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Fronteras internas
Criminalización racial: internado en un CIE y sospechoso de terrorismo al mismo tiempo
Mohamed J., un joven de origen marroquí de 20 años, fue acusado de participar en el atentado de Barcelona al mismo tiempo que permanecía retenido en un Centro de Internamiento de Extranjeros.
“Gracias a dios que estaba en el CIE”. Mohamed J., un joven de origen marroquí de 20 años, decía esta insólita afirmación a Laura Menna, activista de la comisión de visitas de Tanquem els CIEs, el grupo que está en contacto con los internos en este centro de Zona Franca, en Barcelona. “Un grupo de Mossos entraron en su casa buscándole por ser sospechoso de terrorismo; en la casa estaba su novia que les respondió que, si querían encontrar a Mohamed, le buscaran en el CIE”, relata Menna.
Mohamed entró en el Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE) el 10 de agosto, justo una semana antes de los atentados terroristas de Barcelona y Cambrils. El clima social fue muy tenso en Catalunya mientras los Mossos buscaban a los responsables de la masacre de Las Ramblas y del Paseo Marítimo de la localidad tarraconense. El día 22 de agosto, los Mossos mataron a tiros a Younes Abouyaaqoub, supuesto autor del atentado.
¿Cómo habrían tenido acceso a esta ficha si no hubiera habido participación policial?
“El día 24 de agosto un perfil de Facebook empieza a publicar fotos de Mohamed, fotos de su ficha policial, ¿cómo habrían tenido acceso a esta ficha si no hubiera habido participación policial?”, se cuestiona Menna. Por WhatsApp, por Facebook, de teléfono en teléfono rulaba la foto de Mohamed, que llevaba dos semanas encerrado en el CIE. El perfil de Facebook de un tal Tony González Blu aseguraba que Mohamed, el día anterior, había comprado armas –machetes– en una ferretería de Tarragona. Las fotos del joven marroquí acompañaban la publicación, pero Mohamed estaba en el CIE el día que, según ese perfil, habría comprado las armas.
“Poco después fueron a su casa agentes de los Mossos, parece bastante obvio que está conectada una cosa con la otra”, relaciona esta integrante de Tanquem els CIEs. “Es un ejemplo de criminalización racial, en aquel contexto la sociedad estaba muy alarmada después de los atentados, se buscaban culpables para zanjar el tema”, añade. Mohamed llegó a los nueve años a España de manera irregular y estuvo en varios centros de menores españoles hasta que llegó al de Tarragona, que fue donde más años estuvo.
Fue menor tutelado, ¿por qué de adulto tiene los mismos problemas que alguien que acaba de llegar, si tenía hecha su vida aquí?
Cuando cumplió 18 años, después de haber sido un menor tutelado durante casi diez años en el Estado español, salió del centro de menores en situación irregular. A principios de 2017, se decreta la orden de expulsión de Mohamed, que había pasado más tiempo de su vida en el Estado español que en su país de origen, Marruecos. “Fue menor tutelado, tenía un arraigo a España, tenía novia aquí. ¿Por qué, de repente, de adulto, tiene los mismos problemas que alguien que acaba de llegar, si tenía hecha su vida aquí?”, se queja Menna.
“Gracias a dios que estaba en el CIE”
Unos días antes de que los policías entraran en su casa, según relatan a El Salto desde Tanquem els CIEs, Younes Abouyaaqoub había sido abatido a tiros por los Mossos. “Mohamed nos pidió que se supiera esta historia, se había difundido su foto, temía por su imagen y honor, decía que le resultaba muy difícil el poder volver a Tarragona y a Marruecos con su familia después de que su entorno le hubiera relacionado con el terrorismo de manera gratuita”, explica Menna.
Por ello, Mohamed denuncia al perfil que comparte en Facebook las imágenes. También la actuación policial en su casa de Tarragona. El 2 de septiembre su abogado interpone la denuncia por los delitos de calumnias, descubrimiento y difusión de secretos, tentativa de allanamiento de morada y obstrucción a la justicia. En esta denuncia, el abogado advierte de que la actuación policial en su casa y la difusión previa de su imagen por redes sociales puede estar relacionada.
Deportación con procesos judiciales en marcha
La historia de Mohamed continúa, sigue encerrado en el CIE donde, según nos cuentan, mantiene buenas relaciones con los policías y lleva un comportamiento disciplinado. Pero, hay un giro inesperado el día 21 de septiembre. Esa noche se produce un intento de fuga de 30 internos de origen argelino. No consiguen escapar. “Los internos sufren fuertes palizas, Mohamed me llama, me dice que se oyen muchos gritos y que está todo lleno de sangre”, recuerda esta activista por el cierre de los CIEs.“Le fuimos a visitar al día siguiente, a él no le habían pegado, pero también le desnudaron, como al resto, y le humillaron; nos dijo que vio a mucha gente golpeada”, relata Menna, que añade: “Le dijimos que si los internos querían denunciar, podrían hacerlo, él preguntó y denunciaron; la denuncia se hizo gracias a él, ayudó en todo el proceso, él actuaba de traductor ante sus compañeros argelinos y, además, Mohamed se personó en la denuncia por lo que había visto”.
Los abogados presentan la denuncia de Mohamed y dos internos más el 26 de septiembre, por los delitos de lesiones y contra la integridad moral por parte del funcionariado público, con los agravantes de abuso de superioridad, prevalencia de ser funcionarios y motivaciones racistas. “Cuando los abogados presentan las denuncias, piden que se suspenda el proceso de expulsión, ya que se encuentra en pleno proceso judicial y puede ser llamado a declarar en cualquier momento”, asegura esta activista. No fue así, Mohamed fue deportado a Marruecos el 3 de octubre. Aquel día, en Catalunya, se celebraba una huelga general en protesta por la brutalidad policial y la represión durante la jornada del referéndum del 1-O.
No es la primera vez que, por denunciar, practican deportaciones para que la denuncia se quede en nada
“Ese fin de semana lo pasó muy mal, tenía mucha ansiedad, el viernes 30 de septiembre le dijeron que recogiera sus cosas porque salía en libertad, pero a última hora le dijeron que faltaba un trámite y que debía quedarse interno el fin de semana”, recuerda. El 3 de octubre lo deportaron. “No nos lo esperábamos, él se llevaba muy bien con los policías, hasta la denuncia, claro. Entonces, lo deportaron”, prosigue Menna, que asegura: “No es la primera vez que, por denunciar, practican deportaciones para que la denuncia se quede en nada”. “Él denunció en dos ocasiones, cuando se difundió su foto relacionándolo con un radical y cuando las palizas en el CIE, quiero rescatar su dignidad, denunció para ayudar a sus compañeros”, añade Menna.
Una vez que el juez ordena una deportación, depende de los cuerpos policiales el ejecutarla. “Los criterios son aleatorios y opacos, a veces llegan pateras y hay que hacer espacio en el CIE y hay deportaciones; otras veces, aparece un vuelo a Senegal y aprovechan para mandar a senegaleses internos en CIEs o hacen redadas, depende”, advierte Menna, quien explica que ha perdido el contacto con Mohamed y se muestra preocupada. “Hay un estigma muy grande con la gente que aparece marcada y vinculada con el terrorismo, pero Mohamed estaba interno en el CIE cuando se difundieron aquellas fotografías suyas”.