Migración
La frustración postrevolución lanza al mar a miles de jóvenes en Túnez
Las costas de Túnez viven desde hace meses un repunte de las salidas de embarcaciones en dirección a Italia. Las dificultades económicas y la falta de expectativas, con especial énfasis en el interior y el sur del país, llevan a miles de jóvenes a dar el paso.

Este domingo 17 de diciembre se cumplieron siete años desde que Mohammed Bouazizi se quitara la vida en Sidi Bouzid, una localidad del interior de Túnez. El suicidio de este joven vendedor ambulante desencadenó una ola de protestas que acabó por descabalgar casi un mes después a Zine El Abidine Ben Ali. La presión popular terminó con el dictador e inició en este pequeño país del Magreb una transición hacia la democracia que muchos catalogaron de modélica.
Sin embargo, más de un lustro después la realidad de Túnez muestra múltiples claroscuros. El último revés procede de las costas del país, donde en los últimos meses han escalado con fuerza las salidas hacia Italia de jóvenes tunecinos hastiados de la mala situación económica y la falta de expectativas en sus poblaciones de origen.
Solo en septiembre, 1.400 tunecinos llegaron al litoral italiano a bordo de precarias embarcaciones de pesca, según los datos facilitados por la Organización Internacional de las Migraciones (OIM). Esta cifra supera al total de llegadas registradas en los doce meses de 2016 o de 2015. Aunque se observa un pico claro al final del verano, la tendencia arranca desde comienzos del año: 2.700 nacionales tocaron suelo europeo entre enero y septiembre.
En 2012 había mucha esperanza. Los jóvenes esperaban mucho de sus dirigentes. Pero ahora perciben que su situación no ha mejorado
Para dibujar una fotografía más realista hay que contabilizar también los viajes interrumpidos ya en el litoral tunecino, una de las costas mejor vigiladas en el Mediterráneo sur. 164 barcos fueron interceptados en los tres primeros trimestres del año, de acuerdo al Ministerio del Interior. En ellos viajaban 1.652 personas, de las cuales cerca de 1.400 eran de nacionalidad tunecina.
Aunque estos números no alcanzan todavía los registrados en 2011 al calor del descontrol postrevolución, sí muestran un cambio claro en la realidad migratoria del país norteafricano. Y por encima de todo alertan del riesgo de que estas salidas vayan a más en los próximos meses, según advierten diversas ONG y entidades locales.
“Pesimismo”
¿Pero por qué más tunecinos están hoy en día dispuestos a arriesgar su vida para llegar a Europa? “Existe un amplio sentimiento de frustración; sobre todo entre los jóvenes”, apunta Hélène Le Goff, de la oficina de la OIM en Túnez. “Se dan cuenta de que los frutos de la revolución se quedan en grupos muy pequeños de gente. La mayoría de ellos en la capital… En 2012 había mucha esperanza. Los jóvenes esperaban mucho de sus dirigentes. Pero ahora perciben que su situación no ha mejorado”, explica.Con altos índices de paro (por encima del 15%) y salarios muy precarios, la economía tunecina ha sufrido varios mazazos en los últimos años. Los atentados yihadistas de 2015 hirieron casi de muerte a la principal fuente de ingresos del país, el turismo, que hoy en día trata de ponerse en pie pero a un ritmo todavía muy lento.
Necesitado de liquidez, el Gobierno firmó en 2016 un préstamo de 2.400 millones de euros con el Fondo Monetario Internacional (FMI), que a cambio le impuso duros recortes en el gasto público, a imagen y semejanza de otras economías de la orilla mediterránea. Mientras tanto, la inflación sobre productos básicos se ha disparado y el dinar –la moneda local– se ha dejado un 20% de su valor en los últimos doce meses.
“Existe un discurso pesimista desde el propio Gobierno”, señala Valentin Bonnefoy, experto en migraciones del Forum Tunisien pour les Droits Économiques et Sociaux (FTDES), entidad fundada en 2011 y que monitoriza desde entonces la realidad económica y política tunecina.
La dicotomía entre el mundo urbano y el rural
En este contexto, y como otro de los debes de su transición democrática, aparece otro elemento clave para entender el Túnez de hoy: la “dicotomía” –en palabras de Bonnefoy– entre el mundo urbano y el rural. Localidades del sur y el interior como Tataouine, Medenine, Gabès, Gafsa o la mencionada Sidi Bouzid son quizás las que más sufren el pobre desarrollo económico del país. Algo que no es nuevo.“Existe un sentimiento de abandono por parte del Estado, que no ha cambiado tras la revolución”, señalan desde el FTDES.
Según un estudio realizado por el FTDES, un 54,6% de los jóvenes tunecinos estarían dispuestos a emigrar
De nuevo la frustración a escena. Son precisamente de esta parte del país de donde procede buena parte de los jóvenes migrantes que en los últimos meses han tratado de viajar hasta Europa. Antes –reconocen desde la OIM– Libia, un país dinámico y con empleo bajo el régimen de Muamar el Gadafi, aparecía como una salida. Pero el actual caos libio ha cerrado con doble llave esa puerta.
