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La Unión Europea ha aprobado el nuevo reglamento de pesca cuyo fin es agrupar en un solo documento la normativa al respecto, que hasta ahora estaba diseminada en más de 30 reglamentos.
El punto más polémico del ordenamiento ha sido el relativo a la pesca eléctrica, una modalidad prohibida en la práctica totalidad del planeta debido a su altísimo coste medioambiental y las graves consecuencias para la biodiversidad de los mares que produce.
La enmienda al informe de la posición de la cámara propuesta por los Verdes sobre esta práctica ha sido ratificada por 402 votos a favor, 232 en contra y 40 abstenciones. Esta enmienda proponía eliminar la excepción que permite la utilización de redes de arrastre con impulsos eléctricos en zonas concretas del Mar del Norte a un máximo del 5% de la flota.
La pesca eléctrica fue vetada desde 1998 en la Unión Europea, pero permitida bajo algunos supuestos y en algunas zonas desde 2006. En concreto, la última normativa permitía a un máximo del 5% de los arrastreros de la flota de cada país miembro portar varas equipadas con electricidad a modo de “experimento”, aunque Países Bajos sobrepasa actualmente con creces esta cifra.
El debate sobre la pesca eléctrica se reanudó en 2006, cuando la Comisión Europea puso sobre la mesa una derogación parcial de la prohibición. El resultado fue lo que desde las organizaciones medioambientales vieron como “una peligrosa ventana en la que se permitió su práctica solo a una pequeña parte de la flota de cada país, de forma experimental y bajo unas condiciones muy severas”, tal como señalan a El Salto desde Ecologistas en Acción.
De hecho, la organización ambientalista de defensa de la biodiversidad marina Bloom, junto a una quincena de organizaciones ecologistas y defensoras de la pesca tradicional, envió el pasado 8 de enero una carta al comisario europeo de Medioambiente, Asuntos Marinos y Pesca, Karmenu Vella, en la que denunciaban el fomento de la pesca eléctrica por parte de los Países Bajos, exigían la vuelta al reglamento de 1998 y denunciaban cómo la Comisión ignoró las recomendaciones por parte de los expertos consultados, contrarias a dar vía libre a este tipo de pesca, en 2016.
Ecologistas en Acción había denunciado que el nuevo reglamento “pretende autorizar progresivamente la pesca eléctrica mediante la eliminación de restricciones”, ignorando la postura de las organizaciones conservacionistas y de las agrupaciones de pescadores artesanales “que han comprobado el estado lamentable del hábitat que queda tras el uso de este arte de pesca supuestamente 'innovador’”.
La unificación de la normativa pesquera era una antigua demanda del sector. Con ella, se simplifica y regionaliza la práctica de la pesca en la Unión, señalando cómo, dónde y cuándo se puede pescar, lo que responde a una necesidad que ya estaba recogida en la nueva Política Pesquera Común (PPC) donde se establecen los objetivos ambientales en materia de pesca.
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El parlamento europeo también aprobó hace un mes denegar la ampliación de la licencia del glifosato. Posteriormente el Consejo y la Comisión se pasaron por el arco del triunfo lo que la única institución europea votada por los europeos decidió y aprobaron ampliar otros 5 años la licencia de su uso.
No sería muy de extrañar que esta vez sucediese lo mismo.