We can't find the internet
Attempting to reconnect
Something went wrong!
Hang in there while we get back on track
Islam
El dolor de no poder enterrar a los seres queridos cerca
La familia de Adel acaba de partir de vacaciones a Palestina, su país de origen, y estará unas semanas solo. Por eso Pepa, su vecina puerta con puerta, le avisa que si algún día quiere acercarse a almorzar, que no lo dude. Con el carnicero del barrio recuerda cómo era la vida en los años noventa cuando Adel se estableció en el barrio del Gurugú. Llegó a Badajoz en el 1985 para estudiar medicina gracias a la ayuda de su familia; una carrera que abandonó a los pocos años cuando se dio cuenta que su vocación era otra.
“Cuando estudiábamos y formamos la primera comisión en los noventa me sentí renovado. En ningún momento tenia planes de ser líder religioso y encontré mi camino”, cuenta Adel Najjar, Imán de Badajoz, presidente de la comunidad islámica de Extremadura y delegado de la Comisión Islámica Nacional.
Con Adel como representante de la comunidad musulmana, Badajoz es un ejemplo de convivencia. Ha participado junto con las autoridades de la ciudad en innumerables actos y en 2018 la fundación estatal Pluralismo y Convivencia galardonó el proyecto ‘Cooperación y Convivencia’ de la comunidad islámica de Badajoz por estar basado en la defensa del diálogo y la tolerancia para derribar las barreras entre las confesiones y fomentar el pluralismo cultural en la sociedad. “Nuestro objetivo es normalizar nuestra vida en Extremadura , esto es lo esencial”, recuerda Adel.
“Repatriar un fallecido cuesta entre 3.500 y 4.000 euros pero lo más doloroso es no poder visitarlos. Cuando perdemos un familiar el problema no es solamente la pérdida si no dónde lo vamos a llevar”
Sin embargo, desde hace 21 años, Adel y toda la comunidad islámica, tienen una espina clavada que les duele en lo más profundo. El ayuntamiento de la ciudad les niega una parcela en el cementerio para que puedan ser enterrados. Un derecho que se establece en la Ley 26/1992, de 10 de noviembre, por la que se aprueba el Acuerdo de Cooperación del Estado con la Comisión Islámica de España y que reconoce a esta comunidad el derecho a la concesión de parcelas reservadas para los enterramientos islámicos en los cementerios municipales así como el derecho a poseer cementerios islámicos propios.
La falta de un espacio asignado en el cementerio municipal obliga a los familiares a tener que enterrar a sus seres queridos en otras ciudades que se han adaptado a la ley como Madrid, Sevilla o Murcia; o incluso repatriarlos a países como Marruecos, Mauritania o Palestina.
Adel recuerda el caso muy reciente de un musulmán de origen español que falleció a los ochenta años. Su mujer tuvo que enterrarlo en el cementerio musulmán de Griñón, en Madrid, y ahora las hijas se preguntan que como van a hacer para visitar a su padre. O el de un señor de cincuenta y siete años que falleció en Sagrajas y la familia tuvo que repatriar el cadáver a Marruecos.
“Repatriar un fallecido cuesta entre 3.500 y 4.000 euros pero lo más doloroso es no poder visitarlos. Cuando perdemos un familiar el problema no es solamente la pérdida si no dónde lo vamos a llevar,” cuenta Adel. Entre las personas mayores de la comunidad es palpable la preocupación por no saber dónde acabarán siendo enterrados o si sus hijos podrán visitarles.
Más de 20 años de lucha
La paciencia de Adel y la comunidad es envidiable. Su lucha comenzó en el año 2000 cuando un compañero de la universidad de origen palestino-jordano falleció y no sabían qué hacer con él. El ayuntamiento les ofreció enterrarlo en la parte civil del antiguo cementerio y desde entonces comenzó la lucha por la parcela. A partir de ahí, Adel pasó cinco años negociando con Dolores Beltrán, la concejala de cementerios en aquella época, pero sentía que no había voluntad. Con el último alcalde, el popular Francisco Javier Fragoso (PP), Adel se sintió muy dolido por las excusas que exponía.
“Decía que el problema era que no permitíamos que las mujeres trabajasen en el cementerio. Me ha dolido mucho que tocara el tema del sexo porque nosotros no tenemos ningún problema con eso” dice Adel.
Fragoso llegó incluso a tildar de “inconstitucionales” algunas de las condiciones que exigen los enterramientos musulmanes. En 2019 Adel consiguió una victoria que pensó abriría la puerta a que por fin los musulmanes tuvieran una parcela en el cementerio. Firmó un acuerdo con la consejería de Sanidad de Extremadura por la que se facilitaban los enterramientos según el rito musulmán.
“Todos los gobiernos han trabajado muy duro por mantener el patrimonio islámico de la ciudad pero creo que este tema del cementerio se ha politizado y ha acabado enquistándose”
“Cuando se firmó el convenio yo creía que ya se había acabado este conflicto pero el alcalde se lo tomaba como un tema personal que él tenia que ganar,” recuerda Najjar.
Aunque en su última etapa el alcalde les ofreció tumbas a los musulmanes, este seguía sin querer cederles una parcela en el cementerio como dicta la ley. Algo que Adel se resistió a aceptar pues considera que no tienen porqué renunciar a sus derechos. “Todos los gobiernos han trabajado muy duro por mantener el patrimonio islámico de la ciudad pero creo que este tema del cementerio se ha politizado y ha acabado enquistándose”, reflexiona Adel.
La alcaldía del ayuntamiento de Badajoz inauguró a finales de junio una nueva legislatura con la toma de posesión del nuevo alcalde, Ignacio Gragera (Ciudadanos). Aunque todavía no se ha reunido exclusivamente con Adel para tratar el tema, al ser preguntado ha dejado entrever que su postura será similar a la que mantuvo su predecesor en el cargo y no comparte la idea de cederles una parcela en exclusividad como dicta la ley y como ya se ha hecho en más de 30 municipios de nuestro país.
A pesar de estas declaraciones, el imán de Badajoz se mantiene tranquilo y está seguro de que “si hay voluntad se puede buscar una formula que garantice las dos versiones”. Lo único que le pide de momento al nuevo mandatario es que sea el alcalde de todos los pacenses.