We can't find the internet
Attempting to reconnect
Something went wrong!
Hang in there while we get back on track
Psiquiatría
Psiquiatría y fascismo: Biopolítica para los desviados
A dónde vengo y a dónde voy son preguntas cruciales para cualquier movimiento que pretenda comprender y transformar su objeto: en la psiquiatría no es menos cierta esta afirmación. Para entender cómo funciona el saber psiquiátrico en la actualidad hay que rastrear su violencia por las oscuras aguas de su historia.
“El maestro Freud le dijo al oído al maestro Jung: No saben que les traemos la peste”. Leopoldo María Panero, Aviso a los Civilizados.
Seguir la retrospectiva de la violencia en psiquiatría implica, necesariamente y en poco tiempo, acabar en el gris franquismo y su estrecha colaboración con la ciencia psiquiátrica para construir la nación y su enemigo. Esto nos obliga a asumir que nuestro sistema de salud mental es heredero de aquel tiempo tenebroso, y observar de cerca puede ser un camino de aprendizaje sobre nuestro pasado cercano, pero también sobre el futuro más lejano.
Seguir la retrospectiva de la violencia en psiquiatría implica, necesariamente y en poco tiempo, acabar en el gris franquismo y su estrecha colaboración con la ciencia psiquiátrica para construir la nación y su enemigo
Foucault señala en su teoría genealogista que el grupo de anormales se establece en torno a tres figuras: el individuo a corregir, el onanista y el monstruo humano. El monstruo humano no remite a la ley, pero tampoco la ignora, más bien trata de engañarla suscitando efectos, desencadenando mecanismos, exigiendo la existencia de instituciones parajudiciales y marginalmente médicas. El individuo a corregir es un personaje más reciente que el monstruo. Así, según Foucault, el incorregible surge luego del monstruo, tras la introducción de técnicas disciplinarias como las del ejército, las escuelas y lugares de trabajo, así como los procesos de domesticación del cuerpo y del comportamiento. Entra el asunto de la prohibición, como método de descalificación del individuo, para luego desatarse sin medida en la práctica del encierro (Foucault, 1993). La anormalidad que se suscita dentro de la ciencia franquista se sitúa a caballo entre estas definiciones sufriendo, obviamente, evoluciones con el paso del tiempo en la larga noche de la dictadura.
Salud mental
Antipsiquiatría La gran evasión y la imposibilidad de escapar
Así, a veces los anormales acababan en campos de concentración e incluso situaciones de trabajo forzado, en los peores crímenes de la dictadura que servían para recluir al monstruo. Sin embargo, otros acababan en colonias de trabajo. Debido a la moral nacionalcatólica de la dictadura consideraban el trabajo un camino de redención y consecución de la salud. Cualquier sistema que se derive de los valores burgueses considera el trabajo la piedra angular de la salud y la normalidad. Llegan a asegurar que las psicopatías eran constituciones anormales permanentes en las que sus individuos estaban afectados en su vida volitiva y afectiva en un grado tan acentuado que impiden o dificultan la consecución de los fines normales de la vida como la profesión, el matrimonio, la incorporación social completa, capacidad de dar mayor rendimiento cuando las exigencias sociales aumentan (Echalecu y Canino, 1943). Al final guarda relación con ese individuo a corregir, con las masas improductivas y estériles en las coordenadas de los valores franquistas de los cuales somos absolutos herederos. Se trata de introducir al individuo en herramientas como la familia, el trabajo y otras herramientas disciplinarias que el sistema mantiene para su continuidad.
Se trata de introducir al individuo en herramientas como la familia, el trabajo y otras herramientas disciplinarias que el sistema mantiene para su continuidad
Hay que señalar que en ningún caso se trata de una interpretación biologicista del anormal, en parte por las fervientes creencias ultracatólicas que anidaban en la dictadura, esto resultaba útil para sortear la solución final que se dio a los pacientes psiquiátricos en la Alemania Nazi, donde se calcula que asesinaron el 50% de los pacientes permanentes en psiquiátricos (Plater-Hallermund, 2007) —aunque eso no evitó un camino de sufrimiento y sangre—.
Muy por el contrario, se debía a factores sociales la construcción del desviado, y eso ayudará a definir al enemigo. Para Vallejo-Nágera la raza hispánica era similar a la hispanidad y dependía más de una consecución de valores que de un factor genético. Su teoría se basaba en el ambiente moral en el que se encontraba el fenotipo, el cual lo impregnaba pudiendo contribuir a la mejora de la raza (Vallejo-Nágera, 1937). Un ambiente adecuado te podía convertir en un dócil ciudadano, en un individuo de raza superior y un ambiente inmoral te podía convertir en… ¡Vete tú a saber! ¡Marxista!
