A la hora de empezar un nuevo cultivo de cannabis, la primera e importantísima decisión que se debe tomar es qué semillas elegir. Escoger la variedad adecuada hará mucho más disfrutable la experiencia a la hora de probar el producto, ya sea porque se conseguirá la mayor producción posible o porque tendrá exactamente el efecto deseado. Hay muchos factores que tener en cuenta a la hora optar por una alternativa, pero uno primordial es las condiciones de cultivo. Una misma genética puede dar una gran cantidad de cogollos al plantar en exterior, pero logrará un desarrollo más pobre en interior; o será exuberante en un cuarto de cultivo, pero raquítica en el jardín. Cada espacio es diferente, con distintas técnicas y características, que harán que haya variedades más apropiadas para estar al aire libre, y otras bajo las lámparas interiores. Aquí un pequeño repaso por los rasgos y semillas para cada uno.
Exterior
Un cultivo realizado en exterior dependerá en gran media del clima local. No es lo mismo vivir en el norte de Europa, con inviernos largos y veranos cortos, que en el Mediterráneo, con su clima cálido y condiciones ideales de cultivo. Si se trata de una zona fría, lo mejor será escoger genéticas de floración corta, que se puedan cosechar en la segunda mitad de Septiembre. Si bien la mayoría de las semillas que se comercializan actualmente son híbridos, en general las de predominancia índica alcanzan menor altura y se toman menos tiempo para la floración, y las de predominancia sativa son más altas, con los cogollos más espaciados, y una floración más larga. Por esto mismo, una variedad con predominancia índica como la Sweet Deep Grapefruit de Dinafem, o un clásico como la White Widow, de producción generosa, son excelentes opciones para conseguir una buena cosecha antes de que llegue el frío.
Si se trata de un clima realmente frío y hay solo 2 o 3 meses de buen tiempo, conviene utilizar variedades autoflorecientes, que tienen ciclo corto y no dependen de las horas de luz. Si bien muchos cultivadores sostienen que su capacidad y producción y calidad son inferiores, en la actualidad se pueden conseguir excelentes resultados con autoflorecientes. El ciclo en general aquí será siempre breve, pero dependiendo de las limitaciones convendrá quizás alguna genética que complete su ciclo vital en unos 70 o 75 días.
Ahora bien, quienes vivan en climas cálidos están de parabienes. Las condiciones de cultivo son ideales y hay todo un mundo de variedades para escoger, y dependerá del cada cultivador optar por una floración más breve o por variedades que se tomen más tiempo para dar su fruto. Un ejemplo de una planta que combina muy bien su genética índica y sativa para lograr una forma apinada pero robusta (con su consecuente gran producción) es la Kinkana de The Plant Organic Seeds. La genética Moby Dick es también famosa por su gran capacidad productiva.
Interior
El cultivo en interior es la alternativa para muchas personas que no disponen de espacio para hacerlo al aire libre, o que quieren poder cultivar todo el año sin importar las condiciones climáticas. Al tratarse de un espacio artificial con luces eléctricas y una capacidad limitada, aquí las dos variables básicas con el tamaño de las plantas y el tiempo de maduración de los cogollos, por lo que se recomiendan variedades de ciclo corto, para lograr una mayor rentabilidad, teniendo en cuenta el gasto energético que representa. La clave está en genéticas que permitan plantas no demasiado grandes pero contundentes, y una floración breve, en general con una alta proporción de índica. Un buen ejemplo de esto es la renombrada Bubba Kush, que gracias a su genética 90% índica es compacta y tiene una floración de unos 60 a 65 días.
También es una alternativa en interior utilizar semillas autoflorecientes, aunque algunos cultivadores arguyen que conllevan un mayor gasto de electricidad, ya que requieren entre 16 y 20 horas de luz constantemente. Existen muchísimas posibilidades para las opciones de autoflorecientes, y dado que pueden controlarse las condiciones de cultivo, quedará más a gusto de cada cultivador escoger una variedad. Existen versiones auto de muchas de las genéticas más reconocidas en casi todos los bancos de semillas.
En definitiva existen muchísimos factores a tener en cuenta, y uno de ellos (y no el menor) es el gusto personal, pero siguiendo estas líneas generales la elección entre el vasto océano de semillas de cannabis será un poco más sencilla, y se logrará el resultado deseado: la mejor producción de cannabis posible para las condiciones de cada uno.