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Feminismos
Emma Zafón: “El matrimonio es uno de los pilares del orden, junto con el Estado y la propiedad privada”
El título de la última novela de la periodista y escritora Emma Zafón (Llucena, 1987) es una declaración de intenciones: Casada i callada (Editorial Empúries). Escrito en la variedad lingüística de su pueblo, quiere poner en valor la diversidad y riqueza de la lengua, alejándose del estándar en los diálogos de los protagonistas, un matrimonio de no hace tanto.
Tras leer el libro, me resuena la pregunta de si la generación de nuestras madres quemó más que la nuestra.
Hablar de generaciones sin introducir algunas variables es peligroso. Hay batallas generacionales de quién vive peor que no tienen en cuenta el factor de la clase social pero, a niveles más urbanos, y también entre profesiones liberales, había discursos más emancipatorios, con mujeres que pelearon el divorcio y reivindicaciones más rompedoras que las del contexto actual. Pero estaban inmersas en el legado nacional-católico y en entornos más cerrados, quizá como el rural, y en sectores más conservadores. No sé si los discursos emancipatorios de finales de los 70 tuvieron impacto, pero en los discursos feministas de la época tenían horizontes más ambiciosos que el nuestro, como la abolición del matrimonio.
¿Qué es el matrimonio?
El sistema homogéneo de organización social. Es uno de los pilares del orden, junto con el Estado y la propiedad privada. El sistema patriarcal impone un dominante versus una sumisa y, en muchos casos, es un modelo de referencia relacional, una experiencia que no cumple muchos de nuestros deseos afectivos y sexuales. Creo que, desde el feminismo, conviene cuestionarlo más de lo que lo hacemos actualmente. El matrimonio también es la relación o la burocracia que lo rige todo a nivel de permisos, conciliaciones y el día a día. ¡Hasta la relación con Hacienda!
¿Ves alguna diferencia a la pareja de hoy en día?
Respecto a la generación de nuestras madres, en teoría, nuestra generación se supone que ha incorporado hombres que han hecho un esfuerzo por deconstuirse y ser adultos funcionales, con capacidad y conocimiento para gestionar un espacio doméstico. Esto es en teoría, lo que se vende a día de hoy a título cotidiano entre tus amigas, a nivel social y medios de comunicación. No digo que sea mentira en cierto porcentaje, pero creo que el muro que había que reventar era tan grueso y los avances cuestan tanto de conseguir que, sobre el papel contamos con una generación de hombres más conscientes domésticamente, pero, al final, las que hemos sido educadas para llevar una casa somos nosotras, mientras ellos han sido educados para que tengan una relación externalizada en este asunto. Ahora chocaría ver a un tío de 30 años esperando a que su mujer le sirva la comida, que seguro quedan, pero aún queda mucho por conquistar.
Nuestra generación se ha conformado con el señor que sabe hacer algo en casa
“Los hombres, como no tenéis ninguna otra faena, podéis perder el tiempo riñendo por tonterías”. ¿Cuántas décadas de feminismo calculas que aún necesitamos?
Décadas y perspectivas ambiciosas dentro del feminismo. Me da la sensación de que nuestra generación se ha conformado con el señor que sabe hacer algo en casa. Pero, a nivel social y afectivo, hemos bajado muchísimo la guardia con los cuidados. Además, toda acción conlleva su reacción y, ahora, estamos sufriendo la reacción de gobiernos que niegan la violencia de género, políticos condenados violencia machista en el Gobierno [del País Valencià] y tradewifes en Instagram. Necesitaremos muchas décadas de lucha feminista y contra la oposición que genera este movimiento emancipatorio.
¿Cuándo aboliremos la pareja?
Aquí mismo, tú y yo si quieres. Dos señoras de Castelló en una entrevista en El Salto dictaminan que la pareja queda abolida y se establece un régimen de anarquía de afectividad, cuidados y placer sexual.
Estupendo, ya está.
Y cuando se publique esta entrevista, esto entra en vigor.
Las amigas son la red afectiva más importante que he tenido siempre
¿Qué sería de nosotras sin las amigas?
Buenísima pregunta, porque en la mayoría de procesos de violencia uno de los primeros pasos que hace el maltratador es alejar a la víctima de su núcleo, del cual una parte importante son las amigas. La base afectiva fuera de la pareja de las mujeres es muy importante y reivindico muchísimo el hecho de cuidar las amigas y mantener todo tipo de contacto físico y virtual con las mujeres que te quieren y a las que quieras, independientemente de tu situación en ese momento. Para mí, es la red más importante que he tenido siempre. Tengo amigas de todas las edades y de ellas aprendo un montón. Me explican ciertas inquietudes que puedo tener ahora, como casarme y tener hijos, porque ellas ya lo tienen superado. Cuando les hablo de la presión de ser madre, ellas me explican las mierdas de la menopausia. Sabes que puedes llamar a alguien si te pasa algo. Pasar el tiempo con ellas te alarga la vida, ¡larguísima vida a las amigas! Son enriquecedoras.
En tu novela nombras el proceso de superar la violencia, no solo abandonarla.
Hay historias de todo tipo. Hay algunas mujeres que no pueden superar la violencia, y la sensación es agridulce y desesperanzadora. Y si la superas, te pueden tildar como edulcorada y que lo has resuelto fácilmente. Pero no nos queda más remedio que creer en tener fuerzas para salir de ahí, sin dar lecciones ni juzgar a nadie. La protagonista sigue teniéndole miedo a él. Hay que tener derecho a estar derrotada después de algo así. Pero también hay derecho a un balance justo.
Qué gusto leer un libro en casi mi variedad lingüística.
Ya no hay, ¿eh? Hicimos mucho esfuerzo al escribirlo y la correctora de la editorial que me respetó mucho. La narración se ciñe más a una variante estándar, pero los diálogos fueran lo más próximos posible a la variedad lingüística de Llucena, porque si no es así, no es creíble. Tenemos derecho a tener productos culturales en nuestra variedad lingüística y reivindicar la riqueza de las variedades.
¿Te van a traducir al castellano?
Por ahora no.
¿Qué estás tramando para 2024?
Participo en una publicación conjunta que salió a la venta el 8 de marzo y que se presenta este mes. Es una reflexión colectiva de feminismos y soberanismos en territorios de habla catalana. Y para la primavera preveo sacar otra cosa propia…
¿Hasta qué punto te gusta o disgusta Llucena, tu pueblo?
Va según la temporada, pero la gente que hemos explorado el kilómetro 0 a nivel creativo todos mantenemos temporadas de amor y odio con el entorno. Me gusta en tanto en que es mi lugar de origen y mi familia y amigas son de ahí y es donde he adquirido, y luego me he desprendido, los valores que tengo o tenía. Me disgusta igual que me puede disgustar cualquier pueblo de estas características, cuando compruebo que la iglesia tiene tanto poder hoy en día, cuando se destinan tantos recursos de espacio y dinero como a los toros y cuando veo que haya tantas cosas que aún huelan a cerrado.