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Pobreza energética
La Cañada Real resiste: tres años sin luz en este vecindario madrileño
“Con la luz no se juega”, se puede leer en un letrero en lo alto de una torre de alta tensión, en el campo de fútbol cerca de la mezquita del sector 6 de la Cañada Real Galiana. “Inauguramos este parque para que los niños y las niñas puedan reivindicar su derecho a tener suministro eléctrico mediante el juego. Es una primera pieza de muchas que tenemos pendientes”, cuenta Houda Akrikez, presidenta de la asociación cultural Tabadol. Esta entidad, junto a Todo por la Praxis, y con el apoyo económico de Hipatia Unida han comenzado la construcción de un nuevo parque infantil en el vecindario.
Con pasos tímidos se fueron acercando las personas más curiosas. Las más pequeñas se asomaban por el muro de la esquina de la calle sorprendidas por el bullicio. Este no iba a ser un domingo más, se inauguraba un parque y merecía una celebración por todo lo alto. La mañana del 1 de octubre empezó con la batucada de Hipatia da Rua de la Escuela de Samba da Rua, que fue atrayendo al vecindario con el ritmo de la percusión.
Mónica García, portavoz de Más Madrid en la Asamblea, asistió al evento para denunciar “que los vecinos llevan tres años sin derechos humanos frente a un gobierno despiadado y cruel como es el de la señora Ayuso y el señor Almeida. Hay que redoblar los esfuerzos para que ese gobierno de mayoría absoluta no sea un gobierno absolutista. Para que no mire por y para sus propios intereses sin ser capaz de dar solución nunca a los vecinos y vecinas de la Cañada”.
“La Cañada para nosotros es un campo de refugiados más de Europa, en donde la gente vive en condiciones infrahumanas”
Después de la percusión y las primeras palabras que dejaban el parque oficialmente inaugurado, llegaron en su habitual negro y rojo Pallasos en Rebeldía. Esta red de solidaridad internacional a través del circo y del buen humor consiguen hacer reír a miles de niñas y niños que resisten a la violencia en lugares como Palestina o el Sáhara Occidental. “Trabajamos en esos lugares donde la humanidad se juega el futuro. La Cañada para nosotros es un campo de refugiados más de Europa, en donde la gente vive en condiciones infrahumanas, donde el gobierno demuestra que no está por la labor de generar espacios de convivencia y de integración, sino residuos humanos. Estamos aquí fundamentalmente porque creemos que la luz es para todos, cualquier ser humano tiene derecho a condiciones de vida dignas”, afirma Iván Prado de Pallasos en Rebeldía.
En el barrio de la Cañada ha nacido un nuevo rincón para las más pequeñas. Para las niñas y niños que hace tres semanas volvieron al cole en unas condiciones muy diferentes a las del resto de sus compañeras y compañeros de clase. “Siempre hemos vivido aquí y después del corte de luz la tarea ha sido más difícil. Con la vuelta al cole hay una mayor preocupación porque se nota más la necesidad de tener suministro, por ejemplo, para que los niños puedan hacer los deberes”, explica Najoua Rkiek de la asociación Tabadol.
“Es lamentable que tenga que llevar a mis hijas al Burger King o al McDonald's para que puedan hacer sus deberes”
Para Akrikez, “no tener suministro eléctrico conlleva la salud mental y física de los niños y niñas, y sobre todo de las madres que tenemos que lidiar con ello. Los niños y las niñas de Cañada son el triple de maduros, porque llevan la carga de intentar sacar sus estudios adelante. Ahora estamos mejor gracias a los paneles solares, pero la preocupación es cuando llega el invierno, la noche empieza a las 17:30 y esa es la hora de estudio para la mayoría de jóvenes. Es lamentable que tenga que llevar a mis hijas al Burger King o al McDonald's para que puedan hacer sus deberes. Si los niños de Cañada están por detrás del resto de su clase es culpa de la administración, porque está poniendo barreras para que no tengan un futuro mejor”.
Resistir tres años sin luz
La Cañada Real Galiana lleva ya tres años sin luz. Este barrio madrileño en construcción, que ninguna administración ha querido reconocer hasta el momento, se considera el mayor asentamiento informal de Europa. Más de 7.000 personas, entre ellas cerca de 3.000 menores, viven a lo largo de 16 kilómetros divididos en seis sectores que atraviesan los municipios de Madrid, Coslada, Rivas y Getafe.
Después de algunos años de cortes de luz ocasionales, la empresa Unión Fenosa, del Grupo Naturgy, cortó el suministro eléctrico del barrio el 2 de octubre de 2020. La compañía justificó el corte alegando una sobrecarga de la línea provocada por enganches ilegales y atribuyendo el uso de esta energía al cultivo de marihuana. La acción se promovió como una respuesta contra el tráfico de estupefacientes.
Desde ese año, miles de vecinas madrileñas, especialmente aquellas que viven en los sectores 5 y 6, han sido privadas de suministro eléctrico, forzándolas a recurrir a alternativas. En un contexto en el que el Gobierno español había decretado el Estado de Alarma Sanitaria por la crisis del covid y tras el desastre provocado por el temporal Filomena.
