Referéndum del 1 de octubre
¡Que vienen los hackers rusos!
El País publica en portada una noticia sobre la supuesta injerencia rusa a favor del independentismo catalán. Las pruebas aportadas al respecto son bastante endebles y obvian, como en otros artículos recientes, la posibilidad de que haya gente a favor del referéndum sin intenciones ocultas.

El País lleva hoy en su portada una noticia de lo más sorprendente. El gobierno ruso, al parecer, está fomentando la independencia catalana utilizando su “red de noticias falsas”.
Además de que haya medios rusos publicando noticias con, ojo a esto, “un sesgo contrario a la legalidad constitucional”, la prueba fundamental de la conexión rusa son los tuits de Julian Assange posicionándose a favor del referéndum del 1 de octube.
Su relación no se explica en ningún lado, simplemente se dice que Rusia “se vale de activistas como Assange”. A pesar de ello, el análisis de la repercusión de sus opiniones es una de las pruebas fundamentales de una noticia que lleva por título “La maquinaria de injerencias rusa penetra la crisis catalana”.
Lo que le resulta sospechoso a El País es que los mensajes de Assange estén teniendo mucho éxito. Que un tuit suyo haya sido compartido 12000 veces en un día en esa red social no puede tener que ver con que haya mucha gente que esté de acuerdo con lo que dice. No, esta opción es imposible porque...
Habitualmente en esa red social los mensajes se suelen viralizar de forma sostenida a lo largo de varios días, porque el acto de compartir un mensaje depende de la decisión de los seguidores, repartidos por varios países.
Vamos, un poco porque no. Porque los seguidores necesitan varios días para darle al botón de compartir y son de muchos países y, mira, que no.
Tras un “pormenorizado análisis” con sus “avanzadas herramientas analíticas” la explicación que encuentran es que Assange tiene un 59% de seguidores falsos. Haciendo uso de una de esas herramientas, en concreto la web TwitterAudit, cualquiera puede comprobar lo siguiente:
La cuenta de El País también tiene un buen porcentaje de seguidores falsos. O al menos, tal y como ha descubierto el usuario de Twitter @asdf_cesar, los tenía hace cinco años. Y es que en la esquina inferior derecha pone el momento de la última actualización.
Para cuentas que ya han sido auditadas la aplicación te pide que pagues 3,99 dólares si quieres que vuelva a comprobar sus seguidores. Si no lo haces, te da el dato de la última vez que se auditó:
Y sí, tiene toda la pinta de que El País ha preferido ahorrárselos y poner los datos de hace tres años. Además de que los porcentajes coinciden, la aplicación te da por defecto el último dato y desde entonces no se ha auditado a ese usuario.
En cualquier caso, contando con los porcentajes de entonces, ¿quiere esto decir que un 44% de las interacciones de El País en Twitter son falsas? ¿Que hay hackers tratando de desestabilizar al gobierno catalán? Pues ese es nivel del tema que han sacado hoy en portada.
La opción de que los tuits de Assange están siendo compartidos porque efectivamente se comparte su contenido ni se contempla. Si hay alguien que no piensa como ellos es que tiene que haber una conspiración detrás. Y no es el único ejemplo reciente en ese mismo sentido.
Hace un par de días publicaban el editorial “Podemos, cómplice”. Su tesis se resume en el subtítulo: “Iglesias aprovecha el conflicto en Cataluña para debilitar la democracia”. La loca idea de tender puentes al diálogo para encontrar una salida que satisfaga a ambas partes tiene también un oscuro motivo detrás. En concreto el verdadero objetivo de Podemos es cargarse la democracia.
La única vía defendible desde el sentido de Estado que según el mismo artículo le falta a Podemos es tirar palante y ya veremos. No cabe la posibilidad de que entre la ciudadanía y algunos de sus representantes haya defensores del derecho a decidir de los catalanes para que voten lo que quieran. Los objetivos políticos y los miedos de la cabecera de PRISA son la única evidencia:
Hay algo evidente en las intenciones de Podemos, como en las de los partidos de extrema izquierda que utilizan las instituciones en las que han logrado representación para desequilibrarlas: deslegitimar al Gobierno, subirse al carro del descontento independentista para obtener los réditos que no logró con la moción de censura, ampliar su acción con ruido mediático y callejero y canibalizar parte de los apoyos del PSOE.Ruido, calle, canibalismo. Nadie es inocente si se sale de la línea editorial de El País y la disidencia es siempre sospechosa para un centro cada vez más extremo. La democracia son ellos.
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