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Elecciones
Una nueva transición o por qué no habrá un gobierno de izquierdas
No se va a dar en el Estado español un gobierno de izquierdas estable, ni de concentración, ni de coalición.
En su relato Funes el memorioso Borges estableció que el pensamiento solo puede darse en cierto margen de equilibrio entre memoria y raciocinio, entre los datos brutos y nuestra capacidad para procesarlos. No es raro que en la era de los cementerios de información, de los data centers inabarcables y de los backups a los que nunca volvemos, el análisis político se haya convertido en un comentario circular sobre el chiste, la anécdota o la oferta del político de turno. El razonamiento se envuelve en sí mismo y gira hasta quedar exhausto. Es casi imposible —yo, al menos, no lo he encontrado— dar con uno de esos opinólogos (incluyo aquí periodistas, políticos verborrágicos, excargos de partidos y politólogos) que sea capaz de detenerse un momento y mirar atrás para tratar de hallar una lógica en las dinámicas que nos ha tocado sufrir, que no son sino un aluvión resultante de las inercias de un cuadro más grande.
En un primer momento esta afirmación parece paradójica. La acumulación de una ingente cantidad de datos hace que sea imposible procesarlos, así que se toma una pequeña muestra de esos datos y se razona constantemente sobre ellos. Se dedican horas a tratar de descifrar por qué la última carta de Sánchez a Rivera está firmada a mano. La constitución de un archivo tan grande nos hace desmemoriados. Hacer arqueología del presente es casi imposible dados los ritmos de vida actuales. Y quienes diseñan la estrategia política del PSOE —simplifiquemos ese grupo llamándolo “Iván Redondo”— saben esto. No es un problema solo de los debates mayoritarios, como Espejo Público o Al Rojo Vivo; analistas de gran inteligencia, famosos o anónimos, se fatigan en Twitter para tratar de entender qué falta, qué pasa, si todo está bien, todo va bien, ¿por qué no se ponen de acuerdo?
No es posible un acuerdo de izquierdas porque el PSOE no es un partido de izquierdas
La semana pasada yo di una respuesta simplísima a esa pregunta. No es posible un acuerdo de izquierdas porque el PSOE no es un partido de izquierdas. Como era de esperar, algunos votantes socialistas se tomaron esto mal. El imaginario del PSOE, sin duda, es de izquierdas, hasta el punto de que su último lema de campaña fue “Somos la izquierda”, como si eso fuera un mantra o una palabra mágica que los tornara súbitamente en un partido de izquierdas. No es raro que el lenguaje trate de suplir una ausencia.
Pero cuando dije que el PSOE no es un partido de izquierdas no quería insultar a nadie. Lo cierto es que desde según qué presupuestos también se podría afirmar que Unidas Podemos tampoco lo es. En efecto, izquierda y derecha, que antes eran términos sólidos, pesados, cargados de contenido, desde la caída de los grandes bloques no son sino coordenadas que se desplazarán en función de dónde se coloque el punto de origen. Para cualquier agente del campo político, siempre podemos encontrar otro más a la izquierda o más a la derecha, y mover el campo entero para ubicarlo donde nos interese ponerlo.
Podemos corre un grave riesgo: el de desaparecer. Y si desaparece y volvemos a un sistema bipartidista en el que ambos agentes se erigen en garantes del estado de cosas que arrastramos desde el 78, Ciudadanos ya no será necesario
Así, cuando el PSOE afirma “Somos la izquierda” no miente; desplaza el centro —que es un punto de desequilibrio absoluto, un punto imposible— a donde les interesa que esté. Pero hagamos el mapa que hagamos del reparto de fuerzas actual, Unidas Podemos está muy a la izquierda del PSOE. Es por eso que necesitamos abrir un poco la mirada, analizar qué es eso que se suele llamar “correlación de fuerzas” sin entender qué sea tal cosa.
Podemos adelantar la conclusión de este texto: no se va a dar en el Estado español un gobierno de izquierdas estable, ni de concentración, ni de coalición. En el primer caso, el PSOE ningunearía a UP hasta que éstas rompieran el acuerdo; en el segundo, las estrategias naturales de ambos partidos harían inviable la gobernanza. Incluso si UP diera al PSOE sus votos a cambio de nada, un gobierno en solitario no duraría más de un año. Y esto ocurre porque el PSOE no es un partido de izquierdas.
Si miramos la correlación de fuerzas, vemos que el PSOE está mucho más cerca de Ciudadanos o del PP que de Unidas Podemos. Y para saber qué ocurre por debajo de lo evidente, para medir las fuerzas de cada agente, no nos vale con estudiar semánticamente el contenido de sus programas electorales; debemos entenderlos como enunciados, ponerlos en relación con lo que esos agentes han hecho históricamente en el campo. Y el PSOE, que ofreció una vicepresidencia a ojos cerrados a Albert Rivera, pone cientos de problemas para pactar con Unidas Podemos; el PSOE que votó el 135 con el PP exige a Podemos que apoye un hipotético 155 que no tiene por qué llegar. En el plano de la fuerza, entonces, el PSOE está junto a la derecha.
