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Colonialismo
El hitlerismo y el franquismo como retorno de la violencia colonial a Europa
En su Discurso sobre el colonialismo (1948), Aimé Césaire, maestro de Frantz Fanon, plantea que el hitlerismo no es más que el resultado de las prácticas coloniales que retornan a Europa, como un efecto boomerang. En otras palabras, todo lo que los europeos infligieron al mundo no europeo ahora les ha sido infligido por europeos blancos dentro de Europa.
Mientras que los europeos suelen ver a Hitler como una excepción en la historia europea, Césaire sostiene, desde la perspectiva del Caribe y después de 500 años de colonialismo, que muchos “Hitler” han pasado por estas tierras. Es decir, no es algo excepcional, sino la manifestación del sujeto moderno por excelencia. En el Sur Global hemos sufrido el hitlerismo durante los últimos cinco siglos, con españoles, portugueses, daneses, británicos, franceses, belgas, italianos, entre otros, ejerciendo actitudes y métodos coloniales similares.
Hitler se inspiró en los campos de reserva construidos por los norteamericanos para explotar a las poblaciones indígenas, así como en libros sobre historia colonial y colonialismo de poblaciones que hizo leer a los generales de la SS (Schutzstaffel). De esta manera, Hitler aplicó estos métodos coloniales sobre otros europeos para someterlos e inferiorizarlos racialmente, proceso que duró sólo cuatro años, mientras que la inferiorización racial sobre los no europeos persistió durante más de cinco siglos.
Consideremos, desde la perspectiva césariana, la historia de España y su gramática de violencia durante la Guerra Civil. En España, cinco mil republicanos fueron toreados en Extremadura. Cuando se trata a seres humanos de esta manera, es porque ya se les ha deshumanizado. Franco no hizo más que reproducir las atrocidades que había estado practicando en las colonias durante la última década. Mientras esto ocurría en las colonias, en España nadie protestaba. Sin embargo, cuando el mismo ejército que cometía todo tipo de barbaridades en África ingresó a España, todo el mundo se horrorizó. Franco moroficó a los republicanos y rojos, situándolos por debajo de la línea de lo humano y aplicándoles métodos de violencia coloniales. Esta es la barbarie de la Guerra Civil española: la deshumanización colonial de los republicanos y rojos. Es irónico que, como sostiene Césaire, antes de ser sus víctimas, los españoles fueron cómplices.
El hitlerismo existía antes de que naciera Hitler, ya que se trata de la subjetividad del sujeto imperial moderno que sitúa a los demás por debajo de la línea de lo humano y los trata con la barbarie de los métodos coloniales. Todas las poblaciones francesas, holandesas, belgas y otras que protestaron contra Hitler jamás protestaron contra los “Hitler” que colonizaron las Américas, África y Asia durante cinco siglos. Lo mismo se puede decir de España. Mientras la barbarie se ejercía en el Sur Global, nadie protestaba, pero cuando llegó a su propio país, entonces comenzaron a hacerlo. En este sentido, Césaire sostiene que la subjetividad del colonizador también se va envenenando y barbarizando. De esta manera, la historia colonial regresa a los europeos como una especie de boomerang que coloniza el centro imperial del sistema-mundo.
La dictadura de Franco no es más que el comportamiento de un aliado del nuevo hegemón del sistema imperialista mundial: Estados Unidos. Finalizada la Segunda Guerra Mundial, ambos países hicieron un pacto que permitía que Franco continuara en el poder a cambio de respetar la hegemonía estadounidense y ser cómplices en proyectos imperiales. Sólo tras la muerte del dictador se llevó a cabo el famoso “Pacto de Transición”. Desde entonces, España entró en un período de ilusión europeísta que hoy está en crisis.
En contextos en que la crisis económica se profundiza, España regresa al lugar en el que había estado durante los últimos siglos: a la periferia del Norte de Europa. El Norte de Europa, hoy concentrado en Alemania, Francia y Gran Bretaña, concibe a España como parte de los países “PIIGS”, acrónimo peyorativo en inglés que en español significa “cerdos”. Esta denominación deja en evidencia que la dominación capitalista e imperial se entrelaza y articula con la dominación racial.
España se percibe “blanca” en relación al Sur Global, pero frente al Norte Global no lo es. No es vista como un país igual a los del Norte de Europa, y esto se ha puesto en evidencia debido a la crisis global en la que nos encontramos. En la década de 1990, los españoles nos observaban como si fuéramos “bichos raros” y no entendían por qué hablábamos sobre el problema de la colonialidad, como si no tuviera nada que ver con las poblaciones del Estado español. Se han considerado europeos blancos respecto del mundo no europeo, pero no se habían dado cuenta de que existe un mundo aún más blanco al Norte de Europa que nunca los consideró como iguales.