Feminismos
Chicas Prepago, un testimonio en primera persona

Chicas Prepago es un testimonio sobre prostitución y trabajo sexual. Con este trabajo Isabel Sáez Perez no pretende mostrar un lado u otro del debate entre abolicionismo y regulacionismo sino traspasarlo a partir de estos relatos, que son más complejos de lo que encierra esa dicotomía.

Isabel Sáez (web)
Una imagen de la grabación de Chicas Prepago

Isabel Sáez Pérez es realizadora de cine documental con perspectiva feminista. El primer contacto que tuvo con la cámara fue desde el video-activismo y actualmente, además de realizar sus propios proyectos (su último largometraje en co-dirección es Zauria(k)_locura, cuerpo y feminisimos) es docente de cine y televisión en la Escuela CTL de imagen y sonido en Iruña.

Su especial interés por la sexualidad y el erotismo le han llevado a impulsar este nuevo corto documental del que es directora, guionista y productora, Chicas Prepago, un testimonio sobre prostitución y trabajo sexual en primera persona. Con este trabajo Isabel no pretende mostrar un lado u otro del debate entre abolicionismo y regulacionismo sino traspasarlo a partir de estos relatos, que son más complejos de lo que encierra esa dicotomía. 

En marzo del 2018, Isabel publicó un artículo en Hordago-El Salto, El precio del poder, a partir de la entrevista a las dos mujeres que dan voz a este nuevo cortometraje. Chicas Prepago se encuentra en una campaña de crowdfunding en la plataforma Verkami hasta el 29 de junio.

Trabajo sexual
El precio del poder
La palabra “puta” no forma parte de su vocabulario. Hablamos con Nerea y Anabel, dos mujeres que ejercen la prostitución.

¿Cómo surgió la idea para este último proyecto, Chicas Prepago?

En el momento en el que empecé con el corto estaba muy en boga el poliamor y la sexualidad libre, y era un tema que me atraía bastante. También el erotismo y la pornografía desde una perspectiva feminista o queer con otros valores, donde se habla del deseo y se crea contenido para el placer y el disfrute sin caer en escenas violentas o que reproduzcan actitudes patriarcales. La gente que sabía que me interesaba esta temática me propuso hacer reportajes eróticos. Cuando empecé a hacerlos me di cuenta de que las personas que me preguntaban por estos servicios estaban relacionadas con el mundo del trabajo sexual. Fue en ese momento que decidí hacer un documental y me empecé a promocionar en “milanuncios” y páginas de contactos para acceder a  gente de más tipos, porque lo cierto es que las personas a las que yo accedía en un principio estaban muy relacionadas con el feminismo y con unas circunstancias muy concretas.

“Decidí hacer un documental y me empecé a promocionar en “milanuncios” y páginas de contactos para acceder a  gente de más tipos, porque lo cierto es que las personas a las que yo accedía en un principio estaban muy relacionadas con el feminismo”

¿Qué te gustaría mover en la gente que lo vea?

Lo que se me movió a mí. Yo empecé este proyecto súper ilusionada con el tema de hacer porno feminista, hablar de sexualidad de otra manera y conocer a un montón de chicas que son trabajadoras sexuales y que lo reivindican. Pero, por otro lado, me he encontrado con un mundo muy marcado por el abolicionismo y parecía que todo era o blanco o negro. Haciendo las entrevistas más en profundidad vi que esto no era ni blanco ni negro y que cada situación a la que yo entrevistaba era muy peculiar y que las cosas que te contaban unas te hacían reír y otras te dejaban un poco chof. Mi intención es que el espectador y la espectadora puedan juzgar por sí mismas y puedan acceder a esa conversación que es un poco más profunda que a la que puedes llegar si vas a una conferencia o una charla sobre este tema. Sobre todo, ese punto de que sea en primera persona, he hablado con estas dos personas y me han contado en concreto su historia y se parece mucho a otras, pero no se parece en nada a ninguna, porque es la suya propia.

“Me he encontrado con un mundo muy marcado por el abolicionismo y parecía que todo era o blanco o negro. Haciendo las entrevistas más en profundidad vi que esto no era ni blanco ni negro y que cada situación a la que yo entrevistaba era muy peculiar”

¿De qué hablan esas historias en primera persona que recoge el corto?

