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Poesía
La generación beat sigue latiendo
Hasta el año 1955, los poemas más conocidos en Estados Unidos eran productos de poetas con un estilo académico como Wadsworth Longfellow; sin embargo, todo cambió con el poema “Aullido” de Allen Ginsberg que supuso una ruptura en el modelo conocido hasta entonces. Este poema está dedicado a Carl Solomon y representa la forma de ver la sociedad de Ginsberg y Solomon que, en cierto modo, le recordaba a su madre, ya que también tuvo problemas psiquiátricos y estuvo internada en un hospital donde sufrió lobotomías que él mismo tuvo que autorizar. Todo esto le llevó a tener un gran sentimiento de culpabilidad respecto a su madre y quedó reflejado en “Kaddish”, que es un canto fúnebre a ella que estaba presente de forma física, pero nunca estuvo presente realmente.
“Aullido” es un canto para lamentar la violencia que ejerce la sociedad sobre los individuos que están al margen. Para el poeta, una sociedad opresora que está alejada de lo esencial. Con “Aullido”, Ginsberg intenta bajar el cielo a la tierra glorificando a todos los que han sido desterrados: suicidas, locos, enfermos, pobres, homosexuales y vagabundos.
En el año 1944, un grupo de poetas pasaba largas horas en los cafés de la ciudad de Nueva York, con unos principios en común: exaltar la creatividad a través del caos y el sentimiento, y un arte que elude esa parte moral convencional. Aunque a pesar de esos principios comunes, cada poeta era diferente. Destacaban Ginsberg y Jack Kerouac, que con sus poemas buscaban una idea de belleza diferente. Kerouac creía en un lenguaje que salía del inconsciente. Por otro lado estaba Gregory Corso, otro poeta famoso de la generación beat. Este trajo una poesía más basada en experiencia que en ideales. Durante la siguiente década se desarrollaría con ello una poesía más espontánea. Otra característica es la influencia de la música jazz en los poetas beat que fue determinante en su desarrollo: Kerouac intentaba imitar el complejo ritmo del jazz.
Carmen Barranco, Roger Wolfe y Laura Giordani son poetas actuales que hablan de lo que significó para ellos la generación beat, y cómo ha cambiado la generación de ahora respecto a aquellos espíritus libres que abrieron paso a quienes hoy siguen usando la poesía para agitar y generar cambios sociales.
Wolfe, conocido por su realismo sucio, afirma que “ese anhelo de abordar la inmensidad ya no existe”. En su opinión, la sociedad está más dormida, más atrapada en sus casas y menos libre que en aquel entonces. Este poeta reconoce que, al igual que les sucedía a los autores de la generación beat, él también ve la poesía en todos lados: “Hay poesía en el cine, en los teatros, en la música… La poesía está en todas partes”.
¿Hay coincidencias entre aquella época y la de ahora? “Sí”, responde Carmen Barranco, asegurando que lo que la identifica a ella con la poesía beat es “ese viaje que a mí me lleva a crear arte y expresarlo, que al crear arte llego a otros planos”. El arte se usa como una forma de evasión, pero también como un método de investigación y meditación de la propia mente, como hacía el propio Ginsberg. Un pequeño matiz y cambio, en la actualidad, es el hecho de que la generación beat está marcada por una experimentación con las drogas como una forma de exaltar y llegar a esa creatividad.
¿Qué enseñanza ha dejado aquella generación? Para la poeta Carmen Barranco, que “no hace falta destruirse para crear”
Entonces, ¿qué enseñanza ha dejado aquella generación? Para Barranco, que “no hace falta destruirse para crear”. Ella afirma que se puede crear desde la evasión, “siendo el arte una puerta de ese lado del cerebro, ese hemisferio derecho que tanto miedo da al sistema que usemos e incluso no potencian en la infancia porque conlleva la plena libertad: la creatividad”.
Aquellos poetas que vivieron la poesía como algo caótico que les llevó a destruirse a sí mismos, dejaron una gran lección para sus sucesores: no hace falta sumergirse en el caos para crear, ni autodestruirse para crear. Pero Laura Giordani apunta que hay que empatizar con la época en la que vivieron estos poetas, llenos de guerras y caos.