La asociación Tabadol denunció una explosión originada por las baterías de paneles solares que provocaron fuego en la vivienda de una vecina de 35 años
Leña, velas, generadores o estufas de gas son algunos de los recursos que sirven de alternativa en este vecindario para sobrevivir sin electricidad. A pesar de los peligros que han provocado como infecciones respiratorias, quemaduras, incendios, caídas o accidentes, y en el peor de los casos, la muerte. A finales de marzo de 2023 murió Julián, un hombre de 46 años, por un incendio. Recientemente, la asociación Tabadol denunció una explosión originada por las baterías de paneles solares que provocaron fuego en la vivienda de una vecina de 35 años, que permanece ingresada en el hospital con quemaduras graves.
El 9 de agosto de 2023, el Boletín Oficial de la Comunidad de Madrid (BOCM) hacía pública la resolución de la Dirección General de Transición Energética y Economía Circular, relativa a la autorización administrativa para la declaración de “utilidad pública” para la construcción de seis líneas y un centro de transformación solicitada por Naturgy en el sector 6, así como, la autorización “para construir cuatro líneas subterráneas de alta tensión y un centro de seccionamiento”. También, consta en el BOCM “la autorización administrativa y aprobación del proyecto de ejecución para la construcción de tres líneas subterráneas de alta tensión y un centro de transformación en Sector 5”.
La Comunidad de Madrid plantea desplegar 13 líneas de alta tensión en los sectores 5 y 6 de la Cañada. Esta noticia ha sorprendido a las vecinas que denuncian que el Gobierno de Ayuso contraviene con esta decisión los mandatos del Comité Europeo de Derechos Sociales del Consejo de Europa (CEDS), los pronunciamientos de varios Relatores Especiales de Naciones Unidas y del Defensor del Pueblo, que en abril de 2023 alertaba en un informe remitido al CEDS sobre la situación “insostenible de emergencia humanitaria” que se vive en la Cañada.
“Lo que quieren es soterrar para inutilizar la que ahora mismo pasa por el sector 5 y que da suministro a todas las vecinas. Harían que el sector se quedara sin luz permanentemente”
“Pretenden mejorar la red eléctrica de alta tensión creando otras líneas, pero básicamente lo que quieren es soterrar para inutilizar la que ahora mismo pasa por el sector 5 y que da suministro a todas las vecinas. Harían que el sector se quedara sin luz permanentemente. Hemos presentado alegaciones a la Comunidad de Madrid, indicando realmente lo que supone esto, porque es una vulneración de los derechos, del derecho a la luz, a la salud y a una vida digna”, explica Lucía Gómez de la Plataforma Cívica Luz Ya.
Entre las demandas de las vecinas de la Cañada está el cumplimiento del Pacto Regional aprobado por unanimidad en la Asamblea de Madrid en mayo de 2017. “Somos conscientes de que el sector 6 va a ser desmantelado y realojado y eso lo recoge perfectamente el Pacto, pero en el anexo dos especifica que mientras este proceso se haga realidad se garantice suministro eléctrico, agua, servicios de basura y educación. La educación y la sanidad conllevan a que tengamos luz en nuestras viviendas”, denuncia Akrikez.
Han pasado tres años desde que Naturgy cortó la luz del vecindario de la Cañada, desde entonces se han registrado las consecuencias de la privación de este derecho a través de varios informes. Entre ellos, “La Cañada Responde. Impactos psicosociales derivados del corte del suministro eléctrico”, del Grupo de Acción Comunitaria publicado en mayo de 2023, en el que se califica de “entorno torturante” la vida en este barrio y analiza el delicado estado de salud mental que atraviesan las vecinas.
En la Cañada afectan los cortes de luz, también de agua, el estigma, la accesibilidad de sus calles, incluso, vivir entre escombros. Najoua Rkiek denuncia que cerca de su casa acababan de derribar una vivienda y que nadie limpiaría los escombros. “Esto es un continuo desgaste, es un trauma para ti y para los niños. Si ya los adultos tenemos sensación de miedo e intranquilidad, imagínate los niños”. Según las vecinas una práctica que se ha hecho en varias ocasiones son “los derribos ilegales cuando la gente está fuera de su casas”.
“El corte de luz es una manera de desalojarnos de nuestras viviendas de manera forzosa para que el PAU de Vallecas siga adelante con sus construcciones"
Aunque las altas temperaturas de estos días nos lo impida pensar, se acerca el invierno. Para las vecinas y vecinos de la Cañada este será el cuarto invierno sin suministro eléctrico, sin luz para leer un cuento, sin agua caliente para ducharse, sin permitirse enfermar. “El corte de luz es una manera de desalojarnos de nuestras viviendas de manera forzosa para que el PAU de Vallecas siga adelante con sus construcciones y siga creciendo a costa de arrasar con nuestros derechos humanos. Nosotras queremos luz, contratos y una mesa de seguimiento. Llevamos tres años sin luz, hemos pasado una pandemia y una Filomena sin suministro eléctrico y hemos sobrevivido, la gente ya ha empezado a normalizar lo que no es normal”, cuenta Akrikez.