Decrecimiento
Cómo pretender hacer progresar la sociedad haciéndola retroceder

Tal y como funciona nuestra sociedad es insoportable y no solo porque reine la desigualdad.
elchecarrus
Pintada contra la pobreza en una pared del barrio de Carrús, Elche Pablo Miranzo
24 dic 2024 06:00

Una de las ramas del movimiento ecologista defiende el decrecimiento. Esta rama reúne a activistas que se autodenominan “objetores del crecimiento” o “decrecentistas”. Sus opiniones suelen ser muy diversas, pero lo que tienen en común es la idea de que consumimos y producimos demasiado. Y que la mayoría de los males que aquejan al planeta se derivan de este consumo excesivo, y de lo que ellos llaman “productivismo”.

Curioso cuando la mayoría de entre ellos se dicen preocupados por la hambruna y la miseria en los países más pobres del continente africano o asiático. Parece sorprendente en tal caso que precisamente se propone una reducción de la producción y del consumo.

Aún más sorprendente es cuando algunos de los teóricos decrecentistas afirman que esta posición no tiene nada que ver con ideologías, “es cuestión de pura lógica” nos dicen. Quieren así evitar el debate que precisamente plantea esta situación de pobreza: la organización social de nuestra sociedad divida en clases e impuesta por el capitalismo. Esto, a pesar de que algunos defensores del decrecimiento se declaran de izquierdas; otros anticapitalistas.

Afirman que sus ideas pueden cambiar el mundo e incluso podrían ser una solución tanto a la crisis ecológica como a la económica. ¿La respuesta a ese cambio de mundo, a esas crisis ecológica y económica no sería plantearlas en términos de lucha de clases, cosa que los decrecentistas, incluso cuando son de izquierda no lo hacen?

¿Porqué? ¿Porque la respuesta una economía planificada en la que la producción se haría en función de las necesidades de la población a precio de coste y no de los beneficios que se podrían sacar de ésta los burgueses capitalistas sería una idea con tintes de comunismo? Pues sí, les guste o no, porque la mayoría de las críticas de los defensores del decrecimiento están incluidas en las ideas marxistas desde el principio. “Por tanto, la producción capitalista sólo sabe desarrollar la técnica y la combinación del proceso social de producción socavando al mismo tiempo las dos fuentes originales de toda riqueza: la tierra y el hombre.” K. Marx, El Capital

Es obvio: la burguesía capitalista representa un peligro mortal para la humanidad. Y la transición hacia una sociedad organizada de otra manera no se hará por las buenas, exigirá revoluciones, y nada nos permite afirmar que antes de que esto ocurra esa burguesía capitalista no habrá conseguido destruir una gran parte del planeta.

Puedo decir que comparto muchas de las críticas de los decrecentistas, y es precisamente por eso que la idea de una revolución social no me es inconcebible y menos aún a sabiendas de que, precisamente, dicha burguesía tuvo que hacer una para acabar con la dictadura de las monarquías absolutas. Y las pocas que han conseguido sobrevivir, transformándose en monarquías constitucionales, hoy, son ellas las súbditas de los burgueses que las han derrocado.

Sí, tal y como funciona nuestra sociedad es insoportable y no solo porque reine la desigualdad. “Socialismo o barbarie”, gritaba Rosa Luxemburgo en 1915, ante el horror de la Primera Guerra Mundial. Esta alternativa está más vigente que nunca.

La realidad de nuestra sociedad supera muy a menudo las críticas de los decrecentistas. Escuchándolos, los problemas de nuestra sociedad solo han comenzado con el calentamiento global del planeta, llevándolos así a una visión muy parcial de la situación real. Según ellos los recursos del planeta se agotan porque consumimos demasiado, por lo cual todos somos culpables ¿también en los países pobres en donde nutrirse es una hazaña diaria? ¿Todos somos súper consumidores? ¿Todos somos contaminadores por igual entre los que utilizamos un coche y las multinacionales quienes los fabrican? Los decrecentistas dejan de lado la sociedad dividida en clases, la diferencia entre explotadores y explotados, entre asalariados y capitalistas, incluso, entre ricos y pobres.

¿Y si como decía al principio una economía planificada, basándose en el desarrollo de la tecnología y de la ciencia, permitiría aprovechar más la naturaleza dañándola menos? Claro, esto supondría cambiar la organización social, arrebatar la dirección de la sociedad de las manos de la burguesía, y precisamente ésta es la única posibilidad que los decrecentistas nunca se plantean.

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