De cómo es su trabajo, de qué tipo de clientes tienen y especialmente de cómo lo viven ellas. Me apetecía centrarme más en cómo se identifican ellas y cómo se colocan en el mundo cuando la palabra que les identifica, que es puta, está relacionada con un insulto. Cómo conviven ellas consigo mismas, esto suena mal porque parece que se rechazan a sí mismas, pero en realidad ellas todo el rato hablaban de una doble vida. 

¿Qué te ha facilitado llegar a esa diversidad de realidades?

Lo que me ha ayudado a conseguir estas entrevistas es que me he acercado a ellas como fotógrafa, como una persona que les va a ofrecer un servicio. La relación no era tanto “llamo a tu puerta porque me parece súper morbosa tu vida y me parece súper interesante hacer un corto sobre esto”, sino que la experiencia que yo tenía como fotógrafa erótica era similar en cuanto al tipo de números que me llamaban, cómo tuve que bloquear diariamente a cinco números de tíos durante meses que me llamaban aunque mi anuncio decía claramente que yo hacía fotografías para mujeres y books eróticos para mujeres, bolleras o trans, incluso llegue a poner “se excluyen hombres”. Esa experiencia, esa manera de trabajar y ese tipo de conversaciones telefónicas que yo tenía y cómo y dónde quedaba con la gente me hacían tener una vivencia, para nada igual, pero un poquito más cercana que cualquier periodista o que si me hubiera acercado desde otro lado.

“Me apetecía centrarme más en cómo se identifican ellas y cómo se colocan en el mundo cuando la palabra que les identifica, que es puta, está relacionada con un insulto.”

En el crowdfundig dices que en un proyecto como este te parece importante no caer en estereotipos ¿crees que lo has conseguido?

Digo que he intentado no caer porque seguro que he caído. En este proceso he pecado de creerme más abierta mentalmente de lo que luego he sido y eso me parece importante hablarlo. Desde mi perspectiva feminista pensaba que lo entendía todo o que iba a recibir bien todo lo que me contasen, y no es así, hay cosas que te cuentan que hay algo en ti que te causa rechazo y otras que todo lo contrario, que pensabas que te iban a sonar peor y que las recibes mucho mejor. He intentado no caer en los prejuicios, pero cuando haces un documental el punto de vista de la persona que está contando la historia ya está marcando una subjetividad. De hecho, he añadido una parte que es pura ficción, que funciona a modo de flashes. Por ejemplo, en el tráiler se puede ver una escena en la que les entrevisto y me contestan como si estuvieran en un puticlub, en un bar, todo eso es recreado, es jugando con mi imaginario. Porque ellas hablan de que trabajaban en un club de carretera, pero yo no he estado nunca en ninguno. Cuando alguien te está contando algo sin querer activas un mecanismo y empiezas a imaginarte todo lo que te está contando.

Dices en el crowdfunding también que la intención es convertir tu privilegio como cineasta blanca en altavoz para quien no cuenta con esta herramienta, ¿cómo ha sido en ese sentido la relación con ellas?

La relación con ellas ha ido cambiando, en el momento les conté que les estaba entrevistando queriendo hacer un documental y que usaría actrices si ellas no querían salir. Pero también hago autocrítica, digo que quiero usar mi privilegio blanco para hablar de todo esto, pero ¿hasta qué punto? Ellas no me lo han pedido, yo he decidido hacer esta historia. ¿Quizá estoy de nuevo abusando de mi privilegio blanco? No lo sé. Yo me lo tomo más como hicimos en Zauriak, intentar ser un puente. Ha habido una serie de historias a las que yo he tenido acceso porque he trabajado como fotógrafa y en vista de que hay un debate constante, sobre todo en la agenda feminista, entre abolicionismo y regulacionismo, quería aportar mi grano de arena diciendo: “yo no tengo clara mi opinión, pero lo que sé es que hablé con estas personas y contaban esto y no sé si en este debate habéis escuchado esta voz, entonces yo la traigo”.

“La experiencia que yo tenía como fotógrafa erótica era similar en cuanto al tipo de números que me llamaban, cómo tuve que bloquear diariamente a cinco números de tíos durante meses que me llamaban aunque mi anuncio decía claramente que yo hacía fotografías para mujeres”

¿Te preocupa cómo vaya a ser recibido el corto?

