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Opinión
Yo he venido aquí a licitar
Hace ya unos cuantos años desde que el militante de Compromís y exsecretario autonómico Enric Nomdedéu coincidiera con el exalcalde de Castelló, José Luis Gimeno, en la plaza Mayor de la ciudad. Corría la época de los fastos y el gobierno municipal del PP preveía una inversión millonaria para construir un gran complejo académico que sería bautizado como la Ciudad de las Lenguas. La idea de las cabezas pensantes de aquel entonces era convertir Castelló en la capital mundial de la enseñanza de idiomas y lo que defendían sin ningún tipo de rubor era que miles y miles de estudiantes vendrían aquí a pasar largas temporadas y, claro está, a hacer un poco de gasto.
Frente la actitud reticente de buena parte de la oposición, Gimeno quiso aprovechar el encuentro casual con Nomdedéu para trasladarle algunas aclaraciones. “Ven que te lo explicaré y lo entenderás, que tú eres un chico listo”, le dijo el exalcalde. Acto seguido, le contó el plan con todo lujo de detalles: la Ciudad de las Lenguas no supondría un elevado gasto en personal ya que no iba a contratar profesores, sino que éstos serían voluntarios que se distinguirían de los alumnos llevando una pajarita o unos zapatos de color rojo, eso aún no lo habían acabado de perfilar. Ante semejante derroche de estrategia en el ámbito educativo, la respuesta de Nomdedéu fue casi de agradecimiento. “Tenías razón, Gimeno, por fin lo he entendido. Lo que vosotros queréis es hacer una grandísima operación urbanística y ya está”.
El capitalismo de licitación, o capitalismo licitador, es el modelo económico que mejor define las prácticas que los diferentes gobiernos del PP valenciano han llevado a cabo a lo largo de la historia. Aquí no se viene a impulsar políticas públicas ambiciosas, ni a salvaguardar el legado agrícola, ni a intentar mantener los pocos polos industriales que quedan en pie. Aquí se viene a licitar. Mediante un procedimiento robinhoodiano a la inversa, lo que básicamente hacen las administraciones valencianas gobernadas por la derecha es coger sin recelo el poco o mucho dinero público existente y entregárselo a ciegas a cualquier delincuente para que construya –o especule con construir– algún mamotreto tan caro como inservible. Por sistema, se roba a los pobres para dárselo a los ricos.
Una vez más, en la santa casa del PP valenciano el Gordo ha sido mucho más madrugador que la pedrea irrisoria que recibirán los miles de damnificados
La vergüenza y los muertos son elementos plenamente sorteables en este tipo de situaciones. La misma tarde de la tragedia, cuando miles de personas pedían ayuda a la desesperada, el sonido de fondo de los despachos afines era el de muchas manos frotándose las unas contra las otras ante la perspectiva de inminente pelotazo. Una vez más, en la santa casa del PP valenciano el Gordo ha sido mucho más madrugador que la pedrea irrisoria que recibirán los miles de damnificados. A los primeros beneficiarios del gran festín de la reconstrucción, la empresa CHM Obras e Infraestructuras, cabe buscarlos en la lista de sospechosos habituales que se lucraron sin piedad con la trama Gürtel.
Seis millones de euros, y subiendo, al son de por mí, por todos mis compañeros y por mí primero. Uno de los propietarios de la constructora agraciada, Rafael Martínez Berna, estuvo también al frente de la patronal alicantina hace unos quince años. No adivinaréis el contenido del discurso que lanzó a sus semejantes del ladrillo y el turismo en un contexto en el que ya se percibían los síntomas de la crisis financiera global del 2008. Palabras textuales, dijo que para salir del atolladero había que aplicar profundas reformas estructurales, invertir en innovación y abrirse a nuevos mercados. Oh, qué contenido tan fresco y qué propuestas tan poco exploradas en el conjunto del sistema capitalista. Cuánta sutileza para decir entre líneas que a ti las lógicas económicas te chupan un pie porque eres amigo de los que mandan y, pase lo que pase, te van a caer cuantiosas millonadas procedentes de la obra pública.
Les pertenece lo suyo, lo nuestro y, si van cortos de ingresos, amplían los beneficios haciéndose con la cobertura subcontratada de necesidades básicas
Por eso era tan urgente que los ineptos que no saben darle a un botón de protección civil regresaran a las instituciones. Porque aunque a una orilla se acumulen los cadáveres y la desvergüenza, en la otra siempre habrá un holgado margen para el lucro privado de ciertas familias que —me atrevería a decir— no tienen a ningún antepasado pudriéndose en una cuneta. Para ellos no existe ningún otro nicho de mercado que no sea la extracción de lo público, bien a través de las burbujas recurrentes o bien a través de las privatizaciones encubiertas. Al final, todo forma parte de la misma filosofía empresarial. Les pertenece lo suyo, lo nuestro y, si van cortos de ingresos, amplían los beneficios haciéndose con la cobertura subcontratada de necesidades básicas.
Opinión
Opinión Zánganos de buena familia y un furgón del Mercadona
Se supone que la responsabilidad última de todo este sindiós recae ahora en dos milicos que lo primero que han hecho ha sido anunciar que no van a permitir injerencias políticas. A ver si hay suerte y el equipo de la gran reconstrucción puede contar también con un torero y media docena de banderilleros. Más que nunca, los valencianos necesitamos a alguien que nos alumbre el camino con un traje de luces y que diga muchas metáforas de lidiar con las dificultades y coger al toro por los cuernos. De hecho, poco antes de la dana terminaba la temporada taurina y tengo entendido que hasta que se reinicien los festejos a principios de marzo en Olivenza hay bastante paro en el sector. Crucemos los dedos.
Post Data: La Ciudad de las Lenguas nunca llegó a construirse. En 2016, el concejal valencianista Enric Porcar encontró la maqueta del proyecto escondida detrás de una cortina en el Patronato municipal de Deportes de Castelló.