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Girona
La papelera que no quieren los vecinos de Sarrià de Ter
Vecinos organizados en torno a la Plataforma Prou exigen el cese cautelar de la actividad de la fábrica de papel de Hinojosa ante los malos olores y ruidos de la planta. El Ayuntamiento de Sarrià de Ter pide a la Generalitat de Catalunya que asuma el conflicto y presione a la empresa para que solucione los problemas.
Hacía veinte años que la fábrica Torraspapel de Sarrià de Ter había dejado de hacer pasta de celulosa para producir papel. La traía de fuera y los malos olores, triste marca de la casa, desaparecieron. A finales de 2014, la planta cerró tras continuadas pérdidas, lo que provocaría que dos años más tarde este municipio del extrarradio de Girona acogiese al Grupo Hinojosa, que arrancó de nuevo la papelera con promesas de empleo y estimulantes cifras de inversión. Pero la decepción no tardó en llegar cuando con Hinojosa también volvió el hedor. A día de hoy, la Plataforma Prou exige el cese cautelar de la actividad hasta que se solucione el problema, asegurando que los olores y ruidos de la planta, especialmente invasivos en noches de calor, afectan a los vecinos. Es el tercer año que Sarrià no vive un verano normal.
Esther Portilla, miembro de l’Associació de Veïns de Pla de l’Horta, pone palabras a la crispación popular en su ferretería de la Plaça de la Vil·la Romana: “Cuando era pequeña el olor de la fábrica era como de col, venía de la pasta de celulosa, que luego dejaron de hacer. No era agradable pero con el olor de ahora es es como si te ahogaras, te cuesta respirar, tiene que ser tóxico. Y además, también hay otro tipo de olor, como a alcantarilla, a podrido, de la depuradora. Aquí al lado están haciendo un instituto, ¿qué van a respirar los niños?”. Ana María Benito, la madre de Esther, asegura que “hay una hora hacia mitad de la noche que la olor se te mete aquí” —se señala el entrecejo— “y quema”.
En la plaça de la Font de Sarrià de Baix, un vecino comenta que casi no lo nota: “Yo no cambiaría nada, antes era mucho peor”. Por contra, en la calle Mayor, otra vecina apunta que “en casa no puedes ventilar porque luego se te queda dentro el olor todo el día y el dolor de cabeza es horrible”. La percepción del olor parece que tiene una dimensión subjetiva, “y depende de donde vivas o cómo toque el viento, lo notas más o menos”, puntualiza Portilla. Pero paseando a las ocho de la tarde por la calle Josep Flores, junto a la fábrica, y la avenida de la carretera de França, la duda sobre la existencia de los olores se esfuma.
Entre las alegaciones, abiertas a los vecinos, se exige el cese de la fabricación de cartón ondulado
La principal razón de la vuelta del hedor es la fabricación de la pasta para hacer cartón ondulado. Pese a la ampliación de la planta, la falta de unas infraestructuras adecuadas tampoco es algo a ignorar. “Hinojosa compró una fábrica con una maquinaria de más de cuarenta años, que no está preparada, y van improvisando, poniendo parches”, señala Xavier Domínguez, portavoz de la Plataforma Prou. “Tienen una depuradora que es muy pequeña para su producción y además almacenan papel reciclado sucio al aire libre, que se pudre. Han levantado un muro de hormigón, pero el papel ahí está”, añade Esther Portilla. Y así es.