Sí, me da miedo porque en ambas partes del debate hay personas que viven esta situación en primera persona. No soy la primera que trae una historia en primera persona, de hecho, ellas ya están organizadas, hay organizaciones en ambos puntos del debate. He escrito a algunas de estas asociaciones para comentarles que estoy haciendo este proyecto y que si necesitan audiovisuales me ofrezco también para ellas. Pero no sé cómo va a ser recibido. Tengo un punto de inseguridad, porque cuando haces algo tan en boca de todas te pueden caer por todos los lados. En Zauriak teníamos también esta inseguridad, porque no era en primera persona tampoco. Yo creo que la clave es hacerlo desde el respeto y la humildad, por eso en todos los posts y en todas las entrevistas cuando hablo del corto quiero destacar que no soy yo en primera persona, sino que estoy intentando trasmitir su testimonio porque no me quiero reapropiar de su palabra. Pero también es cierto que como testigo de una historia me apetece narrarla. Espero que se reciba bien y que se entienda mi mensaje y mi intención.

Chicas Prepago
Una escena del cortometraje Chicas Prepago

Para este proyecto concreto ¿qué ventajas has visto a este estilo creativo del documental ficcionado o realidad ficcionada?

La capacidad creativa de la imagen a la que te da pie. En un documental vas tú sola con la cámara, grabas, te encuentras el sitio que te encuentras y lo intentas mejorar dentro de las posibilidades. En ficción puedes escoger dónde grabar, el tipo de luz que quieres, el tipo de vestuario, te da la capacidad creativa de mantener un estilo. A nivel de guion también te permite crear un ritmo que lo piensas previamente, en documental se suele trabajar a posteriori. Pero bueno, yo la verdad como siempre había hecho documental estoy un poco como de “ay, ¿dónde me he metido?” Está siendo una experiencia bonita, pero a la vez me está costando... Cuando te he oído la palabra ventaja, he pensado “¡puf, ninguna!” (risas) 

¿Por qué es importante para ti que el equipo esté formado por mujeres?

Trabajando en el mundo audiovisual desde hace tantos años siempre me he encontrado con que éramos muy pocas. Por ejemplo, vas a una manifestación o vas a un evento de los movimientos sociales y te das cuenta de que los que están grabando o haciendo fotos normalmente son chicos. Si te fijas más a nivel profesional también hay muchas menos cámaras y muchas más reporteras. En el mundo del cine ocurre lo mismo, hay menos chicas sobre todo en el campo técnico, en guion y en dirección. Me apetecía hacer cine en el contenido y forma feminista y que las personas que estuvieran tanto delante como detrás de la cámara fueran mujeres. De esa manera el entorno de trabajo que se crea, o por lo menos lo intentamos, es diferente. La intención era romper el techo de cristal que se puede crear en el cine y sobre todo hablar de una historia que nos afecta principalmente a nosotras y contarlo nosotras. 

¿Cómo ha afectado la situación del COVID-19 y el confinamiento al proyecto?

Teníamos pensado grabar un poco antes de lo que vamos a grabar y nos ha frenado toda la preproducción porque justo cuando empezó el confinamiento estábamos en ese punto de encontrar las localizaciones donde grabar, empezar a reunirnos para ver el vestuario… A eso hay que sumarle el shock de no saber cuándo va a acabar esto, no saber si tiene sentido seguir. Tienes momentos de subidón: de esto no va a durar mucho más, me pongo en marcha. O al contrario: para qué me voy a poner con esto, me voy a dedicar a otra cosa, para que voy a ser cineasta, voy a sacar unas oposiciones… (risas). Luego le añadimos la dificultad de que la productora soy yo, soy yo intentando sacar adelante un proyecto, con un equipo precioso que lo estaba dando todo y con el que estoy encantada, pero donde los recursos económicos son muy reducidos. Y aunque tenemos una ayuda de Generazinema del Gobierno de Navarra, esto ha paralizado otras convocatorias de ayuda a las que estaba optando y que eran imprescindibles para continuar con el proyecto. También ha paralizado la relación con posibles productoras con las que ya había hablado un poquito. Pero sobre todo nos ha ralentizado el Verkami, porque teníamos pensado enfocarlo en la postproducción, y lo hemos sacado más tarde y pensando en que tenemos que paliar toda la parte de las medidas de seguridad y limpieza, que lo encarece todo mucho más, porque no puedes estar tantas personas en el set, no se puede comer en los mismos sitios que hasta entonces comías, hay que hacer horarios… un lío.

