Opinión
Hormigas

Qué pasaría si un día todas las hormigas decidieran no coger ese vagón de metro, no comprimir sus cuerpos entre parada y parada, y soltar todas las mochilas llenas de ordenadores en el andén y salir a la superficie vía escalera mecánica.
Vagón de Metro de Madrid
Vagón atestado de gente en el Metro. David F. Sabadell

Éramos como hormigas avanzando por los pasillos del metro. Cuando una de nosotras se paraba, el resto, más que nada por obligación, debía pararse y esperar. Filas interminables de personas sudorosas, en verano y en invierno, progresaban despacio hasta llegar al andén y esperar el turno para subir a su vagón. Torrente humano, laberinto de cuerpos, mar de miradas que se pierden y anhelan la superficie.

En el interior mecánico del tren que las lleva al trabajo, las hormigas piensan en el día que les queda por delante. Documentación que rellenar, casas por limpiar, noticias sin escribir. Los rostros plomizos aguantan los tirones de cada acelerón y los empujones tras cada frenazo. Las hormigas se apoyan unas sobre otras porque no hay asientos ni barrotes metálicos para todas y no queda más remedio que sentir otros cuerpos y oler otros sudores.

Temprano, en los primeros viajes, todavía hay espacio para el sosiego, los pensamientos amables y las ideas ilusionantes. Pero en ciertas líneas y en algunas horas concretas, las ocho o las nueve de la mañana, todo cambia. Las hormigas se apretujan para no perder el tren que las lleva directas al trabajo. Cuesta respirar. Los cuerpos se comprimen para llegar a tiempo y, donde parece imposible que quepa ni una sola hormiga más, todavía logran traspasar la puerta otras cinco o seis que piden perdón, pero se hacen con un espacio desplazando al resto, que protesta, pero lo hace en voz baja, porque de qué serviría gritar o ser la díscola del vagón, si lo único que quieres es que pasen las paradas y avanzar.

Porque si una hormiga protesta cuando la empujan, la pisan, le respiran en la nuca o le clavan un codo, tiene todas las papeletas para salir perdiendo y agitada del vagón. Por eso, no resulta extraño ver hormigas prácticamente dislocadas sujetando su bolso, agarrándose al único espacio de un asidero que queda libre y haciendo fuerza con las piernas para no caerse tras cada frenazo. Aquí un pie, aquí un brazo y un poco más allá su corazón. Las hormigas son plásticas y pacientes, y se recomponen, miembro a miembro, cuando por fin atisban su parada final.

Las hormigas llegan al trabajo exhaustas y aprovechan los viajes para hablar por teléfono. Las conversaciones se cruzan entre las que no han hecho la compra, las que no tendrán un día libre hasta dentro de ocho días y las que prepararon un táper que olvidaron en la encimera y, ese día, lo tendrán muy complicado para comer algo porque no hay tiendas cerca del trabajo y no pueden permitirse mucho más.

Cómo sería dejarlo todo y no por vacaciones, sino por una silenciosa rebelión entre hormigas que se han cansado las unas de las otras y que no quieren verse ni una sola mañana más

Qué pasaría si un día todas las hormigas decidieran no coger ese vagón de metro, no comprimir sus cuerpos entre parada y parada, y soltar todas las mochilas llenas de ordenadores en el andén y salir a la superficie vía escalera mecánica. Cómo sería todo si, por un día, los cuerpos que se oprimen y resudan unos contra otros decidieran no hacerlo más, quitarse los pesados abrigos de invierno, que de nada sirven dentro del metro, y salir a dar una vuelta al Retiro en martes y no volver a esa oficina, a esa redacción o a esa casa que está sucia esperando a que la limpien. Cómo sería dejarlo todo y no por vacaciones, sino por una silenciosa rebelión entre hormigas que se han cansado las unas de las otras y que no quieren verse ni una sola mañana más para llegar a la misma parada y ascender por el mismo pasillo, con las mismas prisas y los mismos empujones.

Pero las hormigas saben que eso no pueden permitírselo. Quizá en otra vida, en otra ciudad, con otro trabajo y con otro monedero. Por ahora las hormigas, una por una, salen solícitas cuando el mecanismo automático de la puerta se acciona y se abre. A borbotones, despejan el andén, que seguirá ahí a la mañana siguiente esperándonos a todas.

Archivado en: Opinión
Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Opinión
Responsabilidad sindical 1 de Mayo: Sindicalismo y derechos sociales
¿Tendrá que reformularse el papel de los sindicatos? ¿Desde la unión de las personas trabajadoras cabría exigir que se garanticen esos derechos ciudadanos? ¿Existe un poder mayor que el sindical para orientar las políticas sociales?
Opinión
Opinión Priorizar bombas sobre camas de hospital
El presupuesto público parece tener siempre un límite cuando se trata de contratar personal o mejorar infraestructuras en Sanidad. Pero no lo tiene cuando se trata de gasto militar.
Opinión
Opinión Contextos de la guerra en Ucrania
El historiador Antonio Fernández Ortiz repasa la relación entre Occidente, la Revolución Rusa y distintos proyectos de construcción nacional.
emeteriolei2013
26/3/2024 9:29

Como hormigas" a trabajar!
Como hormigas" de vacaciones!
Como hormigas" al fútbol! etc....
Eso somos para 🤑🤑

0
0
derROTista
21/3/2024 18:46

No entiendo cuál es el punto de este artículo...
¿Una diatriba contra el transporte público? En los tiempos actuales sería hasta irresponsable
¿Un manifiesto post-izquierdista para lumpenizarnos masivamente? A la larga no tendríamos donde caer muertæs (si no nos liquidan los maderos o los milicos antes).