El Ayuntamiento ha pedido a l'Agència de Salut Pública de Catalunya que intervenga en el control sobre los posibles efectos que tiene la actividad fabril en la salud de los vecinos. Según explica el alcalde de Sarrià de Ter, Narcís Fajula (ERC), quien gobierna en minoría, “ya hemos encargado dos estudios: uno sobre partículas en suspensión (PM), que señala que no hay ninguna afectación especial, y otro estudio sobre contaminación atmosférica, que dice que no hay ningún elemento contaminante más allá de lo que es usual en zonas urbanas, ya que somos un municipio de cinco mil habitantes y cuatro kilómetros cuadrados bastante trinchado, pues tenemos la autopista, la autovía y el AVE. Pero eso no quiere decir que no haya gente con náuseas, que no duerme y desquiciada, por lo que hemos pedido a los vecinos que hagan instancias con partes médicos para llevarlas a la Generalitat de Catalunya”. El informe sobre partículas en suspensión puntualiza que “es necesario seguir estudiando las partículas en diferentes puntos de la ciudad”.
La empresa acaba de presentar un Plan de Gestión de Olores a quince meses, que debe ser aprobado por el consistorio. Paralelamente, el alcalde destaca que “la licencia de Hinojosa se ha prorrogado: no cerró Torraspapel y se otorgó una nueva licencia, sino que sigue con la misma. Ahora tenemos hasta el 26 de agosto para hacer alegaciones de la revisión anticipada de la autorización medioambiental, tal y como estipula la Unión Europea, y exigir que se incorporen los criterios medioambientales de las ordenanzas de olores y de sonido, criterios mucho más estrictos que los que se utilizaban hace treinta y cuarenta años”.
Entre las alegaciones, abiertas a los vecinos, se exige el cese de la fabricación de cartón ondulado, porque la actividad no está incluida en la autorización ambiental concedida por el Departament de Territori i Sostenibilitat de la Generalitat, y la imposición de las “sanciones correspondientes por el funcionamiento irregular” desde el año 2017.
Pese a que ha pasado a un segundo plano con las recientes mejoras acústicas de la planta, el sonido es otro de los elementos que desatan el descontento. Según Esther Portilla, “es como si tuvieses una caladora dentro de casa funcionando toda la noche. Y cuando hacen descompresión, que es frecuente porque las máquinas antes hacían papel y hacen ahora cartón, con lo cual se atascan, es horroroso. Aunque parece que lo han mitigado. O quizás nos hemos acostumbrado”.
Al amparo de la ordenanza de ruido, hasta la fecha se han impuesto varias sanciones a la empresa. Narcís Fajula explica que “Hinojosa tiene que llegar a 49,9 decibelios, que es lo que está permitido por estar junto a una zona habitada, mientras que hasta hace poco estaban a 59 decibelios, a un decibelio de una infracción muy grave, que podría llegar hasta los trescientos mil euros de sanción. Hicieron un Plan acústico y hace un par de meses bajaron a 52 decibelios. Este agosto haremos las mediciones para ver si cumplen la ordenanza”.
Una manifestación se dirigió desde el pabellón municipal hasta las puertas de la fábrica el pasado 23 de julio, bajo las consignas “Prou olor” y “Prou soroll”. La protesta era unitaria entre la Plataforma Prou, una decena de entidades y el Ayuntamiento, pero no faltaron las acusaciones de inmovilismo a la administración, recordando que fue con la alcaldía de Roger Torrent, actual presidente del Parlament de Catalunya, cuando se inició el problema al retomar la producción con predicciones de empleos para el municipio, “aunque los trabajadores de Torraspapel fueron reubicados en otras plantas y solo tres vecinos trabajan en la fábrica”, comenta Giménez.
Según el portavoz de la Plataforma Prou, “nos hemos cansado de estar al lado del Ayuntamiento, que podría sancionar a la empresa con la Ordenanza de Olores y no lo hace. Queremos que se decrete el cese cautelar de la actividad hasta que pongan fin a los episodios de malos olores y ruidos”. En 2018, una encuesta al 10% de los habitantes de Sarrià de Ter, impulsada por el consistorio, arrojaba que un 53,3% de los vecinos quería el cierre de la fábrica.
