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Fotografía
Estudiar fotografía en España
Escribía Paco Navamuel hace más de una década una serie de artículos donde repasaba la pequeña historia de una generación de fotógrafos y fotógrafas que pasaron al olvido allá por los años 90 sin posibilidad de ejercer de recambio a sus mayores. Entre las necesidades de aquella generación perdida se encontraba la de acceder a “una enseñanza fotográfica que considere más importante los aspectos humanísticos que los técnicos, con el fin de estimular la creatividad y el conocimiento vinculado a los movimientos culturales”.
Han pasado cuarenta años de aquello y, en el contexto español, se puede afirmar que el ciclo abierto por algunas escuelas de fotografía para intentar cubrir esa necesidad se acabó el viernes 31 de mayo de 2024 con el cierre estrepitoso de EFTI, una de las más destacadas del panorama, tras 37 años de trayectoria.
En el cierre abrupto y lleno de deudas de EFTI podemos ver el destello de lo que pudo haber sido y no fue la educación en fotografía en España
En el cierre abrupto y lleno de deudas de EFTI podemos ver el destello de lo que pudo haber sido y no fue la educación en fotografía en España, el camino recorrido por tantos fotógrafos y fotógrafas que, para cubrir sus necesidades formativas, recurrieron a escuelas privadas que suplían las carencias de una enseñanza pública que apenas arañaba y araña la superficie de una disciplina que siempre se ha considerado más un oficio que una de las bellas artes.
Fotografía
Laboral Cierre de EFTI: profesores con cinco nóminas sin cobrar y alumnos que han pagado 30.000 euros por un máster
Al llamado de escuelas que ofrecían un conocimiento más o menos profundo de la fotografía más allá de la técnica, muchas generaciones llenaron sus aulas, pagando precios que, si bien al principio podían alcanzar muchos bolsillos, en la última década se convirtieron, en su mayoría, en verdaderos negocios basados en la explotación tanto de un alumnado cargado de ilusiones como de falsos autónomos entre el profesorado, la mayor parte fotógrafos y fotógrafas que a duras penas podrían pagar esa misma formación.
No pocas escuelas de fotografía privadas alimentaron la maquinaria de la falsa esperanza por un hueco en el sector con generaciones tras generaciones de promesas
No pocas escuelas de fotografía privadas alimentaron la maquinaria de la falsa esperanza por un hueco en el sector con generaciones tras generaciones de promesas, de las que muy pocas quedarían tras aquel bucle sostenido a golpe de matrícula que pagaba las deudas del curso anterior. Algunas incluso trataron de buscar nuevos caladeros de entusiasmo en el cine o el diseño, ante la incipiente falta de interés por la fotografía entre la juventud.
Y entonces llegó la pandemia por el covid de 2020 haciendo estragos en el oficio y marcando el principio del fin para muchos de estos centros.
EFTI formó a muchas generaciones que, tras el cierre del pasado viernes, se lamentaban en redes sociales y grupos de WhatsApp de la deriva que la escuela había tomado en los últimos años, mal pagando a profesores y profesoras, intentando subastar obras sin consentimiento del alumnado pasado y dejando, en definitiva, abandonada a la última hornada a medio cocinar de jóvenes que cierran un ciclo repleto de cadáveres fotográficos.