0
0
Paco Caro
20/3/2024 14:32

Las hormigas existen porque alguien se hace rico con ellas. Si dejan de servirle para eso, las hormigas sobran.

0
0
Galicia
Galicia Vigo, A Coruña y Ourense compraron material policial a Israel por medio millón de euros en solo cuatro años
El alcalde ourensano, Gonzalo P. Jácome, adjudicó un contrato por 70.000 euros días después del siete de octubre. Abel Caballero firmó otro de más de 200.000 euros y la alcaldesa de A Coruña siguió la estela con un contrato de 170.000 euros.
Turquía
Pinar Selek “Turquía sigue gobernada en base al miedo”
La profesora y socióloga turca, quien ha sufrido además de cárcel, un acoso judicial por 27 años, habla de la falta de independencia del poder judicial, del adoctrinamiento social y de la formación de la sociedad turca.
Gasto militar
Gasto militar ¿De dónde sacará Sánchez el dinero para financiar el incremento del gasto en defensa?
La promesa de aumentar las partidas presupuestarias militares necesita redirigir 10.471 millones de euros para alcanzar el 2% del PIB. Cumplirlo este año abre a su vez un grave problema para hacerlo en 2026.
Eventos
Evento Un Salto al periodismo desde el barrio: acompáñanos en un directo sobre periodismo situado
El Salto organiza un evento centrado en el potencial de los formatos sonoros para transmitir información veraz y fiable de forma cercana. Para hacer periodismo desde el barrio y barrio desde el periodismo.

Últimas

Salud
El precio justo La nueva ley del medicamento o estrategias para bajar el precio de los genéricos (que son caros)
En España pagamos de media un 10% más por los medicamentos genéricos que consumimos que en el resto de la UE. Al mismo tiempo, nuestro gasto farmacéutico ha aumentado un 33% en la última década.
Galicia
Galicia Más de 200 colectivos exigen transparencia sobre la mina Doade y piden la intervención del Parlamento Europeo
Organizaciones de toda Europa, lideradas por SOS Suído-Seixo, exigen a Bruselas acceso a la documentación sobre la explotación prevista, denunciando opacidad, privilegios empresariales y riesgo ambiental en zonas protegidas de Galicia.
Laboral
Laboral Tres nuevos días de huelga para parar el ERE en Bridgestone
Los sindicatos de forma unánime convocan paros los días 24, 25 y 26 de abril y no descartan ampliar las acciones de lucha para evitar el despido de 546 trabajadores.
There Is Alternative
There Is Alternative De redes, software, cacharritos y todo lo que no sea Elon Musk | TINA #1
Primer programa del podcast There Is Alternative de El Salto Radio sobre el lado oscuro de la tecnología y sus alternativas éticas y responsables.
El Salto Radio
El Salto Radio A dos velas
El documental “A dos velas”, de Agustín Toranzo indaga en las causas de los cortes de suministro eléctrico sistemáticos e indiscriminados que varios barrios obreros de Sevilla vienen denunciando desde hace años.
Más noticias
Opinión
Opinión Priorizar bombas sobre camas de hospital
El presupuesto público parece tener siempre un límite cuando se trata de contratar personal o mejorar infraestructuras en Sanidad. Pero no lo tiene cuando se trata de gasto militar.
Opinión
Guggenheim Urdaibai Respuesta al Agirre Center: no participaremos en este juego con cartas marcadas
VV.AA.
El “proceso de escucha” se invalida a sí mismo al existir un plan ya elaborado y no publicado “de expansión discontinua del Guggenheim de Bilbao en Urdaibai”.
Comunidad de Madrid
Huelga de universidades públicas Con un gigantesco mural profesorado y alumnado exigen más inversión en las universidades públicas de Madrid
Después del encierro del pasado 7 de abril, una espectacular acción de la comunidad universitaria ha llamado la atención sobre el recorte de recursos que prevé el gobierno de Díaz Ayuso en su nueva ley de universidades.

Recomendadas

El Salvador
El Salvador El caso Ábrego García destapa el turbio pacto de Trump con Bukele
El joven salvadoreño no ha sido condenado ni en Estados Unidos ni en su país de origen, pero es uno de los cientos de personas con la vida pendiente de un hilo por las políticas de Trump y Bukele.
Siria
Siria Fragmentos de un retorno
Regresar no siempre es fácil. En estas misivas, los sirios Naoura A., residente en Francia, y Basem Al Bacha, residente en Alemania intercambian opiniones con motivo de la vuelta de Naoura a la ciudad donde se conocieron: Damasco.
Historia
Historia Miguel Martínez: “En Villalar, la izquierda arrancó los comuneros al franquismo”
Miguel Martínez, profesor de historia y literatura españolas en la Universidad de Chicago, analiza desde una óptica progresista la Edad Moderna, el momento histórico fetiche de las derechas españolistas.