¿Cómo está yendo el crowdfunding?

Nunca había hecho uno y no puedo comparar, pero creo que bien. Nos quedan 25 días y vamos por el 44%, nos queda más de la mitad de tiempo y vamos a la mitad de lo que queremos alcanzar, yo creo que lo conseguiremos. Del crowdfundig destacar que por un lado está la recompensa del libro que recoge toda la entrevista que duró dos horas y que contiene mucha más información en cuanto a la temática de prostitución que el corto que solo dura 20 o 25 minutos. Hay otra recompensa, a la que se ha sumado por ahora el Ayuntamiento de Etxauri, que es para colectivos que les interesa el tema y que quieran que yo presente el cortometraje y podamos tener un debate. Y por otro lado estamos dando todo lo que nos han ofrecido personas que querían colaborar con el corto, ya sea para atrezo o para vestuario. Por eso algunas de las recompensas son únicas, porque son las piezas que llevan las actrices o que se utilizan en algún momento del corto. 

“Me apetecía hacer cine en el contenido y forma feminista y que las personas que estuvieran tanto delante como detrás de la cámara fueran mujeres.”

¿Y en qué vais a invertir el dinero recaudado?

Hemos dividido el presupuesto en varias cosas. El 12 o 15 % va a medidas de seguridad con el COVID: comprar las mascarillas estipuladas, los desinfectantes especiales para las cosas tecnológicas, tener una persona que se dedica solo a controlar que todo el mundo está manteniendo las distancias, que todo el mundo se lava, se cambia, se pone una bata especial al salir y entrar del set… Y otra parte va a ir a pagar material de vestuario, de iluminación y para las dietas de todas las participantes y el alojamiento de las personas que no son de Pamplona.

Pensando a futuro, ¿te gustaría desarrollar este tema de otras formas?

Me gustaría que el corto gustase y que las otras historias a las que entrevisté, que son cada una diferente y de representación de una parte de este mundo, se pudieran llevar a cabo también. Inicialmente tenía pensado hacer un largometraje o una serie en la que se siguiera todo lo que ocurre y en paralelo siguiera la historia de la persona que hace de mí, que es también el proceso vital que le supuso encontrarse con todas estas historias y cómo le cambia la perspectiva y le van cambiando cosas en su vida, pero no sé si va a poder ser.  También como he visto la fuerza que se puede crear de montar un equipo, tengo ganas de participar en el proyecto de otra persona.

¿Te gustaría añadir algo más?

Lo que me está pareciendo súper bonito de este proceso es que toda la gente que se está implicando en el corto lo está haciendo porque le ha gustado la historia, porque le gusta hacer cine, porque le gusta hacer cine de esta manera o por las tres cosas a la vez. Eso me parece increíble, un ejemplo de apoyo mutuo y creatividad autogestionada impresionante, porque es mucho curro hacer un corto y si sale bien se puede cobrar y si no sale bien no se puede cobrar. Ahora, en este rodaje, como tenemos la ayuda del Gobierno de Navarra y el Verkami, va a cambiar, pero en la primera parte de rodaje y en el teaser, los dos espacios en los que grabamos nos los prestaron porque les gustaba el proyecto y querían apoyarlo. Todas las que participaron en el equipo técnico, las actrices, el equipo de arte, etc., fue porque les gustaba esta manera de hacer cine y les gustaba el proyecto. Tiene esa parte positiva de ver que tenemos la capacidad de crear desde el feminismo. Y de crear historias de ficción, que parece que solo podemos hacer documental. Pero hay mucho curro detrás y muchas horas de mucha gente. Luego siempre va a salir Isabel Sáez, pero detrás de mí hay un equipazo, desde la persona que cocinó para que pudiésemos comer esos días, a la que nos prestó su casa para que se quedara a dormir una persona y pudiese venir al rodaje, a la cámara, la directora de fotografía y todos los puestos que son más conocidos. Todas han sido imprescindibles y pues todo mi agradecimiento.

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