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Crisis climática
Un estudio vincula la prevalencia de las olas de calor con el incremento de la malnutrición infantil
El equipo de trabajo de la Universidad de Cornell (EE UU) dirigido por Sylvia Blom ha determinado que el progreso en la lucha contra la desnutrición infantil en el Sur Global se ve seriamente comprometido por la incapacidad de la comunidad internacional para luchar contra el cambio climático debido a la relación, que han estudiado, entre el calor extremo y la malnutrición.
“A medida que aumenta el número de días de calor, comprobamos que la prevalencia de la desnutrición infantil aumenta en un grado bastante elevado”, resumió la autora al frente del estudio, que ha tomado datos de encuestas de hogares en un periodo amplio —de 1993 a 2014— en cinco países de África Occidental: Benín, Togo, Ghana, Burkina Faso y Costa de Marfil y los ha cruzado con datos meteorológicos geocodificados, de los que ha hecho un seguimiento de las horas de exposición al calor extremo a lo largo de la vida de los niños y durante los golpes de calor.
El estudio examinó los efectos del calor extremo en más de 32.000 niños de entre tres meses y tres años. El resultado es que el nivel medio de exposición al calor extremo aumentaba en un 12% la prevalencia del retraso en el crecimiento por desnutrición crónica.
En el caso de que la temperatura de la tierra aumente 2 °C, un cálculo que entra dentro de los límites más prudentes admitidos en el Acuerdo de París sobre cambio climático, “el efecto medio de la exposición al calor sobre el retraso del crecimiento casi se duplicaría”, afirman los investigadores.
Los investigadores estiman que los efectos causales del calor extremo sobre la malnutrición “no son respuestas fisiológicas al calor directo”, sino que están relacionados con factores que incluyen un mayor riesgo de que los niños se expongan a los patógenos de los alimentos y el agua que han estado expuestos al calor.
El menor consumo de proteínas de origen animal, debido a la reducción de la productividad agrícola, también podría estar detrás de los picos de desnutrición. Además, según indican en las conclusiones del estudio, los resultados “apoyan cualitativamente la hipótesis de que la falta de saneamiento y la ubicación rural exacerban los efectos negativos del calor en la nutrición crónica”.
Según el equipo de Cornell, el peligro de estas olas de calor pone en riesgo los avances que han conseguido reducir el crecimiento atrofiado en un 5,8% de media por medio de programas sobre la mejora de los ingresos, las infraestructuras y las prácticas de cuidado de los niños durante el periodo del estudio. “Lo que estamos haciendo para reducir la pobreza mundial se está erosionando por nuestra falta de acción sobre el clima”, concluyó uno de los participantes en esta investigación.