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Consumo
Una investigación europea encuentra mercurio en todas las latas de atún analizadas
Coordinador de Clima y Medio Ambiente en El Salto. @PabloRCebo pablo.rivas@elsaltodiario.com
148 latas de atún analizadas en cinco países europeos: Alemania, Inglaterra, España, Francia e Italia. Y todas ellas contenían diferentes niveles de contaminación por mercurio, una sustancia considerada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como uno de los diez químicos más preocupantes para la salud pública mundial, listado donde también se encuentran el arsénico, el amianto o el plomo. Son los datos que han hecho públicos este 14 de noviembre las ONG francesas Bloom, especializada en la defensa de la biodiversidad marina, y Foodwatch, centrada en la defensa de una alimentación saludable, sostenible y accesible a todos los bolsillos.
Desde 2019 el Ministerio recomendó a mujeres embarazadas o en período de lactancia y a los niños menores de tres años evitar el consumo de pescados como el atún rojo o el pez espada
Los hallazgos del trabajo alertan de que el 10,13% de las latas contenían niveles de este contaminante superiores a los permitidos, establecidos hoy en día en 1 miligramo por kilo (mg/kg) para las especies de túnidos que suelen ir en las latas: atún listado (Katsuwonus pelamis), atún patudo u obeso (Thunnus obesus), bonito del norte (Thunnus alalunga) y atún claro, de aleta amarrilla o rabil (Thunnus albacares). No obstante, entre las muestras analizadas, las dos organizaciones han encontrado latas con niveles hasta 2,5 veces superiores a los permitidos: una de un supermercado de València contenía 2,5 mg/kg.
Unos límites legales que varían según el tamaño y la longevidad
Si bien la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA, por sus siglas en inglés) establece unos niveles límite genéricos de mercurio de 0,5 mg/kg, para las especies de peces más grandes —entre las que se encuentra el atún rojo, el pez espada, el rape, el tiburón o el besugo— incrementa esa cifra a 1 mg/kg. Esto se relaciona con que, como señalan desde el Ministerio de Consumo, “la cantidad de mercurio en los peces está relacionada con su posición dentro de la cadena trófica”, siendo los peces depredadores, de gran tamaño y más longevos, los que tienen mayores concentraciones de este contaminante en un proceso conocido como bioacumulación.
Para especies más pequeñas, como la anchoa, la caballa, la bacaladilla, el lenguado o la sardina, el límite que impone la EFSA se rebaja a 0,3 mg/kg, al considerarse este tipo de pescados como de bajo contenido en mercurio.
Ambas organizaciones afirman que el umbral de peligro “no se ha establecido para proteger la salud humana, sino únicamente para proteger los intereses financieros de la industria atunera”
No obstante, desde las ONG inciden en que el umbral de mercurio calificado como aceptable “es tres veces superior para el atún que para otras especies de pescado, como por ejemplo el bacalao, sin que exista la más mínima justificación sanitaria”. Ambas organizaciones afirman que el umbral de peligro “no se ha establecido para proteger la salud humana, sino únicamente para proteger los intereses financieros de la industria atunera”.
“Hacer creer a la gente que comer atún es seguro desde el punto de vista de la salud es una mentira imperdonable con consecuencias dramáticas”, afirma por su parte Julie Guterman, investigadora de Bloom y principal autora del informe. Guterman acusa abiertamente a las autoridades de definir los niveles máximos de mercurio en el atún no bajo un método que tenga en cuenta las consecuencias para la salud humana, sino que “toman como punto de partida la contaminación real por mercurio del atún y fijan un umbral que garantiza que el 95% de ellos puedan comercializarse”.
Según señalan desde la OMS, “el mercurio puede ser tóxico para los sistemas nervioso, digestivo e inmunitario, así como para los pulmones, los riñones, la piel y los ojos”
Bajo esa perspectiva, desde Bloom y Foodwatch indican que el 57% de las latas analizadas supera el límite máximo de mercurio más estricto definido para el pescado. Es por ello que abogan por prohibir la venta de todas las latas que superen la norma de los 0,3 mg/kg, “debido a los peligros que entraña la ingestión regular de mercurio”.
Un consumo desaconsejado para niños y embarazadas
Desde la OMS señalan que la exposición al mercurio, “incluso en pequeñas cantidades, puede causar graves problemas de salud y es perjudicial durante el desarrollo intrauterino y la primera infancia”. Se trata de una sustancia que, según señalan desde el organismo internacional, “puede ser tóxico para los sistemas nervioso, digestivo e inmunitario, así como para los pulmones, los riñones, la piel y los ojos”. Como añade Guterman, “el mercurio es un potente neurotóxico que se fija en el cerebro y es muy difícil de eliminar”.
Desde 2019 el Ministerio recomendó a mujeres embarazadas o en período de lactancia y a los niños menores de tres años evitar el consumo de peces como el atún rojo o el pez espada. Para niños de entre 3 y 12 años la recomendación es que este se limite a “a 50 gr/semana o 100 gramos cada dos semanas”.
En el caso de las especies de bajo y medio contenido en mercurio (0,3 o 0,5 mg/kg), desde la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (Aesan) recomiendan un consumo máximo de tres a cuatro raciones por semana, procurando varias entre pescados blancos y azules.
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Al artículo le falta poner el nombre comercial de las latas analizadas. Si no, quedan las dudas, al decir el problema de salud pública, ocultando el causante.