“El poema es un lugar para decir la verdad, es esa capacidad de ‘reencantarnos’ y poder ver con ojos con esa luz de la infancia”, comenta la poeta Laura Giordani
Al preguntarle a Giordani sobre el valor de la poesía en la sociedad, con su sensibilidad y la mirada tierna pero fuerte que puede apreciarse en sus poemas, ella afirma que es la sociedad quien debería responder a esta pregunta. Pero tras esa delicadeza inicial, habla con fuerza de este instrumento social. ”La poesía puede ser una sacudida, algo que puede mantener la sensibilidad como algo que no se puede perder. Cada vez que leemos un poema, nuestra conciencia se siente viva”. Esta poeta destaca la importancia de la poesía hoy en día, esa cita necesaria con la creatividad, sobre todo en un mundo donde está de moda la inteligencia artificial. “El poema es un lugar para decir la verdad, es esa capacidad de ‘reencantarnos’ y poder ver con ojos con esa luz de la infancia”, comenta.
Hoy en día es más necesaria la poesía porque conecta con la parte más humana de nosotros, con ese caos que nos hace imperfectos, pero que lejos de destruir hace que se vea la vida con otros ojos. Y lo cierto es que no hay comparación con los robots, ya que la poesía y el arte llevan el sello de la humanidad. Todo lo que se crea es un arte, incluso en lugares donde no esperábamos encontrarlo hay arte. “Hasta la política es un arte, porque todos tenemos la capacidad de crear, según la sensibilidad que tenemos cada uno. El arte, al final, es el valor personal del sentido existencial. ¡Hasta el arte de parir es un arte!”, afirma Carmen Barranco.
Muchos de quienes fueron silenciaron dejaron una huella imborrable en la humanidad que recuerda que, por mucho que se intente homogeneizar, el ser humano ha nacido para ser libre, y su libertad nunca va a depender de sus consecuencias, porque este va a encontrar la manera de hacerse más grande que ellas. “El arte te salva del dolor y te libera del código social, del conformismo, del lenguaje básico de no profundizar. El arte es el lenguaje de los pájaros, son alas para entender que la libertad es crear tu propia realidad y la creación es solo posible a través del arte”, sostiene Barranco.
Paraa estos tres autores hay coincidencias a la hora de describir el arte, ya que Roger Wolfe opina igual: el arte libera. Él afirma, rotundamente, que es una de las cosas que más merece la pena en la vida. Y habla del valor que tiene la profundidad del arte: “A través del dolor nos humaniza, porque al ir al fondo de las cosas te libera”.
Al igual que para los poetas de ahora y los de la generación beat, el arte daba alas. En un contexto en el que Estados Unidos había ganado la segunda guerra mundial, con una guerra fría que buscaba confrontar el llamado sueño americano. De modo que como la historia se repite y siempre que aparece un momento de represión, aparece la contraposición, apareció un nuevo movimiento literario y social que defendía la libertad sexual y los derechos civiles norteamericanos. Por lo que la generación beat no es únicamente literaria, sino también social. Y como cada generación viene cargada de creencias que legaron. Esta generación sembró, según Laura Giordani, para hacer sagrada la normalidad. “La creencia de que cada momento de nuestra vida es un instante santo, es una espiritualidad que hace cada parte en nuestra existencia. Todo es sagrado y sacan la espiritualidad. En ellos hay una búsqueda muy fuerte de la espiritualidad”.
La generación beat está marcada por esa conexión con la parte más esencial del ser humano. En aquella época de guerras, el mundo seguía adelante con la música y la literatura. Dando lugar a esta generación beat que aplicaba una nueva forma de pensar y vivir. Muchos jóvenes de aquella época acogieron estas posturas como forma de rechazo a las políticas de guerra.
Por ello no se puede olvidar a otro poeta que fue más allá del debate político, del comunismo frente al capitalismo de la época, y gracias a sus viajes a Japón que le llevó a adoptar una corriente de budismo, haciendo de este un reflejo en sus poemas para liberarnos de los excesos de la vida consumista. Una poesía que también estuvo presente en Joanne Kygell, otro poeta de la generación beat que hacía budismo de la vida cotidiana. Por lo que ayudó a su difusión al margen de los cánones que imperaban en la época de los países occidentales. Los poetas beat tuvieron también esta conexión con Oriente gracias a sus viajes y fueron los principales precursores de cambiar el enfoque cultural de países occidentales respecto a esta espiritualidad asiática.
