Opinión
Lobbistas del mal, vendehumos y activistas en la COP29

Los participantes de la COP29 tienen una composición muy distinta a lo que la primera cumbre de las partes tenía pensado, desde activistas que se desplazan para plantar cara al poder fósil hasta quienes utilizan sin pudor la cumbre para enriquecerse
COP29
Sede de la COP29 en Baku (Azerbaiyán)


Delegación de Ecologistas en Acción en la COP29
17 nov 2024 06:00

Como todos los años en estas fechas, se acerca una época de ver quién ha sido bueno y quién malo, de hablar de regalos y carbón y de dónde poner los árboles… ¿la Navidad? ¡No! La cumbre anual de la Convención Marco de Naciones Unidas para el Cambio Climático, algo igual de entretenido y sorprendente para los miles de asistentes que se congregan, este año en Bakú, para hacer… bueno, en teoría para hacer seguimiento de las negociaciones de las que depende la vida en nuestro planeta, pero seriamente, ¿qué hacen más de 50.000 personas allí? ¿Toda esa gente sigue los textos de negociación? ¿Es simple casualidad o es que la COP se ha vuelto el destino preferido de las despedidas de soltero? Vamos a hablar de ello. 

Hablando seriamente, en los últimos años la participación en las cumbres del clima se ha desbocado por encima de las posibilidades de cualquier país anfitrión. Comparemos cómo se desglosaban los escasos 4000 participantes de la COP1 en el año 1995 con respecto la histórica cumbre de París en 2015 y a los actuales:

COP20-gráfico 1
Participantes de las COP por año

Sin embargo, 29 años después, los 50.000 participantes de la COP29 tienen una composición muy distinta a lo que la primera cumbre de las partes tenía pensado. Desde los miles de activistas de todo el mundo que se desplazan para plantar cara al poder fósil directamente en el corazón de la bestia hasta aquellos que utilizan sin ningún pudor esta cumbre para hacer negocios y enriquecerse, el desglose de estos participantes tiene mucho que ver con quién les acredita, es decir, quién les proporciona la autorización para acceder al espacio. 

Esto, en concreto ha sido uno de los temas candentes de los meses anteriores a la cumbre de este año, concretamente desde que Simon Stiell, el secretario de la UNFCCC, en verano de este año, tomase una postura muy firme sobre la reducción del número de acreditaciones para las organizaciones de la sociedad civil, en sus palabras: “garantizando una representación más diversa de las organizaciones observadoras en las COP”. Sin embargo, esto dista mucho de ser la realidad: las declaraciones ponen el foco en una tensión Norte-Sur global falsa, ya que lo que realmente está sucediendo es un recorte del espacio de la sociedad civil en estas negociaciones, un espacio que nos vemos moral y éticamente obligados a reclamar. 

No es fácil alcanzar un equilibrio justo cuando muchos países, ante este tipo de políticas, optan por usar su privilegio como parte negociadora para invitar a las negociaciones a cualquiera que consideren procedente, con la acreditación llamada “party overflow”, que refiere a todos aquellos que sin ser negociadores oficiales forman parte de la delegación de un país. Por ejemplo, Alemania acredita a organizaciones de la sociedad civil mientras España no lo hace, lo que minimiza la presencia del Sur de Europa, uno de los territorios más vulnerables a la crisis climática en Europa.

También es el caso, por ejemplo, de los 138 directivos fósiles que Azerbaijan ha introducido con su privilegio de ser un Estado, pero también la causa detrás de que la delegación de Brasil supere las mil personas. Aunque estos últimos también acogen activistas de organizaciones sociales en su delegación, la realidad es que las limitaciones que les imponen (un máximo de dos participantes por entidad) no gritan “compromiso con el planeta”. 

Ninguna de estas triquiñuelas sería necesaria si Naciones Unidas de verdad garantizase un acceso justo, ético y equilibrado de observadores, mediante la aprobación de un régimen de incompatibilidades y eliminando así de forma decidida a aquellos que vienen a abogar por la industria fósil y a todos los que vienen a vender humo “sostenible” y mercadear con el futuro del planeta. Mientras sigamos invitando a las “tabacaleras” a nuestra “cumbre contra el cáncer”, estas negociaciones seguirán siendo un campo de batalla entre activistas que les plantamos cara y los representantes de lo peor que tiene que ofrecer el sistema neoliberal y capitalista en este marco. 

