We can't find the internet
Attempting to reconnect
Something went wrong!
Hang in there while we get back on track
Euskal Herria
'De superstitionibus': mitos, costumbres y creencias en la Euskal Herria del s. XV-XVI
Es curiosa la historia, cómo recuerda a algunas personas y a otras las relega al olvido. Sin embargo, gracias al poder de la literatura, de la investigación y de la magia de las editoriales, de vez en cuando, se publica algún viejo libro y se reconoce el trabajo de ese autor ausente en el imaginario colectivo. Es el caso de Martín de Andosilla y Arlés y su tratado De superstitionibus, escrito en 1510 y recuperado por la editorial Txalaparta gracias al trabajo de investigación y traducción de Félix Tomás López Gurpegui. Andosilla y Arlés, aunque fue un destacado en la Europa de su tiempo, es un desconocido en su tierra.
Ane Eslava, periodista y editora, piensa que “gran parte de la sociedad navarra no lo conoce”, pero desde Txalaparta esperan dar a conocer al autor y su obra y, así, “traerle de ese pasado en el que quedó sepultado para volver a tenerle presente y estudiar sus escritos, que forman parte de la historia de Euskal Herria”. En la editorial consideran que De superstitionibus puede servir para conocer el mundo de las creencias, tradiciones, el pensamiento de la sociedad de la Edad Moderna y para entender mejor la época y el ambiente en el que se desarrolló el proceso histórico de la caza de brujas.
En De superstitionibus vieron que la relevancia de este tratado persiste hoy en día, tanto para el público general como para investigadores y obsesos. Y, por eso, decidieron reeditarlo. Por un lado, porque es una fuente etnográfica importante para conocer y comprender los mitos, costumbres y supersticiones de nuestros antepasados; por otro lado, porque es una obra teológica de gran valor para entender los debates intelectuales de la época.
“Por esas razones ya era un libro interesante, pero, además, hay que recordar que en su tiempo tuvo un gran éxito y recorrido —se hicieron cinco ediciones durante el siglo XVI (Lyon, 1510; París, 1517; Roma, 1559; Frankfurt, 1581 y Venecia, 1584, por partida doble)—, pero hubo que esperar hasta 1969 para que una edición viera la luz en Pamplona”, indica Eslava. Es decir, fue una obra clave en su época, pero durante mucho tiempo fue desconocida en su tierra. Factor que impulsó su nueva publicación.
Memoria histórica
Sorginak, ¿haberlas haylas?
¿Existieron o no existieron las brujas? En Euskal Herria, la tierra del akelarre, también se dirime el debate feminista entre su inexistencia histórica y la recuperación artística y activista, clave para entender un fenómeno tan antiguo como contemporáneo.
Publicado en Lyon, París, Roma, Frankfurt y Venecia entre 1510 y 1584, hubo que esperar a 1969 para que De superstitionibus viera la luz en Iruñea
La prologuista de esta edición, la doctora en Historia y escritora Amaia Nausia, añade que al escritor del tratado de demonología se le puede situar en esa “intelectualidad eclesiástica” de finales del siglo XV y principios del XVI. Resalta que fue el primer navarro en imprimir un libro y que fue en su obra donde apareció impresa la primera frase en euskera; por eso, “es una persona destacable”.
La motivación principal para escribir De superstitionibus, señala Nausia, fue atacar lo que Andosilla y Arlés consideraba supersticiones o malas prácticas de la religiosidad y cuidar la manera correcta de creer y concebir la fe: “El tratado es casi una obra de antropología porque recoge las costumbres del pueblo de la época y muestra lo que, según Andosilla, no es la religiosidad correcta, sino supersticiones”. Algunos ejemplos son poner alfileres en los árboles para evitar dolores de cabeza o que las embarazadas den vueltas alrededor de una campana para tener un buen parto. “Estas prácticas escandalizan y preocupan a Andosilla, porque no se acogen a la manera correcta de practicar la fe”, indica.
La existencia de las brujas, misoginia y supersticiones
De superstitionibus es uno de los muchos tratados de demonología de la época, tema de moda, por la creencia popular de la existencia del diablo. Una de las figuras más recurrentes en estos libros es la bruja, porque gran parte de la sociedad creía en ella como en alguien que pactaba con el demonio para hacer el mal. No obstante, una de las grandes características de este libro y uno de los puntos más destacables del autor es que pone en duda su existencia, por lo que hubo un choque, cuenta Nausia, entre los crédulos y los escépticos de la época.
Uno de los tratados más populares, enfrentado al De superstitionibus, fue el Malleus Malleficarum, que recogía el arquetipo de la bruja y la manera de identificarla. Esas dos corrientes influyeron en la caza de brujas de los siglos XV-XVI tanto a nivel civil como eclesiástico
Existían, pues, dos corrientes con una visión distinta de lo que era ser una bruja y de cómo surgía. Uno de los tratados más populares, enfrentado al De superstitionibus, fue el Malleus Malleficarum, que recogía el arquetipo de la bruja y la manera de identificarla. Esas dos corrientes influyeron en la caza de brujas de los siglos XV-XVI tanto a nivel civil como eclesiástico. Los crédulos y seguidores del Malleus creían fervientemente en “la existencia de las brujas, que eran capaces de volar y que se reunían en aquelarres para realizar pactos con el diablo y renunciaban a su fe”.