Según señalan las autoridades tunecinas, la mayoría de salidas en barco hacia Italia se realizan hoy desde el golfo de Gabès o, un poco más al norte, desde Sfax, segunda ciudad del país y principal polo económico al sur de Túnez. En ambos casos se trata de la salida natural al mar para los migrantes que proceden del interior o del sur del país.
“A veces es una llamada de atención. Muchos jóvenes con problemas en el barrio, en la familia…, y que lo ven como una escapatoria”, explica Le Goff sobre el perfil del ciudadano tunecino que emprende este viaje.
Uno de cada tres jóvenes, dispuestos a coger un bote
Kayess Amaued, natural de Gafsa, conoce bien las dificultades de esta aventura. En 2011, pocas semanas después de la caída de Ben Ali, partió desde Sfax con un pequeño bote en dirección a Italia. Tras 48 horas en alta mar alcanzaron la localidad siciliana de Mazara del Vallo. Después vino un periplo por Nápoles, Ventimiglia, Toulouse y un intento frustrado de asilo en Suiza que provocó su repatriación a Túnez.Al preguntarle si lo volvería a hacer, Amaued no titubea: “Sin duda; lo tengo en mi cabeza desde hace tiempo”. Aunque ligeramente por encima de la treintena, también él podría incluirse en ese 54,6% de jóvenes tunecinos dispuestos a emigrar, según un estudio realizado por el FTDES al cierre del año pasado. De ellos, un 31% estarían listos para hacerlo de manera irregular.
La sensación de pesimismo brota de las palabras de Amaued con una frase que, para susto de muchos, cada vez se escucha más entre algunos jóvenes tunecinos: “Antes [de la revolución] estábamos mejor”, sentencia. El anhelo de cambio no satisfecho alimenta así el deseo de migrar hacia una Europa hasta ahora enrocada en levantar un muro tras otro. Sin darse cuenta de que en la orilla de enfrente cada vez más botes están listos para emprender el viaje.
Relacionadas
Cristóbal Montoro
Corrupción
Varios ayuntamientos perdieron más de diez millones de euros en impuestos locales por el Caso Montoro
Gobierno de coalición
El Gobierno aprueba un proyecto de ley de secretos oficiales con plazos de clasificación de hasta 60 años
Granada
Giro inesperado en el caso Juana Rivas: Daniel se queda con su madre hasta el viernes
Murcia
Murcia muestra su rechazo a las cacerías racistas en Torre Pacheco con una gran manifestación
Opinión
Puertas giratorias, saqueo del Estado y la culpabilización cínica al ciudadano
Catalunya
Catalunya
‘Esas Latinas’, la defensa del catalán y de las personas migrantes
València
Excluyen a una activista de la amnistía porque su caso sucedió en València
Madrid
Interrumpen el Pleno del Ayuntamiento de Madrid para denunciar acoso inmobiliario
Energía
Podemos deja en manos del PP la aprobación del ‘decreto antiapagones’ del Gobierno
Últimas
El Salto n.79
Galicia dice 'no' al capitalismo verde y en el último número de la Revista El Salto te lo contamos
Comunidad El Salto
El Salto estrena nueva página: una web como una casa
Palestina
Genocidio
Israel secuestra al doctor Marwan Al-Hams, responsable de los hospitales de campaña de Gaza
Crisis climática
¿Es posible el bienestar humano en un planeta finito? Sí, pero con “cambios extraordinarios”
Extremadura
¿Qué está pasando con el hidrógeno verde en Extremadura?
València
La presión vecinal frena 24 bajos turísticos ilegales en Patraix (València)
Racismo
Miles de personas por todo el Estado se concentran contra la ola racista de Torre Pacheco
Opinión
Entre neonazis y el momento posfascista
Galicia
Las embarazadas de Ourense exigen dar a luz con seguridad mientras la Xunta maniobra para trasladar el paritorio
Recomendadas
Sevilla
Salvar el Guadalquivir: Ecologistas y población se rebelan para evitar los vertidos de las minas de Sevilla
Museos
Pablo Martínez
“No se puede descolonizar los museos de uno en uno, hay que hacerlo en conjunto”
Crisis climática
Friederike Otto
“La industria fósil tiene un lobby; los trabajadores que mueren bajo el sol no”
Memoria histórica
Tantos muertos que nos faltan
Para comentar en este artículo tienes que estar registrado. Si ya tienes una cuenta, inicia sesión. Si todavía no la tienes, puedes crear una aquí en dos minutos sin coste ni números de cuenta.
Si eres socio/a puedes comentar sin moderación previa y valorar comentarios. El resto de comentarios son moderados y aprobados por la Redacción de El Salto. Para comentar sin moderación, ¡suscríbete!