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Los accidentes de trabajo mantienen la tendencia al alza iniciada en 2013. El avance de la estadística de accidentes de trabajo entre enero y julio de 2017 publicado ayer por el Ministerio de Empleo arroja un importante aumento con respecto al mismo periodo del año anterior en todas las categorías de siniestralidad laboral, y tendencias preocupantes de fondo si se analizan los datos por sectores, tal y como ha denunciado CC OO. Las cifras generales muestran que los accidentes con baja laboral en jornada aumentaron un 6% hasta situarse en 340.006 entre enero y julio. Y la mayoría de los siniestros notificados siguen siendo aquellos que no han dado origen a una situación de baja: estos aumentaron un 1,1% (427.773). Un 70% de los accidentes con baja laboral fueron sufridos por varones, y la siniestralidad aumentó para ambos sexos (+7,8% los varones y +2,3% las mujeres).
En los siete primeros meses del año se produjeron 2.213 accidentes graves, lo que supone un aumento del 8,3%. De ellos, 286 fueron mortales, con un aumento del 6,7%. En términos absolutos, el sector que registró más muertes fue el sector servicios con 144, de las que destacan 58 que se produjeron en actividades logísticas de transporte y almacenamiento. El único sector donde disminuyeron las muertes totales fue la industria (-7,1%), con 51 fallecimientos, mientras la agricultura y la construcción registraron respectivamente 41 (+13,9%) y 49 muertes (+48,5%).
Construcción y agricultura se acercan a niveles de una muerte al mes por cada 100.000 trabajadores
Las cifras de incidencia por sectores o comunidades autónomas son las que muestran los datos más reveladores. Este índice se calcula para obtener el peso relativo mensual de los distintos sectores, actividades o provincias por cada 100.000 trabajadores. Es aquí donde el sector de la construcción emerge, junto con la agricultura, como el que registra las variaciones más alarmantes. En cuanto a los accidentes mortales, los datos de enero a julio muestran a este proverbial motor de la economía española se acerca -junto con la agricultura- a niveles de incidencia de una muerte al mes por cada 100.000 trabajadores: su índice de 0,87 fue un 38,2% superior al que presentó en el mismo periodo de 2016, y multiplicó por cinco la incidencia de los servicios (0,17 muertes por cada 100.000 trabajadores).
La incidencia de los accidentes con baja muestra datos igualmente alarmantes tanto para la agricultura como para la construcción, con índices muy por encima de la media de todos los sectores (que fue de 280 accidentes con baja mensuales por cada 100.000 trabajadores). La construcción fue el segundo sector en incidencia con un índice de 614, frente a 448 en la agricultura, y el aumento de estos índices en el 7,2% y el 9% respectivamente se sitúa muy por encima de los registrados en las demás actividades con la excepción de las administrativas y los servicios auxiliares (su incidencia subió un 8,2% pero sigue por debajo de la media con 205 accidentes con baja al mes por cada 100.000 trabajadores). La actividad con más incidencia de siniestralidad fue la industria extractiva, con un índice de 740, pero con una fuerte bajada del 20% en número absoluto de accidentes.
Por comunidades autónomas, aquellas con más incidencia mensual fueron las Baleares (409), Castilla La Mancha (339) y Andalucía (319), mientras que Madrid (228), Cantabria (257) y País Valenciano (258) fueron las que tuvieron menos nivel de incidencia mensual por cada 100.000 trabajadores.
Pese a que las muertes y la siniestralidad más grave siguen muy lejos de las cifras alcanzadas a principio de la década de los 2000 (las muertes anuales en el trabajo no bajaron de 1.000 hasta el año 2005, y pese a un repunte de la siniestralidad en los dos años anteriores a la Gran Recesión nunca volvieron a superar esa cifra), los sindicatos alertan de que los cambios normativos y el modelo de relaciones laborales profundizado tras la crisis pueden estar detrás de los actuales aumentos de accidentes, y no sólo la mayor actividad económica producto de la recuperación del PIB.
“Un claro ejemplo de la actual coyuntura que sufrimos es el sector de la construcción”, ha señalado Pedro J. Linares, secretario de Salud Laboral de CC OO. Según Linares, la aplicación de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales y la inversión pública y privada en medidas preventivas hicieron que en los años anteriores a la crisis el sector presentara bajadas importantes de siniestralidad. “Con la crisis se hundió el número de trabajadores empleado en el sector y las inversiones en prevención, y solo ha hecho falta que se inicie un repunte en la actividad para que la siniestralidad aumente de forma dramática”, ha explicado, y ha alertado de que este fenómeno “se puede hacer extensivo al resto de sectores”.
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Una duda, ¿cómo es que la cifra de accidentes es 340.006 y la de aquellos que no dan origen a baja es superior, 427.773? Es por si se me escapa algo o hay una errata.