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Literatura
De matrimonios y suicidios
Gail Parent saltó a la fama en la televisión estadounidense como guionista y productora de series como Las chicas de oro, pero también escribió la nota de suicidio más cómica nunca vista, Sheila Levine está muerta y vive en Nueva York
Sheila Levine está muerta y vive en Nueva York: he aquí un título que, desde luego, poco tiene de cómico. Y es que a veces puede resultar complicado eso de abrir un libro, y no parar de reír... Cosa que es justamente lo que pasa con esta novela, escrita a modo de carta larga de suicidio de una joven judía norteamericana.
Aunque las feministas tengamos esa mala fama de no tener humor, resulta que vivimos un auge de creaciones donde la crítica a la heteronormatividad, la homofobia o el patriarcado están en el centro: en el centro de nuestras risas, tan necesarias y que tanto nos sanan. Pienso, por ejemplo, en los monólogos de Patricia Sornosa, en el programa El Tornillo de Irantzu Varela, o en libros como Los hombres me explican cosas de Rebecca Solnit. Pero antes, mucho antes, allá por 1971, Gail Parent escribió una de las novelas más graciosas que jamás haya leído. En serio: me he reído muchísimo con este libro. Y añado, aunque pueda parecer contradictorio a primera vista, que la protagonista es terriblemente patética.
¿Qué es eso de que no deje que los chicos me toquen ya sabes dónde, mamá? Da gustito que te toquen ya sabes dónde.
Digo patética porque su vida gira en torno a la idea de encontrar un marido (que es, al fin y al cabo, lo que hará de ella una mujer, junto con la maternidad). Al principio, Sheila busca "un buen marido": heterosexual, judío (quizá es más importante que sea judío a que sea heterosexual... al menos para la madre de Sheila), guapo, con un buen trabajo, y sensible. Al final parece que da lo mismo... El caso es casarse, con quien sea, con tal de evitar el suicidio. Porque es mejor suicidarse que aceptar la derrota social y la soltería como forma de vida.
- Trece tíos y nunca he tenido un orgasmo... ¿Y tú?- Sí, creo que sí.- ¿Cómo lo sabes?- No estoy segura, ya te he dicho que creo que sí.- ¿Qué se siente?- Es como... No lo sé. Ya te digo que no estoy segura. Como un subidón frío y caliente.- Tengo todo el derecho del mundo a tener un orgasmo. Me casaré con el primer tío que me de un ogasmo.- ¿Aunque haya votado a Nixon?
El tema es que, finalmente, Sheila no parece tan descontenta con la idea de permanecer soltera, follar a diestro y siniestro, salir con sus amigues... Pero es tan insoportable la idea de quedarse fuera de un sistema heteronormativo en el que la feminidad se define principalmente por el matrimonio y la maternidad, que... casi mejor no pasarse el resto de sus días siendo juzgada. Y he aquí lo que más formidable me parece de esta novela: el hecho de que Parent haga comedia con la decisión de su protagonista para mostrar el absurdo del sistema sexo-género. Y es que muchas de nosotras nos vemos reflejadas en esta novela, al haber sentido de manera explícita o implícita las diversas presiones exteriores (que vienen no sólo de tu madre, de los anuncios de la tele, del trabajo... también de tu primo el del pueblo al que nunca ves, salvo en... bodas).
¿Y el anillo pa cuando? Si es que aún seguimos con la retahíla... ¡Desde 1971!