En último término, en esta cumbre siguen presentes tres sectores distintos, tres sectores que podemos llamar el feo, el bueno y el malo… pero empecemos por los más interesantes: 

El malo: Los lobbies del mal; fósiles y nucleares

Esta semana, la campaña Kick Big Polluters Out ha sacado un informe demoledor que identifica a un total de 1.773 lobbyistas de la industria fósil en las negociaciones. Lo has leído bien, de los 50.000 participantes, el 3.5% pueden ser vinculados de forma directa a alguna de las grandes compañías de petróleo y gas que con su actividad asolan el planeta en el que vivimos. No se cuentan en esa cifra los negociadores de países con intereses petroleros ni otros lobbyistas fósiles que puedan ir escondidos detrás de acreditaciones de otra índole. Según el mismo informe, este colectivo, que casi podríamos considerar un grupo negociador por derecho propio supera en número a todas las delegaciones de los diez países más afectados por la crisis climática. Pero no consideremos solo lo negativo: su terrible presencia en esta cumbre hace más evidente que nunca la preocupación de estas compañías ante el posible resultado. Esta inversión en desplazamiento, en personal y, probablemente, en otra serie de conceptos que no pueden desgravarse deja meridianamente claro que, si las compañías petroleras sienten algo hacia la COP, esa emoción es, sin duda, el pánico más absoluto.

COP29-Gráfico 2
Delegados de lobbys del gas fósil que participan en la COP29

El feo: los vendehumos

Por otra parte, y más allá de este simpático contingente, otro grupo de mejores amigos de la vida en la Tierra que encontramos presentes de forma recurrente es uno mucho más taimado y engañoso. Pueden presentarse de muchas formas distintas, pueden ir como observadores, pueden disfrazarse de activistas pero en el fondo… En el fondo no dejan de ser el más abyecto lobby nuclear. Desde Nuclear for Climate (en serio) hasta la World Nuclear Association, son varias las organizaciones que acuden a la COP en defensa de esta energía sucia y peligrosa que pone en peligro al planeta y a las personas.

Si la comparación del lobby fósil son las tabacaleras, el nuclear son las falsas terapias que intentan aprovecharse de un paciente gravemente enfermo. No deja de llamar la atención que, al disfrazarse de activistas, Naciones Unidas les ha autorizado, al menos en esta COP29, a tener una acción diaria en plena zona de entrada de los negociadores, un extraño privilegio al que pocas otras organizaciones tienen acceso. La sociedad civil, sin embargo, no se deja engañar: ninguna de estas organizaciones tiene acceso a las redes de apoyo, reuniones o facilitación que proporcionan las auténticas redes activistas. Nosotras lo tenemos claro: deberían estar fuera, al igual que las falsas soluciones como la captura y almacenamiento de carbono, la geoingeniería o, incluso, los mercados de carbono.

El bueno: las acciones, las activistas, la red social

Es increíble observar cómo activistas de diferentes partes del mundo luchan por un objetivo común, a pesar de las diferencias culturales y sociales. En el caso de esta cumbre, uno de los grandes objetivos comunes se resume en la campaña #PayUp. Se pide que los países del Norte asuman sus responsabilidades históricas y paguen su deuda con el Sur Global, sin ofrecer préstamos, proveyendo directamente la financiación necesaria para las medidas de mitigación, adaptación y pérdidas y daños necesarias para hacer frente a las peores consecuencias de la crisis climática. La lucha climática es una lucha internacionalista, no podemos avanzar solas, debemos hacerlo juntas.

Vemos que cada vez es más difícil que las observadoras consigan acreditaciones. A pesar de los problemas para acceder a la cumbre y, consecuentemente, a los espacios de toma de decisiones de las Naciones Unidas, las activistas climáticas, conseguimos hacerlo e insistimos en hacerlo. Los problemas de acceso van mucho más allá de tener acreditaciones; el incremento de los costes de hotel en los países anfitriones replican las dinámicas del neoliberalismo, expulsando a aquellos más vulnerables y con menos capacidad y facilitando la entrada de los más ricos y poderosos. Las sedes de los últimos años (con su falta de respeto a los derechos humanos y su amor por los combustibles fósiles) hacen aún más difícil justificar la presencia en estas negociaciones.

Sin embargo, es evidente a la luz de los datos cómo existe una intención clara de desplazar y expulsar de espacio sin que nadie se entere precisamente a aquellos que en la primera cumbre eran más que los gobiernos representados. La pregunta que nos tenemos que hacer es, ¿por qué? Y la respuesta es muy clara: somos la barrera que impide que hagan todavía menos, somos el altavoz de los que más sufren y somos la punta de flecha del futuro que necesitamos pero sobre todo y ante todo, somos los anticuerpos de un planeta enfermo. Nuestra voz es clara: antes de que sea demasiado tarde tenemos que cambiarlo todo y poner fin al sistema que nos ha traído a la desigualdad y la crisis ecosocial que estamos viviendo.

Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

El Salto Radio
El Salto Radio Humedales necesarios
Damos un paseo radiofónico por algunos de los humedales de Andalucía, espacios fronterizos entre el mar y la tierra, tan necesarios para nuestra supervivencia. Lo hacemos con Juan Martín Bermúdez, de SALARTE y algunos oyentes.
La vida y ya
La vida y ya Superpoderes
Para Kimmerer el lenguaje marca cómo nos relacionamos con la naturaleza. Cuando decimos que un árbol no es un quién sino un qué, convertimos al árbol en un objeto y abrimos las puertas al abuso.
Galicia
Galicia El logo de la Xunta se cuela en una invitación para conocer Altri enviada por la patronal turística de Pontevedra
La Federación de Empresarios se ha visto obligada a rectificar afirmando que ni ellos ni el Gobierno gallego tienen nada que ver con la visita en la que pagaban comidas, hoteles y un paseo en barco para todos los asistentes.
Estados Unidos
Genocidio Trump aprueba un paquete de armas de 3.000 millones de dólares para Israel
El presidente estadounidense ha alegado una “emergencia” para eludir al Congreso y aprobar un envío de armas que no llegará a Israel hasta 2026.
Guerra en Ucrania
Guerra en Ucrania Las izquierdas rusa y ucraniana, ante un posible acuerdo de alto el fuego en Ucrania
Una de las principales demandas de la izquierda rusa es la liberación de los presos políticos. La ONU ha alertado de que la aplicación por parte de Ucrania del tipo de “colaboracionismo” está siendo excesivamente amplia.
Migración
México México, la última frontera
En la frontera sur, la presencia de migrantes está aumentando, entre otras razones, debido a la política del gobierno mexicano de devolver a los migrantes sin documentación desde el norte del país hacia el sur.
Feminismos
June Fernández “Estoy abierta a reconocer modelos en los que haya personas cuyo rol sea gestar”
La periodista June Fernández publica ‘Sueños y vasijas’, un volumen sobre la gestación subrogada que no quiere sacar a nadie de su posición, pero sí sumar elementos para analizarla con perspectiva feminista.

Últimas

Gobierno de coalición
Gobierno de coalición El PSOE da muestras de cansancio con Yolanda Díaz
Tanto en Moncloa como en Ferraz la opinión sobre la gestión política de la vicepresidenta está en mínimos. Sin criticar su labor en Trabajo, la tropa de Sánchez ya anhela un socio que impulse la unidad a su izquierda con la mira puesta en el 2027.
Guerra en Ucrania
Guerra en Ucrania Trump y JD Vance matonean en un show televisivo a Zelensky, que se va de vacío de la Casa Blanca
El presidente de Ucrania abandonó Washington DC sin firmar el pacto por el que se comprometía a vender los recursos minerales del país a cambio de garantías de seguridad.
La vida y ya
La vida y ya Habla más alto
La emoción no es solo por la noticia, es porque esta nieta que restituyó su identidad es la hermana de un amigo suyo de la infancia.
Más noticias
Que no te lo cuenten
El Salto Radio De las versiones de Mazón y el desalojo de trabajadores del campo
VV.AA.
El president de la Generalitat Valenciana ha cambiado de versión en varias ocasiones sobre cuándo llegó al CECOPI el día de la tragedia de la DANA
Macrogranjas
Maltrato animal Una investigación revela una nueva “masacre” en una granja de pollos que salpica a Mercadona
En España, la granja investigada comercializa el producto ‘Cuartos traseros de pollo’ en la cadena de Juan Roig y está certificada con el sello catalán Welfair de bienestar animal, según denuncia el colectivo ARDE que ha realizado la investigación.
Oriente Próximo
Oriente próximo Abdullah Öcalan llama a deponer las armas para lograr la plena democracia para el pueblo kurdo
El líder del Partido de los Trabajadores de Kurdistán llama a la disolución de la organización. Ankara dice que “estudiará” la situación, que también influye sobre Siria, Irán, Iraq y la situación en los países de Oriente Próximo.

Recomendadas

Palestina
Palestina Illan Pappé: “No esperaba esta magnitud de indiferencia europea ante lo que está sucediendo en Palestina”
El historiador de origen israelí no se ha sorprendido la violencia cometida por Hamás en octubre de 2023 ni de la reacción de Israel o el apoyo a Estados Unidos, pero sí de cómo ha abordado la cuestión la sociedad europea.
Dana
El Salto Radio Relatos para no olvidar de víctimas de la dana
Este podcast recoge la parte más humana, los detalles y los nombres propios de lo que sucedió el pasado 29 de octubre, relatos para no olvidar de víctimas de la dana.
Turismo
Turismo depredador Poca agua, mucho turismo: la crisis hídrica amenaza las islas Eolias en Italia
Las islas italianas del Mediterráneo están acusando especialmente las consecuencias de la turistificación, pero también de una crisis hídrica sin precedentes provocada por el cambio climático. Es el caso de las islas Eolias, en el norte de Sicilia.
Argentina
Argentina Gauchito Gil, uno de los nuestros hace milagros
En enero, más de 620.000 personas llegaron a Mercedes, una localidad de la provincia de Corrientes, en Argentina. Caminando, de rodillas, a caballo, para agradecer y hacer promesas a un santo popular: el Gauchito Gil.