Laboral
Los riders de Deliveroo se cansan de ser falsos autónomos y llevan a la empresa a juicio
El 30 de noviembre, la compañía tendrá que sentarse en el banquillo frente a tres repartidores de Madrid que han denunciado para que se les reconozca su relación laboral y acabar con la situación de "falso autónomo".
La batalla de los repartidores contra la empresa de entrega de comida a domicilio Deliveroo ha llegado a los tribunales. El 30 de noviembre, en el Juzgado de los social nº 33 de Madrid, la compañía tendrá que responder ante el juez por la denuncia interpuesta por tres de los empleados despedidos este verano tras negarse a firmar un nuevo contrato con unas condiciones aún más precarias.
La sección sindical de CGT constituida en la empresa ROOFODS SPAIN, conocida comercialmente como Deliveroo, interpuso una denuncia por la situación de “falso autónomo” en la que se encuentran los trabajadores. La empresa no se presentó al acto de conciliación el 27 de septiembre, lo que forzó que el caso tenga que llegar al juzgado.
La denuncia del sindicato, que afectaría a todo el colectivo de empleados de la empresa en el Estado español, alega que los riders, como son conocidos a los repartidores en bicicleta, “mantienen una vinculación mercantil fraudulenta con la empresa, para tratar de esconder una relación de naturaleza puramente laboral”, en referencia al contrato de tipo mercantil en el que los repartidores se ven obligados a darse de alta como autónomos y solicita que se sancione a la empresa por falta de afiliación y cotización, así como instar a dar de alta a los mensajeros en el Régimen General.
Según ha explicado a El Salto Martino Correggiari, uno de los riders despedido y que ha interpuesto la denuncia, existen varias pruebas de que existía una relación laboral de dependencia que nada tenía que ver con una mercantil: “Si rechazabas un pedido por enfermedad o cualquier motivo, Deliveroo mandaba una alarma a todos los riders. Si nadie puede coger el pedido, te obligaban a hacerlo, lo que es una buena prueba de que es una imposición”.
Correggiari fue desconectado, el término que usan los repartidores de este tipo de plataformas para hablar del despido, el 8 de agosto. Les dijeron que les habían enviado una carta avisando de ello el 28 de junio, pero los tres despedidos alegan no haberla recibido nunca. Para el repartidor el motivo del despido está claro: “No he querido firmar el nuevo contrato, que sustituye a uno anterior con un montón de vacíos legales y por los que nosotros hemos protestado ya anteriormente”.
"Me han despedido por no querer firmar un nuevo contrato que corregía los vacíos legales del anterior", declara uno de los riders denunciantes
Esta demanda se basa en las condiciones del contrato anterior. Al recibir varias denuncias y al enfrentar varias huelgas y protestas por parte de los repartidores, Deliveroo envió un nuevo contrato que obligan a firmar. ”El cambio mayor ha sido que el pago por horas se pasaba al pago por pedido”, explica el rider.
El contrato anterior contempla una cláusula que exige a los repartidores trabajar en exclusiva para Deliveroo, lo que imposibilita que puedan trabajar para otras empresas de ciclomensajería. La legislación española especifica que un autónomo que factura más del 75% del total a un mismo cliente se denomina Trabajador Autónomo Económicamente Dependiente y tienen una mayor protección por el Estatuto del Trabajador Autónomo. Al pedir una dedicación del 100% pero sin dar de alta al empleado en esta modalidad, la empresa ha incurrido en una ilegalidad desde que comenzó sus andaduras en España en el otoño de 2015. El nuevo contrato que la empresa intenta imponer quiere corregir esta situación ilegal ofreciendo una modalidad de contrato TRADE, donde si se contempla que los repartidores sean autónomos dependientes.
Según CGT, los riders prestan el servicio bajo el ámbito de organización y dirección de la entidad, trabajando siempre con los medios y materiales proporcionados por la misma, obedeciendo las órdenes y directrices de sus superiores jerárquicos en la ejecución de sus funciones, y bajo las normas de organización que este impone. Estos factores, según expone el sindicato, demuestran que los trabajadores se encuentran en una situación de dependencia característica de una relación laboral y no mercantil.
Las denuncias no son solo en Madrid
Doce repartidores en Barcelona y uno de Valencia también han denunciado, pero se encuentran a la espera de fecha para juicio. En Valencia, el colectivo consiguió una reunión con la empresa pero, según relatan, no han conseguido ningún avance de ese encuentro.
En Europa también se extienden las protestas y las denuncias contra Deliveroo. En el Reino Unido han sido varias las denuncias que han exigido a la empresa exactamente lo mismo que piden los repartidores en el Estado español. Y no solo esta compañía ha tenido que a sus empleados. Los conductores de Uber, los repartidores de Amazon o de otras plataformas de entrega de comida a domicilio como la alemana Foodora, protagonizan enfrentamientos con sus empresas en Berlín, París o en varias ciudades italianas. La exigencias es la misma: un pago fijo, un mínimo de horas y el reconocimiento como empleado de la empresa.
Un juzgado londinense ha reconocido que los conductores de Uber sí que son empleados de la empresa, pero no ha ocurrido lo mismo con los repartidores de Deliveroo. Según explica Correggiari: “Las demandas individuales se pueden demostrar con más facilidad, pero es difícil que se admita un cambio para todos los repartidores”, aunque confía en que por lo menos se les reconozca un despido improcedente y se les pague la indemnización que les corresponde. De ser así y si el juez dicta que existe una relación laboral entre los repartidores y Deliveroo, en palabras del rider: “Crearía un precedente que sería una bomba para el modelo de negocio de Deliveroo, que tiene 1.000 empleados solo en España, y para otras empresas que funcionan igual”.
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