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Sistémico Madrid
Rafael del Pino, más dinero
El ejecutivo del Ibex con más patrimonio habita entre nosotros, en un chalé de la capital, pero desde 2008 sus empresas están en Holanda. Desde allí invierte en un emporio solar en Chile, una empresa vasca de armamento y otra californiana de fisión nuclear.
El pretexto me trae otra vez a la colonia El Viso. Es más, enseguida caigo en que mi última entrega transcurrió justo detrás de esta misma manzana. Otra vez aquí, sí, qué importará.
Resulta fácil nadar en el tópico delante de Francisco de Alcántara 12-14, propiedad de Rafael del Pino Calvo-Sotelo, presidente y heredero mayor de Ferrovial. Una casa fría de cuatro plantas que se mira solo a sí misma y toma la luz que necesita del entorno sin que se adivine de ella nada. Un nido vacío sin ventanas del que han volado sus tres hijos, sus tres hijas y sus esposas, construido a su imagen y que hoy habita solo él. Él, su frialdad, su elocuencia, su ambición y su humor filoso, arrullados por una fortuna interior de 4.500 millones.
Cuentan en la redacción de un periódico que un día se presentó Rafael del Pino (Madrid, 1958) en el despacho del director tras la publicación de una información que le resultó absolutamente incómoda. “Escribís que tengo un Picasso en el ascensor de casa y no es cierto, pero podemos decir que sí, que me lo han robado, y si el seguro nos da algo por él vamos a medias”, ironizó. Después, pasaron a conversar sobre lo que de verdad le había molestado.
Quienes le han tratado coinciden en su retrato. Seducir, seguir, perseguir, conseguir. Ganar, acechar, conquistar. Querer, poder. No importa el precio
Quienes le han tratado coinciden en su retrato. Seducir, seguir, perseguir, conseguir. Ganar, acechar, conquistar. Querer, poder. No importa el precio. Juntos en la mesa, o al otro lado del teléfono, un ministro, un diputado, un letrado de Uría y Menéndez, un excomisario, un expresidente de Telefónica, un juez, el rey de Holanda…
Su padre, un ingeniero que supo navegar en las capas de poder del franquismo, quiso dejar huella. Resbaló en su yate y quedó impedido para siempre cuando Ferrovial era ya la constructora más sólida del país. La familia puso entonces énfasis en la filantropía. Eran los años del boom y su fundación construyó un polideportivo para parapléjicos en Toledo y un auditorio junto al palacete familiar en la Castellana de Madrid.
La fundación está en manos de María del Pino, la única de los hermanos que mantiene relación con el presidente de Ferrovial. Los cinco Del Pino se reparten desigualmente la herencia: el 38% de una constructora que acumula una cartera de obras y concesiones de 19.000 millones y un valor en bolsa de 13.200 millones. Sumen a esto más de mil millones embalsados en sicav.
Pero en la casa en cuestión todo entra y nada sale. Como la luz. Ferrovial conformó su nombre y ganó tamaño para hacerse global a base de obra pública (radiales incluidas), pero hace una década que Rafael del Pino decidió que quería pagar menos impuestos al Estado español. Entonces, Criu SL, la sociedad madrileña que regentaba su participación (hoy en torno al 21%), dejó paso a Rijn Capital BV, radicada en Ámsterdam, Holanda, país donde, tras descartar Malta, poco a poco ha ido ubicando todos sus negocios.
Uno de los más desconocidos es Maxam Corp International, donde controla el 5%. Maxam fue fundada en 1872 nada menos que por Alfred Nobel, tiene su sede entre Madrid y Galdakao y se dedica a la fabricación de armas, bombas, granadas, balas y otra variada munición de guerra. Entre sus propietarios están otros históricos directivos de Ferrovial como José Fernando Sánchez-Junco, Jaime Carvajal o la familia Bergareche.
Cuentan en la redacción de un periódico que un día se presentó Rafael del Pino en el despacho del director tras la publicación de una información que le resultó absolutamente incómoda
Rijn Capital recibe cien millones al año en dividendos de Ferrovial. A estos suma los procedentes de Family Blend (25%), una sociedad en las Islas Vírgenes Británicas. También es el contenedor de diversos complejos de energía solar en el desierto chileno de Atacama. Es la gran inversión extramuros del magnate —nada menos que 846 MWh instalados— y la que peor le ha salido, pues aún anda en pleitos con la británica Elements Power, su exsocia. La tiene en venta.
Su más reciente inversión es la californiana Tri Alpha Energy (TAE Inc.), una start up que explora el negocio de la fusión nuclear, donde coincide con Paul Allen, los Rockefeller o el Gobierno ruso y ejecutivos de banca de inversión de Manhattan.
No aterriza su helicóptero ni pasa nadie por esta estrecha calle que no va a ninguna parte. Saco fotos en busca del ángulo imposible. No lo consigo y choco con la puerta del vecino de enfrente, donde se lee “Señores de Serratosa”. El Viso, suma y sigue.