrente sanguíneo por parte de células llamadas linfocitos B; la sangre los distribuirá a su vez por todo el cuerpo. Estos anticuerpos, también denominados Inmunoglobulinas (Ig), serán específicos de antígeno; en este caso, de los distintos fragmentos de la envuelta del virus SARS-CoV-2.
Dependiendo del momento en el que nos encontremos podremos detectar distintos tipos de Ig. La detección de Inmunoglobulinas M (IgM) indicará que estamos en un momento en el que la infección podría estar activa, aunque ya habrá pasado el momento de mayor infecciosidad. Pasados días, o incluso semanas, las IgM desaparecen y aparecerán las IgG, que indican que existe inmunización: hemos desarrollado defensas contra la Covid-19; es decir, hemos pasado la infección, hayamos tenido o no síntomas.
Un positivo en un test de anticuerpos es por tanto un indicio indirecto, y un tanto tardío, de la presencia del virus. Además, no tiene capacidad de discriminar con precisión si la infección ha pasado o está en curso.
Un positivo en un test de anticuerpos es por tanto un indicio indirecto, y un tanto tardío, de la presencia del virus. Además, no tiene capacidad de discriminar con precisión si la infección ha pasado o está en curso. Como podremos imaginar, las aplicaciones de estos test son distintas a los de antígenos o de PCR; no sirven para detección temprana, pero son de gran relevancia epidemiológica. Permiten, por ejemplo, analizar cuanta gente en una población ha superado la enfermedad y está protegida contra el virus.
Como su propio nombre indica, los test serológicos se realizan con el suero sanguíneo. Estos test son rápidos: una gota de sangre y unos minutos son suficientes para realizarlos. Además, no hay riesgo de infección al hacerlo, ya que la sangre de un individuo con Covid-19 no tiene capacidad de contagiar a la persona que lo manipula. Su precio es también muy asequible.
Este tipo de test, que se usó de forma masiva en primavera durante la primera ola de la pandemia, permitió hacer un estudio de seroprevalencia para saber qué parte de la población había pasado la enfermedad y qué tan lejos estábamos de la inmunidad de grupo. Sin embargo, no parece una herramienta útil para prevenir los contagios, pese a que su sensibilidad ha aumentado sustancialmente desde los primeros modelos comerciales.
Los test de saliva llevan en torno a un mes ensayándose en distintos hospitales y centros de investigación españoles y su comercialización podría ser inminente. Tienen una gran sensibilidad, incluso mayor que la de los test serológicos, y su cometido es detectar de forma sencilla, rápida y económica anticuerpos específicos contra el coronavirus en una muestra de saliva.
El propósito final de los test de saliva es que las personas se puedan realizar un sencillo auto-test en casa. Pero un negativo no descarta que exista contagio en ese momento; sólo señala que no existe respuesta inmune.
El propósito final de esta prueba es que las personas se puedan realizar un sencillo auto-test en casa. Un resultado positivo indicará que hay una infección presente o pasada. Además, en caso de sospecha, nos podría clarificar si hemos pasado la enfermedad, aunque haya sido hace meses y aunque haya sido de forma asintomática. Un negativo, en cambio, no descarta que exista contagio en ese momento; sólo señala que no existe respuesta inmune. Podría indicar que hay un contagio en curso pero que las Ig no han aparecido aún en la saliva. Desde luego puede ser una importante herramienta en los estudios epidemiológicos y proporcionar una valiosísima información previa a establecer los programas de vacunación.
Por tanto, dependiendo de la situación, de la presencia o no de síntomas, del tiempo transcurrido desde el momento del contagio, de la prisa que tengamos por conocer el resultado y de la utilidad que queramos darle al resultado, estará más indicado usar una u otra prueba.
En caso concreto del test de antígenos, dado su reciente desarrollo comercial, aún se está evaluando cuál es la mejor forma de emplearlo, y de momento sigue siendo más fiable, si bien más lento, caro y engorroso, el test por PCR.
Actualmente se están desarrollando pruebas rápidas de detección de material genético del virus sin necesidad de amplificar por PCR. Otros laboratorios ya están comercializando sistemas de PCR súper rápidas, o sistemas para el análisis de un alto número de muestras simultáneamente. El esfuerzo de la ciencia es imparable y los intereses económicos involucrados son enormes; en pocos meses las opciones serán innumerables.
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Es una de las explicaciones sobre test de detección del covid que he leido