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Memoria histórica
Tres mujeres republicanas en la vieja cárcel de Oviedo
Anita Sirgo, Covadonga Bulnes y Ángeles Flórez, tres luchadoras antifascistas visitan la antigua cárcel de Oviedo, hoy Archivo Histórico
El Archivo Histórico de Asturias está instalado desde hace años en la vieja cárcel de Oviedo, muy cerca de la estación de ferrocarril. De niño recuerdo haber mirado ese edificio desde la ventanilla del tren con inquietud. En plena dictadura nacional-católica, su historia de represión era un secreto del que no había más versión que la propia del régimen dictatorial. Creo que fue hace siete años cuando se inauguró en la vieja prisión ese centro de la memoria.
La entonces ministra de Cultura tuvo en cuenta en ese acto la suma de miles de noches de condena contabilizadas tras sus muros de hormigón armado —los primeros que se construyeron en España (1905)— y los sesenta y cinco kilómetros de estanterías que se abrían a disposición de la memoria histórica asturiana. Padecieron prisión en sus celdas los revolucionarios de octubre de 1934, los republicanos de 1936 y los antifranquistas durante la dictadura.
Tres ancianas mujeres republicanas y antifranquistas estuvieron recientemente en la vieja cárcel de Oviedo. Las tres, Anita Sirgo, Covadonga Bulnes y mi muy apreciada Ángeles Flórez (Maricuela), prometen seguir "en la lucha, hasta el final”. Así lo titula hoy el diario La Nueva España.
"Tengo 88 años y todavía no paré", dijo Sirgo, que salió a la calle en las huelgas mineras del 62 y fue torturada y encarcelada. "Fue muy duro", reconoció ayer, pero no quiere dejarlo atrás y cree que los jóvenes han de tenerlo presente. "La historia no se puede olvidar jamás. Hay gente que todavía tiene miedo a contar la suya", comentó.
Covadonga Bulnes echó la mirada atrás durante unos segundos y contó cómo llegó su madre a casa, tras las torturas. "Le quitaron el pelo, le arrancaron piel del cuello, le reventaron las venas de las piernas. Cuando regresó a casa era pura sangre", relató. Ella, siguió "era muy cría" por aquel entonces, pero no se libró de las humillaciones y contó cómo la habían amarrado a un nogal durante horas. "Todos pasamos bastante y muchos ya no viven", se lamentó.
Quien fuera miliciana a los 17 años, Maricuela, acaba de cumplir 99 y promete "luchar hasta el último momento". Dice que lo hace para que no mueran del todo los miles y miles de fusilados durante la Guerra Civil y el régimen franquista. Entre ellos están muchos de sus amigos de juventud y su propio hermano (ejecutado durante la revolucion de 1934), que dejaron la vida peleando -en palabras de Maricuela- para "que no nos robaran la República".
Las tres hicieron un recorrido por la vieja cárcel que forma parte de su vida y en su vida tiene arraigada memoria, pero no en la de los jóvenes a los que se les está secuestrando el futuro en esta España vieja y corrupta, sin saber que en el pasado mujeres como estas lucharon a muerte por el porvenir. A esa juventud se le secuestró en buena medida también esa historia, como a mí la de la cárcel de Oviedo en mi niñez nacional-católica.
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Me gusta que la memoria histórica tenga sitio en el Salto. Hay mucho que contar de lo mucho que no nos han contado. Gracias al autor que ya conocía de Público.
Para muchas ha sido muy importante la memoria de las madres de la generación que vivió la guerra y fuer derrotada por el fascismo. Si durante cuarenta años nos faltó esa voz en los centros educativos es porque como dice Félix se les secuestró a los que vivimos esas historias esas historias.