Las locas
En este movimiento también aparecieron nombres de mujeres como Diane di Prima, Denise Levertov, Marge Piercy, Helen Adam, Elise Cowen, Hetti Jones, Lerone, Kandel, Joyce Johnson, Anne Waldman, Ann Charters, Janine Pommy Vega, Margaret Randall, Patti Smith y Ruth Weiss. Todas hablaban de lo mismo que los hombres, pero añadiendo nuevos temas como lo doméstico, la invisibilidad, hijos, abortos, partos y menstruación. Ellas, a diferencia de sus compañeros de generación, escribían desde la soledad y el encierro de sus casas, por lo que consiguen hacer este un tema principal de sus obras. En aquella época tuvieron menos visibilidad que sus compañeros, a pesar de su gran peso literario sufrieron una discriminación por el simple hecho de ser mujeres. Algunas mujeres tuvieron vidas buenas, pero a otras con aquella vida de tenerse que esconder las llevó a tristes finales como es el caso de Elise Cowen, que tenía que escribir a escondidas para que sus padres no la pillaran. Lo que le llevó a suicidarse con tan solo 28 años y de la que actualmente se conservan pocos poemas, algunos son conocidos gracias a un amigo suyo que los conservó.
El propio Corso dijo que “hubo mujeres, estaban allí, yo las conocí, sus familias las encerraron en manicomios, se las sometería a tratamiento por electrochoque. En los años 50 si eras hombre podía ser un rebelde, pero si eras mujer te encerraban. Hubo casos, yo las conocí. Algún día alguien escribirá sobre ellas”.
Carmen Barranco menciona el libro Beat Attitude Antología de mujeres poetas de la generación beat (Bartleby Editores, 2015), cuya traducción, selección y prólogo es de Annalisa Marí Pegrum. Sin embargo, no se va a hablar de estas mujeres como si fueran una compañía para los hombres, sino como voces únicas que durante la generación beat lucharon para salir bajo la sombra que tenía la sociedad, y los poetas beat que luchaban por derechos, sí, pero dentro del propio grupo no ejercieron igualdad entre las mujeres. Pero la obra e influencia de estas poetas también marcó a la generación beat. Como el épico “Loba”, de Di Prima, que era una poesía impulsada por un agente exterior abiertamente presente en sus poemas, con un impulso espontáneo por escribir: “Tu lengua es una exploradora que rompe las prisiones de mi cabeza”. Otra poeta de aquella época es Anne Waldman con su famoso poema “Por qué medito”, en el que se detecta una influencia budista y unos hábitos que adoptó la poeta para mantener esa conexión consigo misma sin necesidad de drogas: “Medito para escandalizar, medito porque acostada no lo soportaría…”.
Si hablamos de mujeres con voz propia, no se puede olvidar a Leonor Kandel, que logró hacer poemas que fueron censurados por su carácter sexual y sagrado. Ejemplo de ello es su poemario The Love Book.
Las redes sociales y la poesía
Dejando de echar la vista atrás, y poniendo la atención en el presente, concretamente en las redes sociales y lo que ha supuesto para la poesía, la poeta Carmen Barranco comenta que ahora está esa poesía más intimista con la que te inicias, pero que luego lo llevas a algo más social. “En la juventud le das una patada a Instagram o a una jam de bar y te salen mil poetas o que quieren ser poetas y eso está muy bien dentro de lo que cabe, es una forma de aunarse, desnudarse emocionalmente, expresar en movimientos artísticos. El tiempo dirá quién es el poeta de cada generación. No obstante, es importante resaltar que la poesía no confronta, ni en las Slam Poetry, donde se compite, pues, en cada evento poético, se hace celebración de la palabra”.
La Slam Poetry recuerda que una característica fundamental de la poesía de la generación beat es que muchos de aquellos poemas fueron escritos para ser recitados. Transmitían sentimiento fuera y dentro del papel. Como estos eventos Slam Poetry donde Carmen Barranco asegura que no se compite, al igual que Gloria Fuerte en su famoso: “La poesía no debe ser un arma, debe ser un abrazo”.
Parece que ser poeta se está volviendo menos raro, afirma Roger Wolfe, que habla de la importancia de internet en la poesía: “Con internet cierta poesía ha llegado a ser un lenguaje menos minoritario y se ha extendido. Ser poeta sigue siendo cosa del bicho raro, pero parece que ya es algo no tan raro”.
Hoy hay jóvenes que aman la poesía y otros que no la pueden ni ver porque les recuerda a las aulas de la escuela donde les obligaban a leer. De esto también es testigo Giordani. “Estoy convencida de que los profesores de literatura ahuyentan a los niños a leer poesía. Hay programas muy desfasados y una cosa muy estructural pero alejada de la mirada poética”. Esto ocurre por la falta de inversión en esa parte de la educación que promueve las humanidades, que como afirma, “promueven el sentido crítico y la sensibilidad. Falta inversión en el espíritu humano”.