Incendios
Industria papelera y “gasolina para el monte”: claves del fuego en Galicia
La expansión del eucalipto para su uso en la industria papelera, la falta de una política de prevención, la precarización de los dispositivos de lucha contra el fuego y la Ley de Montes son algunas de las claves para entender la situación que se vive hoy en Galicia.
Coordinador de Clima y Medio Ambiente en El Salto. @pablorcebo.bsky.social, pablo.rivas@elsaltodiario.com
Galicia se consume bajo el fuego. 146 incendios se han declarado desde el pasado viernes en la comunidad y cuatro personas han fallecido a causa de las llamas, mientras varios focos siguen activos en torno a la ciudad de Vigo y otras partes del territorio.
En los últimos tres días han ardido 4.000 hectáreas de monte, que se suman a las más de 100.000 quemadas en 11.600 incendios en todo el Estado en lo que va de año. La falta de una política de prevención global, la precarización y privatización de los dispositivos de prevención y lucha contra el fuego, el eucalipto y el papel de las madereras o la Ley de Montes, algunas claves para entender la situación que se vive hoy en Galicia.
ENCE Y EL PAÍS DEL EUCALIPTO
Existe un plan para que Galicia sea "un puro eucaliptal". Es lo que afirma Xosé Ramón Cendán, miembro de la ejecutiva del Sindicato Labrego Galego (SLG), quien plantea que detrás de ello existe "claramente una presunta corrupción Ence-Xunta".Este profundo conocedor del monte de la zona tiene muy claras las causas principales de fondo que han acabado en el desastre medioambiental, humano y económico que estos días —y en los últimos años— vive la región. Cendán plantea que “no existe una coordinación ni una ordenación del territorio y los pueblos están cercados por eucaliptos”, algo que aumenta el riesgo para la población en caso de incendio.
La falta de control y el fomento del cultivo de eucalipto para la industria papelera han hecho que el uso del suelo se haya modificado profundamente en apenas unas décadas, copando áreas de uso agrario con este tipo de árbol —"gasolina para el monte", como lo denomina Cendán—, de rápido crecimiento pero devastador para la prevención del fuego.

“Cuando no había normativas de suelo, la gente tenía el territorio ordenado, pero hoy los estudios y los técnicos trabajan para los negocios, y el mayor negocio es Ence”, explica el experto. La multinacional papelera es uno de los principales productores mundiales de pasta de papel procedente de cultivos forestales, básicamente eucalipto. La empresa ha saltado a la esfera mediática en numerosas ocasiones por desastres ambientales, sospechas de prevaricación, puertas giratorias e incluso relaciones matrimoniales entre representantes de la empresa y de la Xunta, hechos que volvieron a salir a la palestra el año pasado, cuando consiguió una prórroga de nada menos que de 60 años para continuar su actividad en su fábrica de Lourizán, en la ría de Pontevedra.
“Tendría que haber una ordenación del territorio clara y tener una silvicultura y una diversificación adecuadas, lo que sería una prevención totalmente racional. Sin embargo, se está haciendo todo lo contrario. Invertir ahí sería mucho más eficiente que invertir en grandes equipos”, apunta Cendán.
suelo agrario y 'ley de depredación de galicia'
El integrante del SLG expone, además, que Galicia se está quedando sin suelo agrario en la parte occidental de Coruña, Pontevedra y en el norte de Lugo. “Esto es una barbaridad de destrucción, un diseño del país que lo que hace es echar a la gente del entorno rural”, lo que produce una gestión del monte menos eficiente y mucho más propicia a la expansión de las llamas.
“La política real es que se trabaja para que la gente se vaya del campo y venga otro tipo de actores que invierte un dinero, pero no está en la zona ni le interesa que esté nada ordenado”. Es la política del Gobierno de Núñez Feijóo, con leyes como la de Fomento de Iniciativas Empresariales, apodada “Ley de Depredación de Galicia”, que fomenta la liberalización del suelo. Esta ley se vota este 17 de octubre en el Parlamento gallego a pesar de tener en contra a organizaciones ecologistas como Adega o Contraminacción y sindicatos como la CIG.
Por todo ello, Cendán aboga por “recuperar las tierras de uso y suministro agrario; reducir el número de eucaliptos, dejarlos acotados a unas masas en determinados sitios pero con espacio agrario, y diversificar el monte. Es como si plantas en toda España maíz... al final habrá unas plagas que no se podrán gestionar, y aquí ya hay más terreno de eucalipto que superficie agraria”. Para conseguirlo llama a la sociedad a “obligar al Gobierno a cambiar sus políticas, porque tiene demasiados intereses y no lo va a hacer”.
PLAN DE PREVENCIÓN Y PRECARIZACIÓN
Galicia no ha perdido a 436 efectivos para combatir incendios en las últimas dos semanas, sino cerca de mil: 436 contratados directamente por la Xunta y cerca de 500 de la empresa pública Seaga. Al finalizar la temporada de verano, el pasado 30 de septiembre, los 436 efectivos contratados por tres meses para la prevención de incendios eran cesados por la Xunta de Galicia.“Como la Xunta suele improvisar, no tuvo en cuenta que al ser contratados como trabajadores de tres meses obligatoriamente no se les podía prorrogar, cuando sabíamos que las condiciones climáticas seguían siendo adversas y se podía producir una oleada de incendios”, explica Sebastián Hernández, secretario de la Asociación Profesional do Servizo Público de Prevención e Defensa Contra Incendios Forestais da Xunta de Galicia (Apropiga).

