Centros sociales
Eko: una década haciendo barrio en Carabanchel

Desde el espacio autogestionado han organizado un programa de actividades para celebrar su décimo aniversario que comienza hoy y seguirá hasta abril de 2022 con charlas, exposiciones, talleres, programas de radio, música, teatro, paseos y encuentros abiertos a todos los vecinos.
Serigrafiado en el EKO
Serigrafiado en el EKO, edificio okupado en el barrio de Carabanchel Álvaro Minguito
26 nov 2021 06:32

Han pasado diez años desde que un centenar de personas, organizadas en la Asamblea Popular de Carabanchel —uno de los colectivos de barrio que siguieron la estela del 15M que comenzó en la Puerta del Sol—, decidieron convertir un enorme espacio vacío en la calle Ánade en un lugar abierto al barrio que se ha convertido, a día de hoy, en uno de los principales puntos de encuentro en Carabanchel.

Para celebrar su década en funcionamiento, desde el espacio autogestionado han organizado un programa de actividades que comienza hoy, 26 de noviembre, y que seguirá hasta el próximo abril de 2022 con charlas, exposiciones, talleres, programas de radio, música, teatro, paseos y varios encuentros abiertos a todos los vecinos.

“El Eko surge a finales de 2011 a raíz de la efervescencia popular derivada del 15M, cuando ya se traslada a los barrios”, explica Javier, una de las personas que participan en este centro social desde que abrió sus puertas. Javier actualmente participa en varios colectivos que tienen su sede en el EKO, como Carabancheleando —colectivo que tiene como objeto la investigación sociológica del propio barrio—, la comisión Madrina de generadores —encargada de gestionar las placas solares que desde 2019 dan autonomía energética al espacio— o los nodos de Consumo y Producción de Carabanchel

La estela del 15M en Carabanchel

“En Carabanchel hay una asamblea popular muy potente que tiene algunas victorias a corto plazo en tema de vivienda y parando redadas racistas. Tienen bastante fuerza y, llegando el invierno, surge la necesidad más inmediata de refugiarse del invierno, pero también el deseo de disponer de un lugar que cobije actividades que no puedan ser llevadas a cabo al aire libre, y es cuando se ocupa, a finales de noviembre de 2011, recuerda Javi sobre cómo nació el Eko. 

El edificio del Eko era antes un economato —de ahí su nombre— que ya llevaba 14 años vacío, en desuso y abandonado. “El edificio estaba fenomenal pero en su interior estaba muy deteriorado, muy sucio, lleno de basura y desvalijado, y con esa fuerza que caracterizaba a la asamblea del barrio, se acondiciona, se repara y, dos meses más tarde se inaugura y se lanza con una serie de actividades y como lugar de reunión para todas las asambleas que estaban teniendo lugar de los grupos de economía, alternativas, vivienda, sanidad y política”.

“El inicio fue muy potente, estábamos todas muy contentas”, recuerda Javi sobre esos primeros meses de funcionamiento del Eko. “También ha habido momentos de crisis en los que hemos estado pocas personas y hemos tenido que reducir la actividad”, lamenta. Desde entonces, Javi señala algunos hitos que han fortalecido el Eko. Uno de ellos fue la campaña Luz para el Eko, con la que el centro social consiguió su autonomía energética con la compra de placas solares, a través de una campaña de micromecenazgo en la que alcanzaron los 20.000 euros, y siguiendo el modelo de otros espacios autogestionados del Estado como Errekaleor, en Gasteiz. “Fue un momento de gran subidón que también ha marcado la trayectoria posterior porque fue un salto de envergadura: nos propusimos hacer algo grande y lo conseguimos”, señala Javier.

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Pero otro de los hitos del centro social es el momento actual que vive, según apunta Javier: “Ahora hay muchísima gente participando en el espacio, muchos colectivos muy activos y muy potentes, aunque esto tiene su parte negativa porque uno de los motivos a los que se debe eso, además de porque en el Eko se están haciendo las cosas razonablemente bien, dando cabida a gente nueva, con rotación de personas en las distintas funciones, es que hay menos centros sociales en la ciudad debido al acoso que están sufriendo y también está habiendo una gentrificación del barrio que está atrayendo a más gente”.

“El Eko es un sitio en el que mucha gente ha encontrado recursos que no tienen otros sitios”, afirma, por su parte, María, que participa en Enkontronazo —gimnasio autogestionado—, en el grupo de apoyo escolar, también con sede en el Eko. María enumera los distintos grupos y servicios al barrio que funcionan desde el Eko: asesoramiento de vivienda, autodefensa laboral, despensa solidaria, apoyo escolar, un gimnasio autogestionado, grupos de teatro, de swing, de ensayo para grupos de música, las jornadas de arte Jaca… Incluso desde el centro social se ha formado un grupo de acompañamiento para  apoyar a personas que han sufrido violencia policial, como en el caso de Liliana Gheorghe, que lleva tres años reclamando que se investigue la muerte de su compañero, Stefan Lache, en una comisaría de Carabanchel, grupo en el que también participa María. 

“De las cosas que a mí más me gustan es que es un espacio súper diverso donde puedes estar con un montón de peña diferente”, subraya María. “El Eko da cobijo a distintas actividades que ofrecen una alternativa de ocio y forma de consumo diferentes a las que puedes encontrar en el barrio, aunque esto es algo que viene haciendo desde sus orígenes en la actualidad las instalaciones que tiene han ido mejorando considerablemente desde entonces”, afirma Juan, del Nodo de Producción de Carabanchel. Para él, como para María, el ser un espacio de encuentro es también una de las funciones más importantes que cumple el Eko. “Aparentemente es de las funciones más banales, pero a mi parecer es clave: servir de espacio donde coincidir con distinta gente del barrio, ya sea en una actividad lúdica o cultural”, explica Juan. “La interacción social en un ámbito fuera de la norma es el caldo de cultivo de nuevas formas de relacionarse y coexistir que faciliten otras dinámicas sociales, en nuestro caso o al menos nuestras intenciones, las de crear espacios y redes vecinales que sirvan de sostén de la vida, más aún cuando ahí fuera hace mucho frío y eso que en el EKO ya hace bastante”.

Han pasado ya diez años desde que el Eko comenzó a ser ese espacio en Carabanchel en el que encontrarse, debatir, aprender y compartir. A principios de 2012, las decenas de personas que acudían allí para asistir a las reuniones de las distintas comisiones del 15M iban armadas con mantitas para aguantar el frío. Ahora, el espacio dispone de energía propia, varias estufas dan calidez al espacio, los suelos ahora son laminados para que los grupos que se reúnen allí para bailar swing disfruten sus pasos y un sistema de recogida de agua de lluvia se combina con los bidones de agua que periódicamente la gente de la asamblea del Eko se coordina para rellenar. Diez años dando vida a este espacio y, desde allí, al barrio. Que vengan otros diez años más.

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