Una frase de Margallo me ha parecido visionaria: “en la derecha no hay lugar para tres partidos”
Esta forma de pensar la política institucional no es pesimista. El hecho de que haya una correlación de fuerzas dada no significa que no pueda ser modificada. La grandeza o la miseria de Podemos (estratégicamente, sin duda, fue una grandeza, aunque ideológicamente lo podamos discutir) fue identificar en un estado del campo político una brecha que el 15M ya había empezado a abrir y ensancharla hasta forzar un nuevo reparto al nivel institucional.
Deleuze señaló que todo reparto visible deja huecos al nivel del poder, huecos en los que se puede ahondar. Y así Podemos hizo ver que el sistema bipartidista, que en teoría era un puzzle perfecto, llevaba un tiempo siendo trabajado por unos huecos que pedían una fundación. Podemos nace en ese contexto, y por homología ese hueco dejaba un correlato evidente al otro lado del campo, y el sistema se equilibró añadiendo a Ciudadanos.
Una frase de Margallo me ha parecido visionaria: “en la derecha no hay lugar para tres partidos”. En efecto, Vox no es antisistema, aunque esto no significa que la falla que han abierto no entrañe un enorme peligro. Un movimiento como el de Vox, análogo al de Podemos en el sentido en el que intenta ahondar en una supuesta brecha que existiría en la correlación de fuerzas, no es viable en un contexto postcrisis. Por eso Vox no es peligroso ahora, pero lo será si volvemos a un contexto de crisis en el que el reparto de fuerzas vuelva a dejarles un hueco por el que entrar.
Por supuesto, las líneas de fuerza del puzzle imponen una tensión reaccionaria que trata de volver al sistema de equilibrio anterior. Y Podemos corre un grave riesgo: el de desaparecer. Y si desaparece y volvemos a un sistema bipartidista en el que ambos agentes se erigen en garantes del estado de cosas que arrastramos desde el 78, Ciudadanos ya no será necesario. Mejor: el hueco que le permite existir desaparecerá, y los restos del partido serán reabsorbidos por los partidos mayoritarios.
Margallo afirmaba que las diferencias entre partidos de izquierdas y de derechas debían desaparecer en aras de un bien mayor, y llamaba a este movimiento “una Nueva Transición”
Si pensamos así en el PSOE, como un partido de Régimen y no en términos de izquierda o derecha, este dinamismo es evidente. Si el PSOE tuviera que elegir un lema en estos términos, sin duda afirmaría “Somos el Régimen”, del mismo modo en que trata de definirse por ese adjetivo absurdo y vacío de significado: “constitucionalista”.
Como suele ocurrir, para saber algo de alguien lo mejor es escuchar a su enemigo. En uno de los programas que mejor representan la ideología hegemónica, el sentido de Estado que en realidad es un sentido de Régimen, es decir, en Espejo Público, Margallo decía hace poco que era necesaria una nueva transición. Hace pocos años, esa frase estaba en boca de Podemos, pero significaba todo lo contrario, porque la relación de fuerzas era otra.
Margallo afirmaba que las diferencias entre partidos de izquierdas y de derechas debían desaparecer en aras de un bien mayor, y llamaba a este movimiento —que se llevaría por delante a UP y Ciudadanos (mejor: que aislaría a UP en el lugar históricamente ocupado por Izquierda Unida y “haría un UPyD” con Ciudadanos)—, lo llamaba, decía, “una Nueva Transición”.
Es esencial que concibamos la política en su doble naturaleza: una superficie que gira a toda velocidad envolviendo una esfera interna, el plano del reparto del poder, cuyos tiempos son geológicos, tectónicos, pero que finalmente acaban por hacer estallar la esfera más superficial. La propuesta de Margallo es peligrosa porque no es un programa de Régimen, no es un plan de las élites, o es más que eso. Si la pensamos desde esta geología de lo político, se trata de la reestructuración del campo político al nivel del poder, es un movimiento tectónico, no una planificación humana. Por eso es inevitable, o al menos lo parece.
Sin duda, una opción sería un cambio en el propio estado de las fuerzas, lo mismo da si por una nueva crisis, por el inicio de una guerra nuclear o por la caída de un meteorito. La otra opción es que en Unidas Podemos de nuevo sean capaces de ver las brechas que surcan de forma invisible la política institucional y transitar esos caminos de forma imprevisible para sus adversarios. A mi ver, ya no queda en UP un ápice de la genialidad política o del ímpetu que permitirían ese movimiento. En la ficción, no es raro que los deseos se cumplan en su forma más perversa, y parece que estaríamos abocados a aquello que hace unos años demandábamos: precisamente, una segunda transición.