Una ordenanza de olores sin aplicar
En Sarrià del Ter el conflicto lo mantiene la presión vecinal. Así aseguran los vecinos y así lo reconoce el Ayuntamiento, que siempre va a remolque. En esta coyuntura, el consistorio ha impulsado dos ordenanzas: una de sonido y otra de olores, siguiendo el ejemplo de municipios como Banyoles. Esta última, sin embargo, pese a estar en vigor desde abril, está recurrida por la empresa y ni tan solo ha sido pasada por el Parlament.Según el alcalde, “el Ayuntamiento está desamparado, pues no hay ninguna normativa a la que nos podamos acoger, y el olor es algo muy complicado de medir. La Ordenanza de olores contempla sanciones pero es más informativa que otra cosa, porque me gustaría ver si judicialmente tendrá algún peso. En todo caso, exigimos que la Generalitat, que no se ha implicado en la redacción del texto, aunque parece ser que ella tiene principalmente la competencia sobre la actividad, que asuma su responsabilidad y presione a la fábrica para que elimine las molestias”. La ordenanza indica que la factoría debe bajar de los 62 niveles de olor en los que se encontraba en el último examen a tres niveles de olor.
A día de hoy, la contaminación ambiental por olores en el Estado español la aborda tangencialmente la Ley 16/2002 de Prevención y Control Integrados de la Contaminación y la Ley 27/2007 de responsabilidad ambiental, pero no existe una norma específica. En Catalunya únicamente hay un borrador del Anteproyecto de Ley contra la contaminación odorífera, con lo cual, la impunidad tiene margen.
La compañía Hinojosa, quien se ha negado a hacer declaraciones a este medio, asegura en un comunicado que ha invertido dos millones de euros en mejoras de la planta, ha cerrado una balsa auxiliar de la depuradora y ha elevado tres chimeneas de cinco metros con tal de reducir el impacto de los olores del proceso de producción. Pero las medidas del segundo mayor grupo del sector papelero, que ya tiene 11 plantas en todo el Estado y factura 400 millones de euros, se consideran insuficientes.
“Hace tres meses, la empresa nos presentó un Plan de Gestión de Olores según el cual estaban localizados los focos más problemáticos del grupo A de olores, que son las más pestilentes, y no lo aprobamos. Pedimos un plan que calendarice el trabajo sobre los tres grupos que hay de olores, no solo el primero, y reduzcan los niveles de olor a los que exige la ordenanza. Justo hace dos semanas presentaron un nuevo plan que ahora debemos examinar”, explica Fajula.
El próximo mes de septiembre, el Ayuntamiento y la Generalitat se reunirán para, en teoría, enfrentar en conjunto el problema que hace más de tres años no deja dormir a los vecinos, un encuentro al que asistirán todos los partidos del pleno municipal. Habrá que ver en unos meses si la relación de Sarrià de Ter con su fábrica de papel se encauza hacia la convivencia o se acaba de romper.
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Cuanta ignorancia.
La fábrica produce papel, no cartón. Emite olores, pero no es tóxica.
Hablas de un ayuntamiento vendido incapaz de controlar a su pueblo, que dispara a destajo sin dirección ni coherencia. Que quiere industrialización con las condiciones de zona urbana.... señores, el problema es de quien dejó construir tan cerca de una zona industrial.
Que yo sepa, nadie obligó a los vecinos a comprarse un pisito o una casita junto a la fábrica, que lleva ahí más de 70 años. Lo barato sale caro.
Hay una realidad. Los vecinos sufren las improvisaciones de los lobbys. Que hace una salida con una llama de fuego directo por gas metano dentro del recinto.. la actividad es nociva, y los directivos d la misma unos incompetentes. Y la administración está vendida a sus deseos.
Vivo en Sarrià de Ter. Es asqueroso, insultante, lamentable. En un país avanzado no se toleraría ni se permitiría el funcionamiento de esa fábrica, pero para que al ayuntamiento la palabra IBI le gusta más que la palabra salud, o respeto.
Pues el respeto no puede ser ni recíproco. Son mierda. Y muchos votantes, también.