Un ambiente adecuado te podía convertir en un dócil ciudadano, en un individuo de raza superior y un ambiente inmoral te podía convertir en… ¡Vete tú a saber! ¡Marxista!
Todos hemos oído hablar del gen rojo y las teorías de Vallejo sobre el marxismo como posible indicador de enfermedad mental, lo que no sabemos es que no estaba tan lejos de la teoría de Morel sobre que la locura florecía en los cuerpos de la miseria. Vallejo-Nágera y otros psiquiatras franquistas se proponían averiguar “la proporción del fanatismo marxista en los inferiores mentales” y “la proporción de psicópatas asociales en las filas marxistas” (Vallejo-Nágera, 1938). Incluso llegan a asegurar que en todo resentido existe siempre un marxista, aunque no esté en las filas del socialismo (Marco Merenciano, 1958). La psiquiatría le resultó útil al régimen franquista para revestir de una pretendida retórica científica la construcción del enemigo en la sociedad. Decía Foucault en Historia de la locura en la época clásica que el loco es aquel que molesta a la sociedad y perturba la tranquilidad en su seno, el loco es aquel que hace peligrar el sistema y es por eso que cada sistema la usa como herramienta política de una forma u otra.
Psiquiatría
Antipsiquiatría Leopoldo María Panero: “Escribir aquí dentro es la única esperanza”
Sin embargo, hay algo que comparte cualquier orden burgués a pesar de su forma: el pobre es siempre el principal peligro para su construcción. La psiquiatría franquista se basaba en un orden jerárquico y elitista en el seno de la sociedad, admitían que las clases altas eran la cuna de los “selectos” (aquellos superiores de valores y raza), llega a lamentarse de que se haya perdido la tradición de que el hijo siga la profesión del padre, y nos habla de cómo la proletarización de la cultura es un proceso de degeneración. Llega a decir que “los mediocres y los inferiores intelectuales tienen su puesto en la sociedad en el que pueden prosperar e incluso engrandecerse, pero nunca entre las clases altas” (Vallejo-Nágera, 1937).
La psiquiatría franquista se basaba en un orden jerárquico y elitista en el seno de la sociedad, admitían que las clases altas eran la cuna de los “selectos”
Es cierto: para Vallejo-Nágera la miseria era el caldo de cultivo de la degeneración. Incluso para él, el simplismo y los valores de igualdad social que el marxismo propugna lo hacían el asimilable entre inferiores mentales y deficientes culturales. El pobre, la clase trabajadora seguía constituyendo el enemigo dentro del orden burgués incluso dentro del franquismo, es un elemento que se mantiene impertérrito a lo largo de la historia: la utilización de la psiquiatría como un arma de clase. Vallejo-Nágera no tenía una visión biologicista de su enemigo y eso lo hacía insidioso, pero igualmente peligroso.
Temían que el enemigo de clase se acercara al marxismo, y cualquier horizonte que le pudiera resultar emancipador. Por eso los transformaron en enfermos mentales, construyeron un enemigo ideal para los higienistas totalmente deshumanizado, totalmente desarticulado entre concepciones médicas que propugnaban su represión con un discurso facilón que persiste hasta nuestros días: la peligrosidad social del enfermo mental entre los que se incluía al enemigo político. Porque la enfermedad mental justifica los peores horrores de la sociedad desde la tortura a los experimentos realizados con brigadistas y otros presos capturados en la guerra civil española.
Referencias
Echalecu y Canino, F.J (1943) Contestaciones al programa de psicología criminal. Con nociones de psiquiatría, sociología y política. (Madrid. Dirección general de policía.
Vallejo-Nágera, A. (1937) Eugenesia de la hispanidad y Regeneración de la raza. (Burgos, editorial española).
Vallejo-Nágera, A. (1938) Psiquismo del fanatismo Marxista (Semana Médica Española.
Marco Merenciano, F. (1958) Ensayos médicos y literarios. Antología. (Madrid. Editorial Cultura Hispánica).
Foucault M. (1993) La vida de los hombres infames (Madrid. Editorial La piqueta).
Plater-Hallermund, A. (2007) Exterminio de los enfermos mentales en la Alemania nazi (Buenos Aires, Nueva visión.