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lo que están buscando es volver al bipartidismo y al PP/PSOE, pero ya hay poco que apuntalar, el r78 vive de la deuda, de prestado, habrá nuevas elecciones generales en 2020, probablemente haya hasta dos!!!!! se están mofando de los españoles
Está clarísimo que el único objetivo del PSOE es destruir a Podemos, a quienes ven como una amenaza muy seria a medio plazo 5-10 años, porque saben que en el momento en el que Podemos alcance el poder, los ciudadanos no los van a dejar marchar, y su única solución va a ser disolverse como pártido (PSOE). Ciudadanos no es una amenaza real y lo saben, son unos meros veletas, sin una ideologá clara. Pero dentro de Podemos hay gente muy bien formada y consecuente, que con todas sus discrepancias internas, como es lógico, tienen muy claro cual es el enemigo, que no es el PSOE o el PP como tales, sino el sistema económico en el que vivimos.
Y logicamente también no se va a llegar al poder con Pablo Iglesias, pero no porque sea el demonio o esté equivocado como nos quieren hacer creer, sino porque la política y el sistema desgastan muchísimo a todos aquellos que realmente están ahí por mejorar las condiciones de los ciudadanos, que tienen unas ideas coherentes y a quienes no les da lo mismo ser ministro de sanidad o concejal de deportes en el ayuntamiento de Teruel, como a muchos de los políticos parásitos clásicos.
Está claro que el PSOE es un partido del Régimen y que no es un partido de izquierdas.
Si no tuviese a su servicio un poderoso aparato de medios de comunicacion (El Pais, SER, La Sexta), como el PP tiene el suyo, ya se habría convertido en un partido residual, como ha sucedido con los partidos socialistas de varios paises de Europa, pues es muy dificil mantener el relato de que es un partido se izquierdas sin serlo como no sea con el apoyo de un poderoso aparato de medios de comunicacion. Pero los poderes económicos pusieron a su servicio esos medios para que pudiese turnarse en el gobierno con el PP y que tanto uno como otro hiciesen políticas de centro-derecha y derecha, respectivamente, pero siempre al servicio de esos poderes económicos.
A los 10 dias de las elecciones en las que podemos rozó los 80 escaños, se supo que todo era un cuento chino. A los 10 dias Pablo Iglesias se inclinaba ante el rey en zarzuela escupiendo en la cara a todos los republicanos y descendientes de republicanos que tuvieron que abandonar españa con una caja de carton por los pirineos y por valencia. Amen de los familiares de los que quedaron en las cunetas. En España se hurtó la historia al borrar de los libros de texto, que Alfonso XIII financio a Franco con 2 millones de libras del año 36 para que le recuperase la corona. Y años despues ahi tenemos a Pablo Iglesias y señora, escupiendonos en la cara a los republicanos, incapaces de decir que sus 5 millones de votos no acuden a una Zarzuela ilegitima. Claro que si dices eso igual te quedas sin chale y sin los 3 perros y los 3 niños.
Solo los incultos y los vendedores de crecepelo pueden decir que el PSOE, que inició las privatizaciones de la joya de la corona a los amigotes del IBEX35, son de izquierdas. Errejon que esta deseando recibir una oferta del PSOE para pasarse a sus filas, esta como loco por formar parte del pastel sociata.
La vergüenza de tener que ver al matrimonio reproductivo con perros y chale, al mando de Podemos va a hacer a muchos votar al PSOE privatizador, ese al que la banca le cancela prestamos por 30 millones de euros, es decir, al que la banca subvenciona con 30 millones de € a cambio de "nada"
Qué alegría me ha dado leer en un medio, de la orientación que sea, que el P$o€ no es de izquierdas. Desde el congreso de Suresnes, donde el grupo liderado por Felipe González se hizo con el control, las denominaciones Socialista y Obrero deberían de haber desaparecido de las siglas de ese partido.
El problema que yo veo, es que mucha gente que vota al P$o€ tampoco es de izquierdas. Se autodenominan de izquierdas porque es políticamente correcto y todavía suena mejor. En pocos años, probablemente, ya no se avergonzarán de decir que son de derechas.
Si no tienes las TV para construir un relato cultural necesario para cambiar la sociedad, sólo te queda el medio clásico, las organizaciones de base. La pregunta es, si Podemos no tiene TV ni hace nada por relacionarse con las organizaciones de base ¿cómo piensa generar cambio?
Sigo pensando q izquierda unida y equo deberían desligarse de Podemos, q para mí no es la verdadera izquierda laborista contestaría. Podemos es un partido progrepijo de doctrina academicista
Efectivamente,. En algunos sentidos, moralmente, el PSOE es la mayor mierda de este país. Más que el PP, porque de éste, al fin y al cabo, te puedes esperar cualquier cosa. Son hijos de los fascistas del 36