Hernández denuncia que “hay una obvia precarización” en un dispositivo de prevención y lucha contra los incendios “fragmentado y privatizado”. Además de los trabajadores empleados directamente por la Xunta, hay otros 500 efectivos en 125 brigadas terrestres contratados por la empresa pública Seaga, que trabajan a través de una encomienda de gestión de la Xunta y que fueron cesados a lo largo de la primera semana de octubre.
“La Xunta improvisa, y sabiendo que se aproximaba una más que probable oleada de incendios, vuelve a recontratar, saltándose la propia ley, a los 436 trabajadores directos de la Xunta, que son principalmente vigilantes, emisoristas y conductores de autobomba, pero faltaban las brigadas de tierra, de Seaga, porque si no tienes quien apague los fuegos tirando manguera tienes un problema. Pero los llamaron tarde, algunos se incorporan hoy”, afirma.
Para el secretario de Apropiga, el problema es de “modelo global, de estructura” en la prevención de incendios en Galicia. Hernández denuncia que el plan de prevención de incendios que la Xunta aprueba anualmente “no se consensúa” con el sector asociativo ni con los profesionales, sino que se presenta en una mesa donde se hallan presentes los productores de madera, empresas y productores de montes y se entrega sin posibilidad de alegaciones. “No se produce una reflexión de lo que se hizo bien y lo que se hizo mal en años anteriores”, dice Hernández, que insiste en que “esta oleada de incendios no es sorpresiva”.
Los gobernantes “no abordan la raíz del problema, porque esto fue una improvisación y una chapuza”, afirma el portavoz de Apropiga. “El monte está quedando abandonado y cualquier política de prevención tiene que atender eso, y hace falta un modelo de prevención que sea eficaz y congruente, es necesario consensuar un modelo”, añade.
Ley de Montes
El 11 de octubre, con mayoría absoluta en el Senado, el PP votaba en contra de la tramitación de la Proposición de Ley presentada por Unidos Podemos-En Comú Podem-En Marea para modificar la Ley de Montes aprobada en 2015 y eliminar los supuestos que permiten la recalificación del suelo quemado.
Aunque esta ley prohíbe, en su artículo 50 —y al igual que la anterior legislación de 2006 a la que esta modificó—, “el cambio de uso forestal al menos durante 30 años” tras un incendio, sí incluye hasta cuatro supuestos que permiten a las comunidades autónomas el cambio de uso de los terrenos quemados, unos supuestos que abren la puerta a especular con los montes incendiados. Esta modificación fue aprobada en 2015, a pesar de las denuncias de los grupos ecologistas y los agentes forestales, con los votos a favor de PP, UPyD y UPN, la abstención del PSOE y los votos en contra del resto de partidos.
Cambio climático
La Agencia Estatal de Meteorología ya lo había avisado en septiembre. Tras un verano especialmente caluroso —otra vez—, con una temperatura media de 24,7 grados, 1,6 por encima de la media estival (registrada en el periodo 1981-2010), el otoño iba ser a su vez “más cálido de lo habitual, sobre todo octubre y diciembre”, según indicaba el 20 de septiembre la portavoz de la Aemet, Ana Casals.Si ya había certezas, la hipótesis de que el cambio climático está afectando a Galicia especialmente se cobra ahora 146 argumentos más en forma de incendios solo este fin de semana. El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio climático de la ONU dejó claro en sus últimos informes que el cambio de los registros iba a producir más incendios. Cada vez más grandes, más devastadores.

La Península Ibérica y el sur de Europa son, precisamente, las zonas más vulnerables, con Galicia en la zona cero. Muchos son los llamamientos que se han hecho para alertar de la situación desde hace años. Nadie puede decir que no había señales de lo que podía pasar, y está pasando. El informe Cambio climático, impactos y vulnerabilidad en Europa 2012 situaba ya hace cinco años al noroeste peninsular en una de las zonas del planeta más afectadas por el cambio climático, con ascensos de temperaturas medias que podían llegar a aumentos de 3,6 grados y un descenso muy acusado de las lluvias estivales. En concreto, un descenso pluviométrico superior al de la costa mediterránea española.
La consumación de esta hipótesis llegaba en forma de crónica negra este estío en Portugal. 64 personas murieron en apenas tres días debido a las llamas de un mes de junio que no dio tregua. Pero la cosa no acaba ahí: este domingo Portugal ha registrado el peor día de incendios en lo que va de año: 443 fuegos. Y al menos once muertos. Fallecidos a los que hay que sumar las cuatro personas que ya han muerto este fin de semana debido al fuego que arrasa Galicia.
Si la legalidad y la élite económica ya fomentan la propagación del eucalipto, la elevada capacidad de regeneración y colonización de este tipo de después de un incendio aumentan su expansión por el monte gallego, afectando a las especies autóctonas, más resistentes a las llamas. Una situación “de difícil retorno”, alertan desde Greenpeace.
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