“Gracias a esto, se le otorgaban poderes que traían males a la comunidad, como malas cosechas o muertes inexplicables”, cuenta Nausia. Y luego estaba la corriente escéptica en la que se sitúa a Andosilla, a personas de los tribunales civiles, eclesiásticos, alcaldes y otras autoridades que no creían en la existencia de las brujas, sino que opinaban que eran ensoñaciones e invenciones de las mujeres.
Entonces, según la historiadora, la contribución de Andosilla respecto a la existencia de las brujas pudo tener influencia en su caza, pues empezaron a poner en duda esa existencia y, por lo tanto, hubo menos muertes en las quemas. Pero no hay que olvidar el siglo al que pertenecía este autor, ya que vivía en una sociedad hipermisógina, de la que él también formaba parte: “Si se analiza en profundidad esta obra, se puede decir que contribuyó al escepticismo, pero es importante recordar que uno de los argumentos de Andosilla es que las brujas no existen porque esas mujeres no vuelan, sino que sueñan que lo hacen. Y estos sueños están influenciados por el diablo”.
Además, López Gurpegui afirma que el autor pensaba que las mujeres eran más fáciles de ser engañadas por el demonio al ser más débiles mentalmente, más pasionales y tendentes a la maldad, lo que las hacía el objetivo preferido del diablo. De hecho, llegó a decir que si soñaban que volaban era porque el diablo mantenía relaciones sexuales con ellas y, así, “les introducía una semilla diabólica que les provocaba estas ensoñaciones”. Por eso, continúa Nausia, es importante colocar al autor en su contexto y no idealizar su figura, ya que sus argumentos eran misóginos y machistas, aunque, añade Eslava, pudieran fomentar cierto escepticismo e influir en las ideas de algunos jueces de la Inquisición y del Tribunal de Navarra.
Memoria histórica
Memoria histórica Sutara! La caza de brujas entre la memoria y la mistificación
“Es importante colocar al autor en su contexto, y no idealizar su figura, ya que sus argumentos eran misóginos y machistas, aunque tuvieran cierta influencia en las ideas de jueces de la Inquisición y del Tribunal de Navarra”
Es importante recordar que cuando se escribió De superstitionibus comenzaba no solo la construcción del Estado Moderno, como se ha mencionado, sino el disciplinamiento social y el enraizamiento del discurso patriarcal. En la Edad Media tuvo lugar la famosa querelle des femmes, es decir, la querella de las mujeres en torno a si estas eran buenas o malas por naturaleza. Nausia recuerda que en los siglos XVI-XVII ese debate desapareció y se concluyó que las mujeres son más peligrosas, no porque sean malas en sí, sino por ser más débiles mentalmente.
“Con esto quieren decir que las mujeres, por una cuestión biológica, son un intento de ser hombres que se ha quedado a medias en la tripa de la madre, porque no han recibido el calor suficiente”, señala la historiadora. Entonces, resume, la semilla que recibe ese calor se convierte en hombre, mientras que en un vientre frío se gesta a una mujer, lo que provoca que la mujer sea el eslabón más débil al ser inferiores intelectualmente y caer más fácil en el pecado. De ahí, la necesidad de enseñarles y disciplinarlas en el camino de la virtud, como resalta irónicamente Nausia: “Por el bien de toda la humanidad”.
La caza de brujas y la brujería, enseña la historiadora, se dio en los Pirineos, en la actual Euskal Herria, Aragón, Catalunya y en ciertas áreas de Europa. En el resto de la monarquía hispánica lo que hubo fue acusaciones de hechicería: “La bruja es la persona que pertenece a la secta de la brujería y que realiza un delito colectivo junto con otras personas que renuncia a la fe en un pacto demoníaco y recibe poderes con los que traer el mal a la comunidad, como malas cosechas, muerte de niños o muerte de ganado. Mientras que la hechicera no tiene por qué obtener sus poderes por un pacto demoníaco ni realizar los hechizos para atraer el mal”.
Aún hoy persisten esos actos cotidianos, llámense rutinas o supersticiones, que menciona De Andosilla y Arlés y explica López Gurpegui, porque dan seguridad. Amaia Nausia es de la misma opinión: “Son actos que dan unión al colectivo, rituales conjuntos que refuerzan el sentimiento de comunidad y eso me parece bonito, porque pese a ser personas racionales, mantenemos esa esperanza de tener suerte siguiendo un rito tan simple como ponerse la camiseta de la buena suerte, porque un día cuando la llevabas, la tuviste. Yo misma también tengo mis propias supersticiones, porque nunca se sabe si puede pasar ese algo bueno que esperamos”.