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Economía circular
La reutilización y la economía social, hacia la justicia social en el acceso a las tecnologías
En diciembre de 2019, el confinamiento domiciliario, como medida para frenar la COVID-19, movió a la mayoría de los ciudadanos del planeta a sus casas. Y de sus casas a sus pantallas. Pero no todos. El 12% de los ciudadanos de la Comunidad de Madrid, según el INE[1], no disponían de ningún dispositivo en casa. El viejo trauma de la brecha digital se ha visualizado como nunca y debido a su problemática multidimensional es difícil abordarla. Derechos como la salud, formación, educación, empleo y otras actividades cotidianas que no requerían de tecnología, ahora lo hacen, y esto supone una barrera más para los ciudadanos vulnerables, que no se pueden acceder, ni usar estratégicamente una tecnología que avanza a una velocidad vertiginosa y que va más allá de nuestra capacidad de evolución.
Para paliar el acceso a infraestructura y servicios de las ICT, múltiples iniciativas se pusieron en marcha. Diseñar un proyecto que cubriera holísticamente todas las necesidades tecnológicas era y es un reto importante. «La pandemia y el mundo nos ha hecho pensar que necesitábamos un dispositivo, pero no nos ha hecho pensar en para qué lo necesitamos y cómo queremos participar en las tecnologías», explica Juan Flores, Coordinador de ReutilizaK, una iniciativa de economía circular y social de la Asociación Cultural La kalle que promueve la reutilización de dispositivos electrónicos mediante la inclusión sociolaboral de jóvenes en vulnerabilidad social y el acompañamiento a los beneficiarios finales para que se dé la apropiación tecnológica.
«Durante la pandemia, recibimos algunas llamadas de personas que no sabían encender un ordenador, o que no podían descomprimir un archivo», explica Flores, quien incide en que «la transformación digital no solo es cuestión de tener un dispositivo para acceder a las tecnologías, hay otros factores muy importantes, como la conectividad y el conocimiento en el uso básico de las TIC-TAC» Desde ReutilizaK se menciona continuamente «apropiación» o «soberanía tecnológica» como conceptos estratégicos para que las TIC se conviertan realmente en instrumentos de cambio para las personas vulnerables. Su manera de enfocar la transformación digital pasa no sólo por mostrar las opciones tecnológicamente libres, como el sistema operativo Linux y soluciones no privativas, sino también desde soluciones coherentes que respondan también a otras brechas educativas, sociales y salariales, «y al gran reto del cambio climático», incide Flores.
Y es que esta desigualdad digital, vista no sólo desde el acceso, sino desde el buen uso y la apropiación, convive en un mundo con más dispositivos electrónicos que personas. En 2019, desperdiciamos 47.000 millones de dólares[2] en materiales como oro, plata y platino contenidos en dispositivos desechados que, por otra parte, han generado conocidas vulneraciones en los Derechos Humanos durante el proceso de extracción de las materias primas que contiene y durante el ensamblaje de las piezas en países del sureste asiático. Para contrarrestar los efectos de la economía lineal, ReutilizaK-La Kalle apuesta por la economía circular. La economía circular procura no sólo el reciclado de los productos, sino un modelo sostenible basado en la reducción de la producción de bienes gracias al aprovechamiento de toda la vida útil de los mismos, mediante estrategias de reutilización de los productos, y la gestión eficiente de los residuos.
«La renovación acelerada de productos sin alcanzar su vida útil, la obsolescencia programada, las incompatibilidades de hardware por actualizaciones de software y el marketing agresivo basado en la erótica del consumo, suponen una sobreexplotación de los recursos naturales», menciona el coordinador de ReutilizaK. Es por ello, que uno de los objetivos que persigue el proyecto es la sensibilización hacia la reducción del consumo, la reutilización de los dispositivos, y el reciclado adecuado de los mismos tras su vida útil. Favorecer procesos orientados a la reducción del consumo lineal es un primer paso para romper con los factores de riesgo social y ambiental.
En 2018, esta entidad se federó a ereuse.org, una agrupación que promueve la creación de circuitos locales en los que varias entidades intercooperan bajo diferentes roles para captar, reacondicionar y distribuir equipos con certificación de calidad a, entre otros, colectivos afectados por la desigualdad digital. ReutilizaK empezó, entonces, a replicar lo que ya se estaba haciendo en Catalunya: varios centros de reutilización cooperando para recibir donaciones de ordenadores amortizados de administraciones públicas y empresas para darles una segunda vida útil. Además de estos centros de reutilización, la agrupación cuenta con protocolos, herramientas y un software libre que permite trazar los dispositivos. Trazar, ¿por qué? «porque de esta forma medimos los tres impactos propios de la economía circular», contesta Flores. De esta forma, extender la vida útil de un dispositivo se traduce en reducir la huella de carbono entre un 39 y 50% respecto a si comprásemos un ordenador de primera mano. Además, la reutilización permite crear puestos de trabajo (o formar a jóvenes en exclusión social, como es el caso de ReutilizaK) y generar economía local y estrategias más resilientes.
Cuando el confinamiento nos movió a nuestras casas, ReutilizaK había distribuido ya 950 dispositivos donados por 14 empresas y reacondicionados para su segundo uso en 23 escuelas y beneficiarios de entidades de la Economía Social y Solidaria (ESS). Específicamente, durante los confinamientos «hemos venido ofreciendo servicio técnico y acompañamiento en la formación y capacitación para no engordar la exclusión social, que muchas ciudadanas ya llevaban viviendo antes de la pandemia», explica Flores.
Para que la iniciativa sea también económicamente sostenible, no sólo es necesario contar con más donaciones de empresas y administraciones públicas, «sobre todo de torres con procesadores a partir de i3 y 4GB de RAM», puntualiza Flores, sino de que el público en general debe cambiar el chip y empezar a demandar productos circulares con el objetivo de conciliar los límites planetarios con las necesidades justas, dignas y equitativas de sus habitantes.
[1]Encuesta sobre Equipamiento y Uso de Tecnologías de Información y Comunicación en los hogares 2019 https://www. ine.es/up/jeFtuUrziA
[2] Vanessa Forti and Cornelis Peter Baldé and Ruediger Kuehr and Garam Bel. 2020. The Global E-waste Monitor 2020: Quantities, flows and the circular economy potential. United Nations University (UNU)/UnitedNational Statistics Institute of Spain. 2019.
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No. La economía social es el preámbulo del capitalismo.
Qué tú te llames "Consumo Circular" me hace pensar qué haces en un medio anticonsumista.
No. No acepto esto.
Veto a la asamblea.
08235748373280